Un verano fue más que suficiente para que el proyecto de A Xoaniña se consolidase como uno de los templos de referencia coctelera en Sanxenxo. Pero no uno cualquiera, sino una furgoneta-bar capaz de llevar la fiesta y los combinados a las personas sin importar el lugar. Las ruedas de esta drink truck se clavaron la temporada pasada en uno de los extremos de la costa de la Lanzada, en el espacio al aire libre que ocupa el Merendero Playa La Cueva. Y un año después, aparcada en el mismo lugar, el negocio vuelve a posicionarse como uno de los principales reclamos para este verano.
A Xoaniña es uno de esos proyectos que nació casi por casualidad. Aunque la idea de montar algo que girase en torno al mundo de los combinados se encontraba en la mente del propietario del Merendero, fue Diego Fernández quien aterrizó el bosquejo y le dio forma hasta modelar lo que es hoy en día la furgoneta. A fin de cuentas, A Xoaniña sirvió a este sanxenxino para darle una vuelta de tuerca a una de sus principales vías laborales después de que el coronavirus instaurase una nueva normalidad que puso en jaque al ocio nocturno. Por ahora los tres locales que conviven en el Merendero están trabajando los fines de semana, pero a partir del 23 de junio el espacio abrirá ya todos los días.
Los orígenes y su puesta en marcha
Barman-coctelero de formación, en un primer momento el cometido de Diego Fernández hubiera sido simplemente el de preparar a uno de los trabajadores del espacio, pero tal y como relata: "se juntó con que era año de pandemia y el ocio nocturno estaba un poquito complicado, así que en vez de dar la formación le propuse a Pablo quedarme yo allí". La oferta salió adelante y la caravana estaba lista y esperando ser ocupada, Diego sólo tuvo que adaptarla a su mise en place para poder empezar a funcionar con soltura, e incluso confiesa que "ahora mismo sería capaz de hacer un cóctel con los ojos cerrados" entre esas cuatro paredes.
"Con la Xoaniña lo que hemos tratado es de acercar un poquito más lo que es la coctelería a nivel amplio, escapar un poco de lo clásico, lo que te puedes encontrar en cualquier parte", comenta. El nombre del negocio también ha sido un añadido más en la creación de la marca, un elemento diferenciador sobre el que sobrevuela una historia anecdótica y un guiño a los antiguos propietarios de la caravana. "Pertenecía a una familia que tenía en la entrada una especie de felpudo de mariquitas, ― xoaniñas en gallego― por eso se le llamó así, porque es lo que se conserva del antiguo propietario. De hecho el felpudo original todavía lo tengo allí dentro", rememora Diego.
Cada cóctel, una historia y una experiencia
En este espacio de convivencia que es el Merendero, la coctelería apunta bien alto, pero con precios al alcance de cualquier bolsillo. ¿La esencia de A Xoaniña? Buenos cócteles y una experiencia a medida; y todo ello con el mar de fondo y de vez en cuando, música en directo, como los ingredientes perfectos para esta auténtica fórmula triunfadora. "La coctelería es muy amplia, y sobre todo se trata de pasarlo bien y de hacérselo pasar bien al cliente", confiesa Diego. El cabecilla de A Xoaniña sustenta el éxito del negocio en esos dos pilares, además de en el importante papel que han jugado, y que siguen jugando, las redes sociales (@axoaninha en instagram). "Puedo decir que no hemos invertido ni un euro en publicidad. Apostamos por la idea de que la mejor publicidad es la que recomienda el cliente", asegura.
Así, con el precepto implícito de que es tan importante el producto como el ambiente que lo envuelve, desde este rincón de la Lanzada han querido apostar por que la barra no sea una simple barrera física que separa el coctelero de sus clientes, sino que pueda funcionar como una ventana abierta para dar conocer la historia detrás de cada elaboración. "Esto es un show. El cóctel tiene que estar rico, eso es una base de la que tienes que partir, pero además hay que ofrecerle al cliente algo más, porque cócteles hay en todas partes", explica el barman.
