Hace más de cuatro décadas, al otro lado del Atlántico empezó a gestarse un proyecto vital que hoy en día conforma un auténtico templo de la gastronomía y el vino en las Rías Baixas. Lo cierto es que el bosquejo original de Los Abetos surgió en Argentina de la mano de los hermanos Pérez Gil, ambos marinos mercantes que tras un reencuentro fortuito vieron en los asadores del país de la plata una oportunidad de negocio para expandir a las tierras gallegas. "Antes de inaugurar el restaurante nos encontramos en Argentina y es ahí cuando maduramos la idea al ver que allí los asadores funcionaban muy bien", rememora Pepe. "Siempre hemos puesto todas las ganas y el cariño en que esto funcionase, y a base de mucho esfuerzo y mucho trabajo la cosa salió adelante", agrega. 

Así fue como un 21 de septiembre de 1982 el restaurante abrió sus puertas con las carnes al ruedo como buque insignia de una gastronomía repleta de sabor y tradición. A lo largo de los años, Los Abetos ha ido evolucionando tanto en espacio como en forma, poniendo a punto una buena parte de sus instalaciones ―sobre todo de cara a la celebración de eventos― y agregando nuevas propuestas culinarias a la carta habitual. Es importante señalar en este punto que la cultura del vino siempre ha sido uno de los grandes distintivos de este emblemático restaurante nigranés, el cual esconde un paraíso subterráneo que alberga más de 800 referencias nacionales e internacionales.  

Cuatro décadas de tradición culinaria

Panorámica exterior del restaurante Los Abetos. Foto: Cedida

En lo que respecta al ámbito culinario, la cocina de Los Abetos sabe a Galicia y recuerda a Argentina. Cada plato del restaurante es una oda a la buena gastronomía y al respeto por la tradición y los orígenes de cada receta. De hecho, los propietarios del restaurante se trajeron de la mísmisima Pampa argentina una de las grandes especialidades de la casa, la exquisita carne al ruedo que acompaña a la carta desde sus inicios. Tal y como explica Pepe, la magia de estos platos cárnicos se esconde en el arte de su preparación: un cocinado lento de entre 4 y 5 horas para lograr que la pieza llegue a la mesa recién tostada y humeante. "Nosotros aquí asamos con madera de encina (…) se clava en la arena los espetos alrededor del fuego para dorar el cordero lechal o el cochinillo", aclara el dueño. 

"Al principio empezamos a trabajar solo carne, pero después de un tiempo fuimos introduciendo el pescado y otros platos y entrantes hasta tener una carta muy variada", reconoce Pepe sobre la evolución natural que ha experimentado el establecimiento. Del mismo modo, los platos gallegos también han adquirido un valor importante en la carta, cuyas materias primas de calidad y cercanía son la base principal en cada elaboración. Entrantes fríos y calientes como un timbal de aguacate al estilo Los Abetos, un cóctel de mariscos o unas clásicas almejas a la marinera; un variado de ahumados; productos con denominación de origen, o una selección de pescados del día son sólo algunas de las opciones más destacadas del extenso recetario de Los Abetos.  

Más allá de los platos principales, la repostería casera es la encargada de poner el broche de oro a una completa experiencia gastronómica en Nigrán. "Hacemos todos nuestros postres aquí y hemos conseguido tener una gran variedad… No sabría cuál decirte que es el mejor porque todos están muy buenos", apunta Pepe. Con todo, bajo el criterio de la clientela, la tartas semifrías de requesón con arándanos o la de chocolate blanco y negro así como el mil hojas de Los Abetos se encuentran entre las sobremesas más populares de la mayoría de los servicios.

Un paraíso del vino bajo tierra

Bodega subterránea de Los Abetos, Nigrán. Foto: Cedida

En materia de vinos, Los Abetos también tienen mucho que aportar a las experiencias vinícolas de las Rías Baixas. Este templo gastronómico en Nigrán alberga una colección privada de más de 800 referencias entre vinos nacionales y extranjeros. Esta joya de la corona en forma de bodega se esconde bajo tierra, dividida en dos secciones climatizadas con distintas temperaturas en función de si se trata de vinos tintos o blancos (rosados, claros, champagnes…). "En el caso de los blancos mantenemos la bodega a 7 u 8 grados de temperatura con la humedad controlada", aclara Pepe. "Con los tintos tenemos una temperatura constante de 15-16% con una humedad sobre el 70%", añade. Según apunta el propio dueño, la variedad en la carta de vinos de Los Abetos resulta innegable y "está muy cuidada", destacando sobre todo referencias de Ribera del Duero o Rioja, así como algún que otro tesoro de importación.