Anca Avram Petra nació en Rumanía. Por cuestiones de la vida se mudó a España hace ya 21 años y ahora su hogar es Vigo. Trabaja como coach personal y ejecutivo para empresas, pero siempre ha tenido una pasión: los animales. Petra se rodea de una tropa formada por cinco perritos, un gato y un pájaro, que la acompañan en su día a día. "Y porque no tenemos más sitio, que si no…", bromea.
La última incorporación a la familia perruna, Neo, ha vivido una historia muy compleja. Los que serían sus futuros dueños, Anca y su marido, vieron en Facebook el anuncio de que Neo buscaba una casa. Como ya tenían cuatro perros, decidieron que no podían quedárselo, pero sí querían contribuir ejerciendo como lugar de acogida mientras nadie adoptaba al cachorro.
Neo es un podenco, una raza "bastante castigada" (al igual que los galgos) por el tema de la caza. Nació en medio del monte, sin contacto con los coches, la ciudad ni nada relacionado con los humanos. Su madre y sus hermanos fueron recogidos en cierto momento, pero Neo era demasiado desconfiado y huyó. Cierto tiempo después, alguien lo encontró y lo publicó en Facebook.
En abril de 2020 Neo llegó a casa de Anca. "Durante dos semanas no nos dejaba acercarnos, lo dejamos en una habitación solito porque nos daba miedo la reacción con los otros", narra su dueña. Los perros que han pasado por experiencias traumáticas suelen ser muy miedosos o mostrar desconfianza hacia el entorno. Poco a poco lo sacaron a pasear cuando casi no había gente para que se adaptara a la ciudad a su ritmo. Sin embargo, cuando en mayo, después del confinamiento, las calles recuperaron su actividad, sucedió la tragedia: un 28 de mayo Neo se escapó corriendo, asustado por un balón en el parque, llevándose con él hasta la correa.
Así comenzó la "pesadilla", casi dos meses intentando que Neo regresara. Algunos vecinos lo avistaban por los alrededores, pero el perro tenía tanto miedo que no era capaz de volver a casa. Por fin, el 5 de julio Anca y su marido lograron recuperarlo. "Estaba en los huesos, le daban calambres en los músculos por no comer", cuenta Anca. Ahí decidieron que Neo formaría parte de la familia permanentemente. Ya no necesitaban buscarle otro dueño.
El Arca de Neo
La odisea de este pequeño podenco inspiró a Anca a emprender un negocio para mascotas. El 13 de enero de 2021, a pesar de que la situación no parecía la más propicia para ello (las restricciones sanitarias y la crisis no arreciaban), el Arca de Neo abrió sus puertas en la calle Travesía de Vigo 207. La historia de Neo está recogida en un cuento escrito por Anca que está disponible en la página de la tienda.
En la tienda venden piensos de marcas pequeñas o poco conocidas, como Applaws o Boons, que están hechos de productos naturales. También tienen su pienso propio, estrenado en el mes de mayo en colaboración con una fábrica española. "Queremos vender un poquito diferente a lo que se vende en todas las tiendas de animales", dice Anca, "lo cual es un poco complicado hasta que la gente lo prueba por primera vez".
Además, en el Arca se pueden comprar accesorios para mascotas, desde collares antiparasitarios a champús, y ofrecen servicios de peluquería canina y lavado.
Colaborar con una buena causa
El sueño de Anca, si las "circunstancias económicas" lo pudieran hacer realidad, sería montar una protectora de animales. Mientras tanto, desde su local en la calle Travesía trata de ayudar lo máximo posible a la causa. El Arca de Neo colabora con varias asociaciones, como Patitas Solidarias, Rescue Galicia y Cadeliños , a través de la donación de alimentos para las mascotas y también ejerciendo de mediadores ante posibles contribuyentes.
En la tienda hay un rincón reservado para un mercadillo solidario donde todos los beneficios se destinan a las protectoras. Allí recogen materiales o juguetes para animales que lleva la gente de forma desinteresada y venden otros productos para recaudar algo de dinero, como libros. De hecho, hay clientes fijo del Arca de Neo que se pasan por allí solo para revisar las novelas que van llegando. Y es que por un euro o dos, aunque el libro no sea tu favorito, pensar que tu aportación ayudará a unas cuantas mascotas es un gran aliciente.
La propia Anca se vuelca más allá de su negocio con el cuidado y la defensa de los animales. A veces ejerce de transporte solidario, trasladando con ella a mascotas que han encontrado un nuevo hogar. "Pasé momentos muy difíciles emocionalmente donde he llegado a tener solo a mis perros a mi lado", explica, "Y ahora que estoy bien no los pienso dejar tirados". Por ello lanza un mensaje muy claro a los dueños (o futuros dueños) de mascotas: "Que salven una vida de la perrera o de la calle siempre que tengan la oportunidad, porque no hay mayor recompensa que el amor incondicional de esos pequeños".