El verano se acabó y con él se fueron los pimientos de Padrón y el albariño en cunca… ¿o no? No todos los furanchos cierran en invierno, las rías de Pontevedra y Arousa cuentan con varios locales que reabren sus puertas después de la vendimia de octubre. Aunque tradicionalmente estos establecimientos solo abrían en verano, desde que se regularon muchos se han reconvertido en restaurantes y tienen dos temporadas.
Los furanchos, históricamente, son casas particulares en las que un colleteiro habilita un comedor para vender el excedente de vino de su propia cosecha. Este vino, normalmente servido en una cunca, se toma acompañado de tapas cocinadas por los propietarios de la casa. Fue en 2012 cuando la Xunta de Galicia empezó a regular estos establecimientos, y muchos decidieron reconvertirse en "restaurantes" para, con la misma filosofía y el mismo vino, poder abrir más meses al año.
Ahora nos encontramos con furanchos que abren también en invierno, con una carta muy parecida a la de verano, aunque añadiendo platos de cuchara como el cocido, el caldo o la fabada. No todas las zonas furancheiras tienen oferta todo el año, pero nos hemos paseado por la ría de Pontevedra para descubrir los que sí nos permiten disfrutar del vino en cunca en noviembre.
Taberna O Labrego
En la zona de Barro se puede disfrutar del ambiente furancheiro en este local, que únicamente cierra unas semanas en septiembre. Varían un poco la carta entre verano e invierno, pues en los meses más fríos sirven también cocido, pero un imprescindible de O Labrego es su pulpo con tetilla.
Furancho Lar de Morar
En Marcón, a escasos kilómetros de la ciudad de Pontevedra, se encuentra uno de los favoritos de la zona. Una espectacular casa de piedra y madera transporta a los viajeros a la Galicia más mágica, cada rincón de este establecimiento es único. La decoración tradicional acompaña a la deliciosa comida casera, incluidos unos riquísimos postres. No puede faltar su tortilla de patatas, medio cuajada (o medio sin cuajar) en el punto exacto.
Furancho da Souta
A las afueras de Marín está este furancho, que tiene unas excelentes vistas a la Ría. Además de los platos típicos, este restaurante prepara cocido los jueves, aunque su especialidad es, sin duda, la riquísima carne a la piedra.
Furancho O lar do Outeiro
En la zona de Meaño es donde más furanchos se concentran, debido a su riqueza vinícola. Uno de los favoritos de los gallegos (y de los viajeros) es este tan acogedor; desde su terraza se puede contemplar la ría de Arousa mientras se come bajo la vid. Su especialidad, las zamburiñas a la plancha. Totalmente imprescindibles.
Restaurante Casa Enrique
También en Meaño se sitúa este restaurante, que antiguamente era un furancho y conserva la carta y el "espíritu" de este tipo de establecimientos. Con un vino blanco inmejorable de la zona de Cambados, su terraza ofrece unas vistas únicas sobre las viñas. Su especialidad: el pulpo y la tortilla.