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La gastronomía gallega tiene una variedad deliciosa de postres que reflejan sus tradiciones y el uso de ingredientes locales. Entre ellos se encuentra la bica, un bizcocho es típico que se caracteriza por su esponjosidad y su sabor a manteca. La más conocida es la Bica de Trives o de Laza, y se diferencia de otros bizcochos en su textura densa y sabor intenso.

Se trata de un postre es único dentro de la repostería gallega y se elabora con ingredientes básicos como harina, azúcar, huevos y manteca de vaca o mantequilla, de tal forma que resulta muy fácil de hacer porque únicamente requiere de ingredientes básicos.

Cabe destacar que la bica se consume especialmente durante las festividades de Carnaval y otras celebraciones familiares en Galicia. Se suele servir acompañada de café o licor café, siendo un postre ideal para los días fríos por su textura reconfortante. Además, debido a su miga compacta, la bica se conserva bien durante varios días, y muchas veces se disfruta incluso más cuando ha reposado, pues el sabor se intensifica.

¿Quieres hacer este bizcocho gallego en tu casa? Te contamos cuáles son los ingredientes principales que necesitas, si bien es cierto que puede haber variaciones en función de las distintas versiones de bica que existen. 

En general, la bica gallega puede llevar los siguientes ingredientes:

  • 500 g de azúcar
  • 400 g de harina de trigo
  • 250 g de manteca de vaca a temperatura ambiente (si no tienes, puedes sustituirla por mantequilla, aunque cambia un poco el sabor)
  • 200 ml de nata líquida
  • 5 huevos
  • 1 sobre de levadura en polvo (16 g)
  • Canela

En consecuencia, los pasos para elaborar una bica gallega exquisita son los siguientes, si bien es cierto que también puede haber modificaciones según el gusto:

  1. Precalienta el horno a 180°C y cubre un molde rectangular o cuadrado con papel de hornear.
  2. Bate la mantequilla con el azúcar hasta obtener una mezcla cremosa y suave. Este paso es importante para que la bica tenga una textura esponjosa.
  3. Añade los huevos uno a uno, batiendo bien después de cada adición hasta que estén completamente integrados en la mezcla de mantequilla y azúcar.
  4. Incorpora la nata líquida y mezcla suavemente hasta que se integre bien con los demás ingredientes.
  5. Tamiza la harina, la levadura y la canela y agrégalas a la mezcla. Remueve con movimientos envolventes hasta que la masa esté homogénea y sin grumos.
  6. Vierte la masa en el molde y nivélala con una espátula. Espolvorea una capa generosa de azúcar por encima para formar la costra típica de la bica.
  7. Hornea durante unos 40-50 minutos, o hasta que al insertar un palillo en el centro, este salga limpio.
  8. Deja enfriar en el molde unos minutos antes de desmoldar y dejar que termine de enfriarse sobre una rejilla.

A la hora de hacer bica gallega es importante tener en cuenta que si puedes conseguir manteca de vaca artesanal, el resultado será más auténtico. Y además, la bica suele estar más rica al día siguiente, ya que los sabores se asientan y su textura mejora.

En cualquier caso, cabe destacar que existen diferentes variedades de bica. Entre ellas, la bica de Trives,quizás la más conocida. Su secreto está en la manteca de vaca, que le aporta una textura densa pero esponjosa y un sabor característico. La capa superior suele quedar ligeramente caramelizada, formando una costra que contrasta con la suavidad del interior.

También la bica de Laza, una variedad es popular en la zona de Laza y suele ser más baja y esponjosa. En lugar de manteca de vaca, en ocasiones se utiliza nata, lo que le da un sabor más cremoso. También se caracteriza por la costra dorada de azúcar en la superficie.

Asimismo, también se elabora la bica mantecada, ora variante que se prepara con abundante manteca de cerdo, ideal para celebraciones y ocasiones especiales. Es común en algunas localidades de Ourense y suele ser algo más grasa y muy sabrosa.

La elaboración de la bica tradicional es simple, pero su calidad depende de la paciencia y el uso de ingredientes frescos y de buena calidad. Los huevos, azúcar y manteca se baten hasta conseguir una mezcla esponjosa y blanquecina, a la que se incorpora la harina tamizada.

Después de mezclar todo, se vierte en un molde y se espolvorea con azúcar por encima antes de hornear. Esto permite que, durante la cocción, se forme la costra dorada y crujiente que la hace tan especial.