Los calçots son un producto muy popular en la gastronomía catalana; sin embargo, su fama no se ha expandido del todo al resto de comunidades. Para quien escuche por primera el término, los calçots son una variedad de cebolla tierna originaria de Valls (Tarragona). Son típicos de esta época del año y se comen acompañados de una salsa romesco. Además, es tradición degustarlos en compañía de amigos y familia en lo que se conoce como calçotadas.
¿Pero de dónde viene esta tradición? Para descubrir el origen del calçot, según dicen, hay que remontarse al siglo XIX. La leyenda cuenta que un agricultor de Valls apodado ‘Xat de Benaiges‘ quemó unas cebollas viejas al fuego y las probó, descubriendo un sabor dulce. Desde entonces, el alimento cobró popularidad en la zona y progresivamente, en toda Cataluña.
La temporada de estos vegetales comienza en noviembre y se extiende hasta el mes de abril. Su elaboración es muy sencilla: se cocinan a fuego vivo durante 10 minutos y luego se dejan reposar en papel de periódico durante media hora. Para acompañar a los calçots es típica la salsa romesco o Salvichada, que está hecha de ñora o pimiento choricero, tomates, ajo, almendras, perejil, pan y aceite de oliva.
Como decíamos, los calçots son muy famosos en Cataluña, pero por ejemplo en Galicia es más difícil encontrarlos; son escasos los restaurantes que preparen el plato. De hecho, en la provincia de Pontevedra se torna una misión casi imposible.
Casi una década de ‘calçotadas’ en Marín
Luisa y Cándido son el matrimonio que regenta el restaurante O Lar de Rosa, en la villa de Marín (Pontevedra). Su local se encuentra en la calle Busto de Arriba, con una fachada granate de amplios arcos fácilmente identificable y una pizarra colgada en el exterior que muestra las tapas destacadas. A priori, una carta con la gastronomía gallega por bandera.
O Lar de Rosa es de los pocos (por no decir prácticamente el único) restaurantes de la provincia de Pontevedra que prepara calçots. Los hacen, como explica Luisa, cuando están de temporada, entre los meses de febrero y marzo. El matrimonio vivió durante una época en Lleida y si bien este producto es más típico de Tarragona, decidieron traerlo de vuelta a Marín.
"Los calçots son muy conocidos aunque parezca que no", declara Luisa. En su restaurante ya llevan unos nueve años organizando calçotadas por esta época, que preparan los fines de semana logrando llenar el mesón. "Si nos reserva un grupo de varias personas la hacemos también entre semana", apunta.
Como no podía ser de otra manera, la experiencia incluye el babero para no mancharse comiendo esta especie de cebollas y la salsa romesco, que preparan de forma artesanal en O Lar de Rosa. El menú completo incluye también carrilleras con patatas, postre, café y chupito y suele rondar los 17 euros.
Este 2023, Luisa detalla que aún no han inaugurado la temporada de calçotadas porque están pendientes de conocer a qué precio están este año. Compran el producto directamente a Tarragona y lo preparan a la brasa, como si Marín fuese una localidad catalana más.
Casa Moncho, el lugar de los calçots en Vigo
Desde hace cuatro años, Moncho prepara en su asador Casa Moncho (ubicado en la calle Doutor Cadaval, en Vigo) los calçots con salsa romanesco. Todo empezó por unos amigos suyos, muy aficionados a esta hortaliza, que lo instaron a utilizar la barbacoa del restaurante para cocinarlos. El éxito entre la clientela fue tal que se han quedado como una tradición cada vez que llega la época.
A principios del mes de enero ya incorporó los calçots al menú, pero el responsable de Casa Moncho explica que lleva una semana esperando por una nueva remesa debido a las heladas, que estropearon la cosecha de su productor. "Me han dicho que a ver si los consiguen traer de Valencia. La semana pasada me llamaron dos matrimonios preguntando si los tenía", comenta. Habitualmente pide unos siete manojos y con cada uno de ellos, prepara dos raciones de calçots.
"Están muy buenos y cuando los hay, la gente viene a comerlos. Muchos repiten", declara Moncho. La ración la ofrece por 12 euros junto con la salsa típica y envueltos en papel de periódico. Es el único restaurante de Vigo que los prepara.