Pénjamo SunBar es un local con más de 18 años de historia en la playa de Patos, en Nigrán. La idea surgió en el año 2002, cuando dos amigos, José Curiel y Javi Brea paseaban por la playa y observaron la terraza de lo que actualmente es el Maui algo abandonada.
Rápidamente se embarcaron en el proyecto, que, por aquel entonces aún no tenía el nombre de Pénjamo. Hicieron unos arreglos rápidos, pusieron suelos de tarima y abrieron. Allí estuvieron durante dos años, en los que vieron que el negocio funcionaba muy bien, y decidieron cambiar de local.
Así pues, en el 2004 decidieron comprar el antiguo bar Pénjamo, que llevaba años cerrado y abandonado, y decidieron mantener el nombre para darle profundidad. "El nombre nos gustó, tiene historia, hay un barrio a continuación que son las casitas de los pescadores, que se llamaba Pénjamo", explica José.
El cambio de local supuso una inversión importante, de tantos años estando cerrado las instalaciones se encontraban seriamente deterioradas. Su actual propietario comenta que poco a poco tuvieron que cambiar cerraduras, cisternas, neveras… Todo esto sin tener claro el negocio que iba a generar el local.
Una vez puesto a punto, abrió el nuevo Pénjamo, como un bar de copas y terraceo que abría de 19:00 horas a 03:00-04:00 de la mañana, con música en directo y djs.
Obligados a cambiar el modelo de negocio
Sobre el año 2009, con la aprobación de la Ley de Tráfico, José Curiel señala que se vieron obligados a cambiar el concepto y el modelo de negocio del local. "Los controles de alcoholemia y la Ley Antitabaco nos forzaron a adaptarnos", explica el propietario del local.
Es entonces cuando surgió la idea de arreglar la cocina y comenzar a servir cenas, inicialmente pizzas y entrantes. "Detectábamos que sobre las 21:00 horas se nos vaciaba el local y volvía a llenarse a las 00:00, con esto queríamos mantener la clientela y adelantar un poquito las horas de ocio", justifica Curiel.
La novedosa apuesta por la comida fusión
En el año 2012, José Curiel le compró a Javi Brea su parte del local y, desde entonces lo lleva en solitario. En ese momento, José decidió que había que darle otro giro al concepto del local. Como Pénjamo no era un local especializado en comida, decidió contactar con cocinas cisterna que irían cambiando aproximadamente cada tres años. "He detectado que esa facilidad le gusta a la gente", explica.
Siguiendo este modelo de negocio, Pénjamo inició una colaboración con el restaurante mexicano Chac Mool, que "tuvo un boom terrible en el funcionamiento del local, estábamos constantemente llenos, fue un éxito rotundo durante cuatro años", cuenta el propietario.
Durante los tres años siguientes trabajaron con La Pintxoteca, restaurante especializado en tapas y pinchos. Con el objetivo de generar situaciones propias, durante este tiempo fueron ellos mismos los que manejaron la cocina aprovechando lo aprendido de los dos locales con los que habían colaborado.
Disfrutar de La Pepita a pie de playa ya es posible en Pénjamo
Desde hace aproximadamente un mes y medio, Pénjamo se ha embarcado en una nueva colaboración, esta vez con el famoso restaurante La Pepita. "Entendemos que es una comida que se adapta perfectamente al local, buscamos que no sea un restaurante al uso, si no que nos permita dar comida pero a la vez dar continuidad a situaciones de terraza", destaca José.
Aunque esta noticia tuvo una gran acogida, hay clientes a los que les está costando aceptar el cambio. Curiel afirma que "estamos notando una afluencia de clientes distintos, es algo positivo para el local porque nos conoce más gente. Además, creo que, en general, los clientes están contentos y la situación es beneficiosa para el local".
Y es que, cada vez que se produce una nueva colaboración con un restaurante, se cambia radicalmente la carta, sin mantener ningún plato anterior. "Con la Pepita trabajamos su carta, lo que nos da el beneficio de olvidarnos de situaciones de cocina de proveedores, es mucho más sencillo trabajar con este tipo de cocinas", explica el propietario sobre la dinámica.
Es decir, actualmente en Pénjamo se puede encontrar la misma oferta culinaria que en un restaurante de La Pepita, con todas las adaptaciones alimenticias incluidas: platos para veganos, vegetarianos, celíacos… "Estamos preparados para ese tipo de situaciones, hoy en día creo que es fundamental", comenta José.
Y en invierno… ¿Qué ocurre?
Durante los meses de invierno, Pénjamo abre en horario de fin de semana: los viernes, sábados y domingos. Así llevan haciéndolo durante años y aseguran que funciona porque la población de Nigrán es bastante grande y, además, son muchas las personas que van a hacer surf en invierno.
José Curiel se lamenta de que "por la semana es más complicado abrir, no estamos cerca de un casco urbano que pueda tener movimiento, si no que estamos apartados en la playa y entendemos que al final la situación generaría más gastos que beneficios".
La idea del local para el invierno es trabajar mucho a domicilio, y el fin de semana porque aunque el tiempo no acompañe, "es un sitio con un ventanal espectacular para ver cómo surfea y con las estufas se está muy a gusto", dice el propietario.
Pénjamo a domicilio
El último proyecto que baraja José es comenzar a repartir a domicilio a través de la aplicación de Glovo. "Con La Pepita consideramos que tenemos el producto perfecto para ello", asegura.
Con esto, Pénjamo persigue dar un salto de calidad y mejorar sus ingresos durante los meses más fríos del año, consiguiendo expandir el éxito que alcanzan durante la temporada estival.
Y es que, la terraza de Patos no pasa desapercibida para nadie. Curiel comenta orgulloso que les acaban de conceder la guía Repsol "Solete", un premio a una larga trayectoria por el que están muy contentos.