El callejero de la Boa Vila se reinventa al compás de su vibrante escena gastronómica. A las clásicas tabernas de toda la vida, guardianas del tiempo y la tradición entre fogones, se suman nuevos proyectos auspiciados por una indómita generación de chefs que no teme reescribir las reglas del juego. Un mestizaje de sabores que, sin duda, convierte a esta Pontevedra mutante en un paraíso para los amantes de la buena mesa. Este es el caso de Impar, un acogedor bar de tapas que, en poco más de un año, ha hecho sonar el radar culinario de la ciudad con una propuesta que invita a redescubrir en cada bocado la esencia más pura y sublime de la cocina ibérica.
La experiencia culinaria que propone Impar es todo un homenaje a la tierra. Un viaje sensorial que revela las raíces compartidas entre Portugal y otros rincones de la península, incluida Galicia. Su carta, cuidadosamente diseñana, desnuda toda esa dicotomía de sabores, aromas y texturas que tanto caracteriza a esta denominada gastronomía Atlántica. Al mando de los fogones de este local se encuentra el experimentado chef portugués Carlos Pedro Augusto, quien da sentido desde las entrañas de la Rúa Princesa a una cocina honesta, auténtica y profundamente respetuosa con el producto. "Mi mujer tiene la doble nacionalidad, es gallega y portuguesa, y aunque siempre ha vivido en Lisboa veníamos mucho de vacaciones a Pontevedra (...) Conocía la ciudad y pensé que era un buen lugar para criar a nuestra hija y, ¿por qué no? para abrir un restaurante", rememora el cocinero sobre un nuevo proyecto de vida que empezó a materializarse la pasada temporada estival.
Tras más de un año de andadura, y experimentar "una evolución natural del concepto original", ahora, en Impar, cada ingrediente brilla en su máxima expresión, convertidos en los protagonistas de todo tipo de tapas y raciones "que fusionan lo mejor de la gastronomía de dos países vecinos: España y Portugal". El clásico pulpo á feira o su versión portuguesa, el inconfundible bacalao a brás, los torreznos de Soria o unos irresistibles huevos rotos con foie y aceite de trufa, son sólo algunas de las recetas que definen esta experiencia culinaria bajo la batuta de Carlos Pedro Augusto.
Tradición y vanguardia se encuentran en la mesa
No es la primera vez que un gallego cruza la frontera con Portugal en busca de alguno de sus muchos tesoros gastronómicos. Por suerte para la Boa Vila, el casco histórico de la ciudad esconde entre sus callejuelas empedradas un pedacito de alma lusa encapsulado en las cocinas de Impar. Un espacio concebido ―metafóricamente hablando― como un teatro donde las recetas tienen el privilegio de ocupar el lugar central de la obra: brillando sobre un escenario que recrea lo mejor de la cocina fusión ibérica.
Los comensales más sibaritas encontrarán en el menú de Impar un sútil tributo a la alta cocina, sin renunciar al auténtico sabor de la tradición. Platos generosos que combinan el respeto por los clásicos con una buena dosis de innovación. Entre las opciones de pescados, el bacalao todavía se erige como el máximo protagonista de la carta, presente en elaboraciones como el bacalao con natas o la versión "A Minhota". "Al principio mi idea era traer a Pontevedra bastantes maneras de hacer el bacalao, pero al final he querido mantener tres o cuatro platos e ir variando el resto según la temporada", reconoce el chef sobre unas elaboraciones donde se permite la mayor licencia creativa fuera del esqueleto del local.
En lo referente a las carnes, la excelencia también se mantiene como norma a las recetas de Impar. Cada plato hilvana cuidadosamente las mejores materias primas y unos toques de autor para dar forma a unas elaboraciones que consiguen hacer la boca agua. Ejemplo de ello es el rabo de toro con puré de patatas trufado; la carrillera de cerdo ibérico con patata al horno o la clásica francesinha de Oporto, un guiño a la gastronomía portuguesa que no deja indiferente a quien la prueba. Y entre el apartado de tapas y ensaladas es donde el comensal encontrará la mayor variedad, con raciones clásicas de tortilla, pescaditos, ensaladilla de pulpo, pataniscas de bacalao o chocos fritos, entre otras.
Además, para acompañar a estos manjares, Impar ofrece una exquisita selección de vinos donde Portugal también se encuentra muy bien representada. Douro, Alentejo, Minho… las mejores regiones vinícolas lusas se dan la mano con los clásicos de Galicia y otras zonas de la península, creando maridajes que logran potenciar y elevar cada plato a su máxima expresión. "Tenemos un ambiente acogedor, con buen servicio, tapas con productos de calidad", apunta Carlos. "Todo está pensado para que la gente puedar venir y disfrutar de una buena comida o simplemente de estar conversando con un buen vino o cerveza".
En el horizonte de Impar
Una de las últimas novedades dentro del proyecto de Impar es el tardeo, que busca dar un giro a la escena gastronómica pontevedresa. El local acaba de empezar a abrir sus puertas desde la media tarde, ofreciendo un abanico de tablas de embutidos y tablas mixtas que se suman al resto de la carta habitual en este nuevo apéndice del proyeco. Una invitación a disfrutar de un ocio relajado y distendido donde la clásica costumbre española de tomarse un aperitivo antes cenar adquiere aquí un sentido especial, abriendo el apetito y elevando la experiencia de Impar más allá de las veladas nocturnas. Además, para Carlos Pedro Augusto, Impar no representa su destino final como chef, sino el punto de partida de un camino lleno de posibilidades. El cocinero deja entrever su ilusión de abrir nuevos restaurantes en un futuro no tan lejano, manteniendo siempre sus raíces y ese sello tan distinto en los fogones.