El cocido gallego es uno de los platos más representativos y tradicionales de la cocina de Galicia. Es un guiso contundente y reconfortante, típicamente preparado durante los meses fríos del invierno, aunque se consume todo el año en celebraciones y fiestas.
Como todos los cocidos, el cocido gallego se caracteriza por la combinación de carnes, embutidos, legumbres y verduras, cocidos a fuego lento para extraer todo su sabor.
Y sin duda, si quieres probar uno de los mejores cocidos gallegos, tienes que ir hasta La Molinera, un restaurante en la localidad de Lalín, en Pontevedra: tiene un precio cerrado de 38 euros e incluye sopa, cocido completo, postre y vino de la casa.
El cocido gallego incluye: Lacón (paleta de cerdo curada), que es una de las piezas fundamentales del cocido gallego. También chorizo, que suele ser un chorizo gallego, con sabor suave y ligeramente ahumado.
Igualmente, morcilla (un embutido típico en muchos cocidos españoles), así como oreja, rabo y cacheira (cabeza de cerdo), que son las partes del cerdo aportan mucha sustancia y son esenciales para darle profundidad de sabor al cocido.
Costilla de cerdo salada: Se desala antes de cocinarla para darle su punto justo de sabor.
Luego, los grelos. Los brotes tiernos de los nabos son el ingrediente vegetal más característico del cocido gallego. Tienen un sabor ligeramente amargo y terroso, que contrasta con la riqueza de las carnes. En algunas zonas se utiliza repollo en lugar de grelos, o se combinan ambos.
También incluye las patatas gallegas, de gran calidad, se cuecen junto a las carnes y verduras, y las zanahorias que, aunque no son tan tradicionales, en algunas recetas se añaden zanahorias.
Finalmente, las legumbres. En este caso, los garbanzos, que se cuecen junto con las carnes, aportando textura y sabor al guiso, como en todo buen cocido en sus distintas variedades.
Para elaborar las distintas carnes (lacón, costilla, oreja, rabo, chorizo, morcilla) se ponen a cocer juntas en una olla grande con agua. Si alguna de las piezas está curada o salada, como el lacón o la costilla, se desalan previamente poniéndolas en agua durante 24 horas. La cocción es lenta y prolongada para que las carnes queden tiernas y suelten su sabor en el caldo.
Los garbanzos se cuecen en la misma olla que las carnes. Si se usan garbanzos secos, se remojan la noche anterior. Se cocinan hasta que estén tiernos y absorban el sabor de las carnes.
En otra olla, se cuecen las verduras, como los grelos o el repollo, las patatas y las zanahorias. Esta cocción se puede hacer al final, aprovechando el caldo de las carnes, lo que añade más sabor a las verduras.
El cocido gallego se sirve en platos separados o en una fuente grande: Por un lado, las carnes y embutidos se cortan y se disponen por un lado. Por otro lado, las verduras y patatas se presentan aparte.
Los garbanzos también se sirven en un plato separado. Y todo ello se acompaña con el caldo resultante de la cocción, que en algunos casos se sirve primero como sopa con fideos o arroz, para abrir el apetito.
En Lalín, un municipio de la provincia de Pontevedra, el cocido gallego es especialmente famoso y se celebra una gran fiesta gastronómica en su honor: la Festa do Cocido, declarada de Interés Turístico Nacional.
Y como se ha mencionado anteriormente, en esta localidad se encuentra alguno de los mejores restaurantes en los que disfrutar de este manjar, como es La Molinera, famoso por este plato estrella.
En Galicia, el cerdo ha sido históricamente un animal fundamental en la alimentación rural, y el cocido gallego es una forma de aprovechar todas sus partes. En las aldeas gallegas, la matanza del cerdo era un evento anual, y las distintas partes del cerdo se conservaban para ir utilizándolas durante todo el año en platos como el cocido. De ahí que el cocido sea un reflejo de la tradición de no desperdiciar ninguna parte del animal.
El cocido gallego no es solo un plato, sino un reflejo de la cultura gastronómica gallega. Es un plato de convivencia, que tradicionalmente se sirve en reuniones familiares o celebraciones especiales. En la Galicia rural, era común preparar cocido para grandes eventos o para recibir a invitados.
Además, el cocido es un plato que simboliza el concepto de aprovechamiento y sostenibilidad, utilizando productos locales, carne de cerdo en su totalidad, y verduras de temporada.