Unas cañas, una conversación y una proposición: "¿Y si montamos algo juntos?". Muchas quedan en nada, otras se convierten en proyectos ilusionantes. Así fueron los primeros pasos el El Templo, el nuevo local que ha abierto hace poco más de dos meses en el Casco Vello de Vigo; los protagonistas, Natalia Rey, Sara González, Andrés Otero y Vanesa Fariña. Los tres primeros se conocían de estudiar juntos Dirección hotelera en Santiago de Compostela y son Natalia y Sara las que llevan ahora la voz cantante dentro del proyecto.
"Queríamos traer a Vigo un concepto de bar con música en directo, con monólogos, que fuese un centro de reunión en el Casco Vello. En Santiago se llevan mucho este tipo de cosas y sentimos que aquí había una carencia", explica Natalia a Treintayseis.
El local elegido fue el antiguo Tut, en Teófilo Llorente número 16, que lleva años cerrado. La decoración se ha mantenido, un espacio con reminiscencias del antiguo Egipto, al que los nuevos propietarios le han dado su "toque". "Nos gustó la esencia, era un local que tenía mucho potencial". Por ejemplo, un sofá amplio de tres plazas, al más puro estilo Friends, y otro orejero delante del escenario, de cuero marrón, que invita a dar esa "sensación de reunirse con los amigos sin salir de casa".
La inauguración fue el pasado 23 de septiembre y reconoce que la acogida por el momento está siendo "muy buena", y todavía están en fase de "probar" qué funciona, lo que más gusta al público y lo que llega para quedarse. Desde la música en directo, la oportunidad para conocer a nuevos humoristas a través de la programación de monólogos y una de las apuestas más originales en la ciudad: un quiz con cuestiones de diferentes materias y con respuestas cerradas para grupos de entre 2 y 4 personas. Los ganadores se llevan un diploma y una botella para celebrar la victoria.
Un lugar "de culto"
El público habitual está entre los 35 y 45 años, que están llenando el local los viernes y sábados. El Templo abre, según el mes, desde el miércoles o desde el jueves y con una oferta que, además de las bebidas más habituales, los clientes pueden encontrar bebidas y cócteles ambientados en Egipto, haciendo honor a esa decoración heredada.
El Templo quiere, así, convertirse en un lugar "de culto", como su propio nombre indica, un espacio para dar voz a los artistas que empiezan, a jóvenes que, como los que han puesto en marcha este bar cultural, buscan su espacio en el mundo. Para los clientes, "ofrecerles cosas diferentes" con una oferta variada, y de paso "darle valor al Casco Vello".
"Vinos siempre nos ha gustado, de hecho mi familia es de aquí y es un barrio con mucho potencial", reflexiona Natalia. "Murió y ahora ha resurgido con un ambiente más sano y familiar", señala, haciendo hincapié en que los vecinos "es normal" que tengan ciertos reparos, pero que el crecimiento de la zona ahora "es diferente". "El ambiente nocturno sigue, pero con opciones de ocio y gastronómicas diferentes".
La tapadera como aliada
Como la oferta gastronómica que complementa a El Templo: La tapadera. Justo en el local de al lado, los mismos socios han adaptado hace un mes este bar de tapas especializado en croquetas y tortilla, antes dedicado a los pokes, que sirve para las cenas de antes o después de los eventos en vivo, y así crear un vínculo entre ambos negocios: el que va a uno, puede descubrir el otro.
Es la forma de darle un nuevo sentido al Casco Vello, devolverle la vida y el prestigio con el que cuentan otras zonas similares del resto de Galicia, ya que Vigo "se está quedando atrás". "Poco a poco van naciendo propuestas muy buenas en la zona y en unos años volverá a ser una zona vieja destacada en una ciudad tan importante como Vigo", sentencia Natalia.
Una apuesta por la cultura, por hacer un hueco en la ciudad a los artistas que buscan escenarios para darse a conocer y seguir dando vida al centro antiguo de la ciudad, que continúa resurgiendo gracias a propuestas novedosas como la de El Templo.