Sobre los cócteles, el propietario de esta drink truck nos explica que sus clientes se van a poder "encontrar una gran variedad", desde "los clásicos de cualquier chiringuito de playa" a otros combinados de coctelerías consolidadas e incluso elaboraciones más complejas que sólo podrán disfrutar si visitan A Xoaniña. Entre los mojitos, daiquiris y caipirinhas, ―"que son sota, caballo y rey"― conviven otras bebidas de sabor y forma más arriesgadas, como los Mai Thai, Long Island, Japan Iced o el Martini Pornstar. Aunque al final, toda la carta es susceptible de variar y sufrir cambios. "Si me das unas pistas de lo que te gusta, si me dices como tú eres, yo puedo hacer que esta experiencia sea mucho más agradable", añade.
Por eso en ocasiones la pizarra de A Xoaniña actúa como una simple guía orientativa. "Muchas veces hago cócteles que no salen en carta, tratando de adaptarlos al cliente", aclara Diego. De hecho, la baza de los cócteles de autor fuera de lista resultó ser todo un éxito el anterior estío. "A partir de que abramos todos los días sí que tengo una libretita donde voy anotando cositas y ya tengo cócteles en mente para volver a hacer lo mismo que el verano pasado del cóctel de la semana", comenta.
En su primer año, el cóctel Virxe do Carme "triunfó absoluta y radicalmente, sobre todo porque era muy bonita la historia que había detrás", asegura Diego. La elaboración nació justo en la semana de la fiesta y "fue algo en agradecimiento a pescadores y mariscadoras", recuerda. A Xoaniña ha conseguido traspasar también las barreras generacionales, y aunque la furgoneta es el principal reclamo para los jóvenes, el público crece un verano más en número y en edad, demostrando que cualquier momento es bueno para atreverse a descubrir nuevos sabores y tendencias en coctelería.
Con las miras puestas en seguir creciendo
Tanto el espacio que ocupa el Merendero Playa La Cueva, como la propia Xoaniña, tienen por delante un largo camino por recorrer para seguir creciendo de la mano o de forma individual. Este año, otra de las novedades del Merendero apunta a los desayunos, brunch y meriendas bajo el sello de A Ruliña, también ubicado en el espacio y abierto en horario de 9:00 a 21:00 horas.
En el caso concreto de la drink truck, Diego Fernández nos confiesa que su intención es seguir desarrollando el proyecto. El resto del año la caravana-bar ya recorre todo tipo de eventos, concretos y seleccionados, a lo largo y ancho de Galicia. Y en el horizonte de este barman sanxenxino también se encuentra otro negocio ―todavía rodeado por un halo de misterio― que quizás acabe funcionando bajo la marca de A Xoaniña.
Pero sin ir demasiado lejos, algo que sí podría acabar incorporando A Xoaniña es algún picoteo orientado hacia esas horas de la tarde-noche, para acompañar a los cócteles que ya triunfan en esta esquina de la Lanzada. "Me gustaría enfocarlo hacia un estilo de vida sano y saludable. Quería introducir lo que eran fruit bowls, tarrinas de yogur con muesli… Todo pensado para esa hora de merienda-cena, nada que aumentase mi jornada laboral mucho más allá, porque sino es imposible compaginarlo con las oposiciones y el arbitraje", aclara el propietario.
Con apenas dos veranos de vida, la caravana de A Xoaniña ha conseguido posicionarse como un referente y atraer a una fiel clientela que cada día busca probar las combinaciones imposibles que su coctelero prepara a la medida y gusto de cada uno. Después de unos cuantos años trabajando en el mundillo, Diego Fernández confiesa que la mayor experiencia para haber hecho posible el proyecto de A Xoaniña se la ha dado la gente del gremio, pues como a él le gusta decir: "mis mejores maestros siempre han sido mis compañeros de trabajo".