La oferta gastronómica de Vigo ha crecido de manera exponencial en los últimos años, un fenómeno que se ha dado en el centro pero también en diferentes puntos de la ciudad donde es posible disfrutar de sabrosos y variados platos tanto locales como internacionales.

Pero a la hora de "tapear", de visitar varios locales donde degustar raciones acompañadas de un buen vino o cerveza, el lugar idóneo sigue siendo el Casco Vello. No es sólo que sus calles inviten a pasearlas y descubrir nuevas opciones, sino que la oferta es amplia. 

Dentro de estas calles, se encuentra la rúa Pescadería, conocida popularmente como la Calle de las Ostras. Es cierto que con el paso del tiempo se ha convertido en un reclamo más para turistas, especialmente los que llegan en grandes trasatlánticos y van directamente a ella, pero es innegable que mantiene el aire del Vigo pasado, aunque no tan lejano.

Allí, antiguamente, era el lugar de referencia para comprar pescados y mariscos al lado de la Ribera, cuando los mercados todavía no existían; además, el mercado de A Pedra ofrecía los productos exóticos que los marineros traían a la ciudad desde lugares remotos. Además, durante muchos años, el mercado de A Pedra fue el punto de mercadeo de productos que se hicieron tan clásicos en Vigo como el "Winston de batea".

Calle de las ostras. Shutterstock

Hoy, la calle poco tiene que ver con lo que fue. Se ha convertido en un reclamo turístico de la ciudad, y ha sido reformada y con una cubierta que la hace accesible parar el terraceo cuando la lluvia acecha. 

Obviamente, su especialidad y su producto estrella son las ostras de Arcade, que cada mañana llegan directamente de las bateas. Antes, el espectáculo de las ostreras abriendo sin parar los moluscos con un golpe seco de cuchillo de filo corto formaba parte del ritual; también se hizo tradición el día 1 de enero, tras la noche de Fin de Año, desayunar o aperitivar, depende de la hora hasta la que se aguantase, este manjar.

Pero no sólo de ostras vive esta calle; la gastronomía local más típica se puede encontrar en las cartas que ofrecen restaurantes como La Marina, con más de 100 años de historia, O Portón, uno de esos locales auténticos de comida gallega, el Restaurante Casa Vella y el Bar Cocedero La Piedra.

Vista de la Concatedral de Vigo. Shutterstock

Es cierto que quedarse con una calle, especialmente en el Casco Vello, sería una lástima. Y es que la ventaja de es que está rodeada de una oferta variada de locales gastronómicos en las calles cercanas, por lo que la ruta se puede alargar por toda la parte vieja.

El clásico Mosquito y la Taberna Sopapo, en la praza da Pedra, o el Valdevez, en Santo Domingo; a pocos metros, Joaquín Yáñez ofrece las contundentes y sabrosas raciones de Lume de Carozo y las del Vaiche Boa.

No mucho más lejos, el Cosmos, con una de las mejores tortillas de la ciudad que, además, se ofrece como tapa (si vas a la hora correcta, cuando acaban de salir de la sartén). En la Plaza de la Constitución, La Central reina entre las múltiples opciones que ofrece el lugar; y hacia la calle Cesteiros, A Pedra y el Chavolas.

Casco Vello de Vigo. mehdi33300 / Shutterstock.com

A los pies de la Concatedral, La Colegiala y La Colegiata, dos locales vecinos, complementados con la tapería Stefany, que se convierten en referentes para tomar algo al aire libre aprovechando la escalinata de la iglesia viguesa.