La sopa es uno de los platos más populares y queridos en España, y aunque su esencia es simple —una base líquida con ingredientes variados—, cada región tiene sus propias versiones y particularidades. Su versatilidad y capacidad para adaptarse a los productos locales han convertido a la sopa en un plato esencial en la gastronomía española, especialmente en las épocas frías.
El caldo gallego es una sopa espesa y nutritiva, muy popular en Galicia, que contiene verduras de temporada como grelos o nabizas, junto con patatas, alubias y algún embutido como el chorizo. Es especialmente famosa en invierno y forma parte del recetario tradicional gallego.
Sin embargo, en Galicia también se toma y se elabora la típica sopa con fideos, nutritiva y fácil de hacer, al igual que en el resto de España. Sin embargo, ¿cuál es el truco que tienen las abuelas gallegas para conseguir añadir la cantidad exacta de fideos?
Las abuelas gallegas preparan una sopa sencilla, contundente y muy nutritiva que es perfecta para el clima húmedo y frío de Galicia. Esta sopa suele incluir ingredientes básicos y accesibles, pero con mucho sabor y cariño, que es lo que realmente hace especial a este plato.
Las abuelas gallegas suelen tener un truco sencillo pero efectivo para agregar la cantidad justa de fideos a la sopa: usan la mano como medida. Con el tiempo y la práctica, han aprendido a calcular exactamente cuánto fideo necesitan simplemente tomando un pequeño puñado y añadiéndolo a la sopa.
La cantidad exacta puede variar dependiendo del tipo de fideo (fino, grueso, o incluso de arroz), y del tamaño de la olla, pero suelen hacer algo como esto: en primer lugar, cogen un pequeño puñado de fideos con la mano (que equivale aproximadamente a unos 20-30 gramos, o menos si la sopa es para pocas personas).
Luego, se añaden los fideos poco a poco mientras revuelven, y luego los dejan cocinar un par de minutos. Finalmente, se prueba la textura. Una vez los fideos están casi listos, prueban la sopa para asegurarse de que la consistencia es la deseada, y, si ven que falta, agregan un poco más.
Además, en muchas ocasiones, las abuelas, para que la sopa quede perfecta añaden trozos de pan a la sopa para hacerla más contundente y darle cuerpo, sobre todo en invierno.
En cualquier caso, cabe destacar que los fideos son solo uno de los ingredientes, así que se cuidan de no poner demasiados para no eclipsar los sabores de las verduras y el caldo, que consideran el corazón de la sopa.
La presentación también es especial. Muchas abuelas gallegas sirven la sopa en platos hondos de cerámica o barro, y dejan reposar un momento para que los sabores se asienten. La sopa, servida así y cocinada con tanto mimo, es más que un plato: es una tradición que lleva el sabor de los recuerdos y la experiencia de una vida en la cocina.