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La Navidad está a la vuelta de la esquina, y con ella, el espíritu festivo se apodera de cada rincón, llenándolo de luz, alegría y el irresistible aroma a celebración. El momento perfecto para alzar la copa, brindar por lo vivido y por los sueños que aguardan en el horizonte. Y qué mejor manera de hacerlo que con un gran vino, de esos que despiertan los sentidos y cuentan sus propias historias. En Galicia, tierra de infinitos paisajes verdes y profundas tradiciones, el albariño se ha convertido en el rey indiscutible de las mesas, un tesoro líquido que representa el alma de esta región bañada por el Atlántico

Pero si hay un albariño que destaca por su singularidad y narrativa extraordinaria ese es Attis Mar, un vino moldeado por las tranquilas aguas de la ría de Arousa. Criado a unos doce metros de profundidad abrazado a las bateas de mejillones, allí donde las corrientes submarinas y la salinidad del mar hacen su propia magia, el vino comercializado por Attis Bodegas & Viñedos deleita el paladar e invita a quien lo prueba a descubrir la esencia más pura de Galicia. 

De carácter fino y profundamente complejo, este albariño deslumbra con una textura untuosa que envuelve el paladar, unas delicadas notas florales que seducen en boca y una salinidad única que evoca la brisa marina del océano Atlántico. Su cata es, sin lugar a dudas, una experiencia vibrante, una auténtica explosión de sabor que deja una huella imborrable en quien lo prueba.

¿Cuás es el origen de los vinos submarinos?

Restos de un naufragio en el Mediterráneo Patrimonio Subacuático

Estamos tan habituados a asociar el vino con las bodegas tradicionales que resulta sorprendente descubrir conceptos como el de los "vinos submarinos". Aunque puede parecer cosa del presente, esta fascinante técnica de crianza tiene unas raíces que se remontan varios siglos atrás, nacida de una casualidad que hoy por hoy es casi leyenda. Según se narra, alrededor del año 1840, tras el hallazgo de un naufragio, salieron a la luz varias botellas de vino que habían permanecido sumergidas en el fondo del mar. Para el asombro de todos, aquel vino no sólo había conservado sus características, sino que en algunos casos incluso habían potenciado sus propiedades, adquiriendo matices inesperados y únicos. 

En los tiempos más modernos, esta fascinante idea fue recuperada por pioneros como Raúl Pérez, considerado uno de los enólogos más visionarios del mundo. En 2003, este viticultor asentado en el Bierzo empezó a experimentar con el envejecimiento submarino de su albariño Sketch, sumergiendo sus botellas en las aguas de las rías gallegas durante más de 60 días. De este modo, el enólogo leonés puede aprovechar las condiciones únicas del entorno marino para la maduración del vino: una temperatura constante, ausencia de luz, alta presión, menor presencia de oxígeno y el movimiento suave y continuado de las mareas, factores que enriquecieron y transformaron el vino en un producto verdaderamente excepcional.

El ciclo de vida de Attis Mar

Jaula de botellas tras seis meses de maduración en el mar Attis Bodegas & Viñedos Ría de Arousa

"Auténtico, atlántico, autóctono… Attis Mar sumerge nuestro ATTIS Lías Finas en las profundidades de las Rías Baixas para potenciar al máximo su expresividad y matices atlánticos. Las frías aguas de este mar lo mecen durante seis meses haciendo emerger su alter ego", así definen en Attis Bodega & Viñedos el carácter único de su emblema submarino. Lo cierto es que este blanco seco no sólo es capaz de guardar la esencia del océano en su crianza, sino que detrás de cada copa se esconde un fascinante proceso que comienza en viñedos con más de medio siglo de vida. Cultivado en pérgola tradicional, sobre suelos de entisoles graníticos de carácter areno-arcillosos, los viñedos de Attis se extienden con orientación dominante al oeste y siempre con la mirada puesta en el infinito horizonte atlántico. 

Antes de culminar su ciclo bajo las aguas de la ría de Arousa, Attis Mar sigue una crianza de seis meses en tierra firme con batônnage (bastonaje), una técnica tradicional utilizada en la elaboración de vinos blancos que consiste en remover suavemente las lías del vino de manera periódica para mantenerlas en suspensión. En el caso de Attis Mar, este albariño de vocación marinera realiza una segunda fermentación bajo las aguas de la ría de Arousa, colocado a unos doce o quince metros de profundidad, en unas jaulas en las que permanecen hasta medio año en contacto con sus lías. 

El arte de añejar vino bajo el agua logra transformar profundamente sus características, dotándolo de aromas más intesos y maduros. El vino de esta bodega gallega se presenta con un brillante tono amarillo pajizo intenso, limpio y luminoso. En boca, hablamos de un vino fresco, con una acidez vibrante y una textura grasa que lo hace extraordinariamente amplio y persistente. Su marcado carácter salino y su elegancia lo convierten en una experiencia sensorial única. De hecho, gracias a su crianza submarina, este albariño desarrolla una evolución fresca y antioxidativa que refina sus matices y resalta su identidad atlántica, consolidándolo como un vino especial y exclusivo.