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Las gambas son uno de los mariscos más populares y apreciados en la gastronomía española. Su carne tierna, dulce y delicada, junto con su versatilidad en la cocina, las han convertido en un ingrediente esencial en muchos platos tradicionales de distintas regiones. La relación de España con las gambas es tan profunda que se ha convertido en un referente de la cocina mediterránea y atlántica, especialmente en zonas costeras.

Las gambas son un marisco fundamental en la gastronomía española, apreciadas tanto en recetas sencillas como en platos más complejos. Su versatilidad, sabor y facilidad para combinar con otros ingredientes hacen que siempre sean bien recibidas en la mesa. Ya sea en una sencilla tapa de gambas a la plancha o en una paella de marisco, este delicioso marisco nunca pasa desapercibido en la cocina española.

Sin embargo, el precio de las gambas en muchas ocasiones es elevado por lo que muchas personas optan por comprar las gambas congeladas, de un precio menor. En cualquier caso, ¿sabías cuál es el truco que tienen las abuelas gallegas para conseguir que las gambas congeladas queden como si fueran frescas?

Gambas congeladas.

Las abuelas gallegas y muchas otras personas que tienen experiencia en la cocina siempre tienen trucos para conseguir que las gambas congeladas queden con una textura y sabor muy similares a las frescas. Aunque no es posible replicar completamente el sabor y la textura de una gamba recién pescada, hay algunos métodos que permiten mejorar el resultado final y disfrutar de un plato delicioso.

El primer paso crucial es descongelar las gambas correctamente. La forma más adecuada es hacerlo de manera lenta en el frigorífico durante varias horas, preferentemente durante toda la noche. Esto ayuda a que el agua no se escape demasiado rápido de las fibras de la gamba, lo que puede hacer que se vuelvan más duras y menos jugosas.

En segundo lugar, el limón o el vinagre son ingredientes muy usados por las abuelas para darle un toque fresco a las gambas congeladas. Se puede hacer un pequeño marinado de gambas en agua con un toque de sal y limón (o vinagre), lo que les ayuda a recuperar algo de frescura y a mejorar su sabor. Solo debes dejarlas reposar en este líquido durante unos 10 a 15 minutos antes de cocinarlas.

Además, las gambas congeladas tienen una tendencia a volverse más duras si se cocinan demasiado. Un truco importante es cocinarlas solo el tiempo justo: cuando las gambas cambian de color y se vuelven opacas, ya están listas. En cuanto a la textura, las gambas congeladas pueden volverse algo más secas que las frescas si se cocinan en exceso, así que debes vigilarlas atentamente.

A menudo, las gambas congeladas pueden tener un sabor algo más suave o menos intenso que las frescas. Por ello, es importante añadir hierbas frescas, como el ajo picado, perejil, pimentón o incluso una pizca de sal gruesa para darles más sabor. Además, un toque de aceite de oliva de buena calidad puede realzar el sabor y aportar una textura más jugosa.

Un truco muy gallego es cocinarlas con un fumet de pescado o caldo de marisco (hecho previamente con las cáscaras y cabezas de otras gambas o mariscos) para darles un sabor más profundo y “marino”. Esto les ayuda a emular mejor el sabor de las gambas frescas y a darles una textura más jugosa. Puedes añadir un poco de este caldo cuando las saltees o cocines, especialmente si las preparas en arroces, sopas o guisos.

A veces se recurre a meter las gambas en agua caliente para acelerar el proceso de descongelación, pero esto puede hacer que pierdan sabor y textura. La clave está en que el agua caliente deshace las proteínas de las gambas, por lo que es preferible descongelarlas con calma para preservar mejor su calidad.

A veces se recurre a meter las gambas en agua caliente para acelerar el proceso de descongelación, pero esto puede hacer que pierdan sabor y textura. La clave está en que el agua caliente deshace las proteínas de las gambas, por lo que es preferible descongelarlas con calma para preservar mejor su calidad.

Para que las gambas congeladas queden como frescas, lo más importante es una correcta descongelación, evitar cocinarlas en exceso y potenciarlas con sazonadores frescos y caldos aromáticos. Con estos trucos, se pueden conseguir resultados realmente satisfactorios, casi como si se estuvieran usando gambas frescas.