Todo empezó en 2009, cuando todavía no había Whatsapp ni Instagram. Carmen Albo era profesora de marketing para consultoras de comunicación y también impartía clases en algún máster. Además de comunicar, tenía otra gran pasión: cocinar ("y comer"). Confiesa que fue hacia el final de ese año, cuando llevaba ya un tiempo escribiendo para el blog de un amigo suyo, que éste la animó a abrir su propio portal.
"Surgió como un hobbie, yo solo quería contar historietas y escribir mis recetas, y aproveché que mi hija se fue a estudiar fuera y tenía más tiempo libre para lanzarme con mi propio blog". Así nació Guisándome la vida, una web de cocina y cuentos, una suerte de Como agua para chocolate moderno y sin lágrimas mágicas.
Carmen unió entonces sus dos mayores aficiones, "escribir y comer-cocinar, aunque no soy profesional ni de lo uno ni de lo otro", pero pronto llegaron las buenas críticas. "Enseguida empecé a recibir buenos comentarios, la idea tuvo éxito desde el principio porque era diferente a los demás blogs de cocina y también a los que solo contaban historias".
Desde que empezó ha profesionalizado y monetizado su blog, ha publicado dos libros y ha impartido cientos de talleres en su local de la calle Marqués de Valladares, donde sus alumnos disfrutan de la cocina regada con buen vino "y todas las risas que puedo". Hoy, doce años después de comenzar Guisándome la vida Carmen ha conseguido vivir de su cocina y sus historias.
Facilón y lucido
"Mi lema en la vida y en la cocina es el mismo: mínimo esfuerzo, máximo resultado", dice Carmen. En esa filosofía basa sus recetas, que siempre son "facilonas y lucidas. La gente no quiere platos rebuscados, busca cositas con las que quedar bien con la familia y los amigos y que no tengan mucha complicación".
Con esa misma naturalidad habla de su página web, en la que muestra los platos según acaba de cocinarlos. "Tengo una mala costumbre y es que me gusta comer caliente", ríe. "Ahora hay blogs muy cuquis que tienen fotos preciosas, con su atrezo bien colocado y unos brillos que parecen deliciosos. Yo no doy baños de laca o de azúcar a mis platos para que parezcan golosos: hago fotos cuando los coloco en el plato, y normalmente bastante rápido para comérmelo enseguida".
La bloguera habla de "magníficos pollos dorados en jardines enormes y floridos" que acaban con un barniz de laca que les da brillo, "pero son platos que acaban en la basura: lo que yo cocino nos lo comemos". A pesar de todo, confiesa que sí busca el plato perfecto y la decoración más adecuada para cada receta, aunque no se esfuerza en hacer fotos profesionales "porque ya hay otros que se dedican a eso: yo hago recetas fáciles y lucidas, y mis fotos son iguales".
Cursos "a medida"
Con esta misma filosofía crea sus cursos de cocina, en los que enseña recetas sencillas "para quedar bien" con amigos o familia. "En Navidad, por ejemplo, teníamos muchísima demanda, porque todo el mundo quiere llevar a casa de sus padres o de sus suegros un plato estupendo, aunque no sepa cocinar".
Habla, por supuesto, de la Navidad de 2019-2020, "la última normal". En aquel momento, dice, llegó a encadenar quince cursos seguidos de comida navideña, desde el 30 de octubre hasta el 18 de diciembre. "Incluso la víspera de Nochebuena me llamó una de las chicas que había asistido al curso para pedirme que le explicase al carnicero cómo cortar el lomo de cerdo para hacer una receta mía en concreto", cuenta.
Aquel mismo año habían llenado la agenda hasta el verano, llegando a planificar incluso cursos en inglés para los cruceristas. "Desde que llegó la pandemia el volumen ha bajado muchísimo, aunque ahora hemos retomado los cursos y la gente está encantada con el nuevo formato". Para adaptarse, Carmen organiza talleres para grupos burbuja en los que ella mantiene las medidas de seguridad al máximo "pero ellos pueden estar más relajados, son grupos reducidos de amigos que hacen planes juntos todos los fines de semana o incluso familias convivientes".
Así ha logrado también que los clientes sean quienes lo decidan todo: el día que se hace el taller, la temática del mismo e incluso la hora a la que se hará. "Una vez aquí ellos observan cómo yo cocino, si alguno se quiere poner un mandil y ayudar estoy encantada, pero lo normal es que beban buen vino y coman hasta que no puedan más", dice. Su intención es siempre que los clientes pasen un buen rato, por eso hace talleres "divertidos y didácticos, con guiños y chistes y mucha interacción: quiero que se lo pasen fenomenal pero también que aprendan".
Cómo vivir de un hobbie
Hasta llegar aquí, Carmen Albo ha tenido que trabajar mucho y ha conseguido hacerse un nombre entre los blogueros de cocina más conocidos de la ciudad, pero reconoce que le costó muy poco monetizar su contenido. "Recuerdo con mucho cariño mi primera colaboración con una marca porque me hizo muchísima ilusión: fue en 2010, con Campofrío, cuando me contactó una agencia de comunicación de Madrid y me pidió que cocinase con sus productos".
Poco a poco ha ido abriéndose camino en el mundo de los influencers de cocina y hoy colabora con grandes marcas gallegas como Coren Grill, Gadis, Pereira o Frutas Nieves, entre otras. "No dejé mi trabajo en marketing de golpe, sino que él me fue dejando a mí", dice, pues tras la crisis de comunicación de 2011 fue metiéndose más en la cocina y dejando de lado sus clases en consultoras. "Monté mi taller fijo en 2015, hasta entonces seguí compatibilizando trabajo con cocina, y pude vivir de mi local hasta el inicio de la pandemia".
El coronavirus ha supuesto para ella un problema económico muy grande, "porque no he logrado reponer todos los talleres que tuve que cancelar", pero ha sabido reinventarse y seguir viviendo de la cocina gracias a las colaboraciones. "Preparo recetas con productos de empresas gallegas y así sigo aquí, es un formato que también me gusta mucho y estoy haciendo muchas recetas con alimentos de gran calidad".
También ha tenido que cancelar los showcooking que organizaba para empresas, aunque probó durante un tiempo el formato virtual, "hasta que no se permitan aforos como los de antes no es rentable hacerlos". Sí ha seguido grabando videorecetas, tanto para marcas como para su propio blog, porque es un formato que sí ha gustado. "Cuando todo esto acabe volveremos a hacer cositas presenciales. Sé que el verano va a ser más movidito de lo que esperábamos pero confío en que para Navidad haya vuelto la vida normal de verdad, no esta nueva normalidad".
Ahora su plan es seguir haciendo talleres para grupos burbuja, "al menos hasta que todos estemos vacunados", y compatibilizarlo con sus colaboraciones con empresas gallegas. "También querría escribir un libro de recetas e historietas, recopilar lo mejor del blog y escribirlo y maquetarlo bonito, ese es mi próximo sueño a cumplir".