Una escapada de fin de semana, un viaje de negocios inesperado e incluso, a estas alturas, un confinamiento repentino puede meternos en más de un apuro si no tenemos con quién dejar a nuestras mascotas. Hace años las opciones eran muy limitadas, pero ahora, y cada vez más, el bienestar de los peludos cobra una mayor importancia. En el año 2015, Melanie Standing decidió introducirse de lleno en el mundo de las mascotas y crear su propia residencia canina en Combarro, bajo el sello inconfundible del Centro Kennels.
Esta amante de los animales, de padre inglés y madre española, observó que toda el área de Pontevedra y sus alrededores carecía de un servicio con estas características. "Por mi situación familiar sí tenía bastante conciencia de los servicios que existían para mascotas, en este caso en Reino Unido, pero también en el resto del extranjero", cuenta Melanie. "El tercer factor que influyó fue que tenía una gata que se puso enferma y el diagnóstico era muy malo… Así que me metí de lleno en el mundo veterinario", agrega la propietaria.
El Centro Kennel de Combarro sentó el precedente de las residencias caninas en las Rías Baixas, siendo uno de los primeros en abrir sus puertas importando el modelo inglés. "Cuando tomé la decisión de que quería hacer esto me empecé a formar e hice muchos cursos, la mayor parte de ellos en Reino Unido, porque era mi referencia", afirma Standing. Tan sólo unos años después de comenzar su andadura, el espacio se ha convertido en un auténtico referente, pero sobre todo, en un segundo hogar muy especial para los peludos… o como reza la web del centro, en "o hotel das mascotas felices".
Mucho más que una residencia canina
Cuando Melanie Standing creó el Centro Kennels, su principal afán era el de escapar ―sobre todo a nivel instalaciones y dinámica― de las clásicas residencias caninas construidas sobre "una gran nave industrial con un pasillo en el medio y jaulas a un lado y a otro". Quería algo diferente y mucho más tranquilo para estos animales, así que para ello volvió a buscar la inspiración en el extranjero.
Así fue como trasladó el modelo de Reino Unido hasta un antiguo campo de fútbol de Combarro. "Las instalaciones aquí son como bungalows, como si fueran un camping de perros. Tenemos 6 bungalows, y cada uno de ellos tiene seis habitaciones (con cama y comederos propios). Después, cada uno de estos espacios cuenta con su propio jardín donde los perros pueden estar libres y jugar entre ellos. "No permitimos que entren más de 3 perros por habitación, y siempre y cuando sean perros de la misma familia", aclara Melanie.
Este hotel-guardería canina funciona como un hotel normal en todos los aspectos. Durante los períodos vacacionales, puentes, fines de semana o festivos, es cuando el centro alcanza un mayor número de ocupación. Y es que tal y como aclaran desde el complejo, el perfil de cliente más destacado suele fluctuar entre: personas de la zona que deben viajar y dejan a su perro en el centro, y clientes foráneos que vienen a las Rías Baixas de visita, viaje o porque tienen segundas residencias, pero no dónde dejar a sus peludos.
Aún así, Melanie admite que "hay muchísimas historias" y motivos que han ido descubriendo sobre la marcha. "Desde hospitalizaciones a obras en casa. Incluso desde la llegada de la pandemia, personas confinadas que no podían sacar a sus mascotas de paseo". Para todas ellas, el Centro Kennels ha supuesto una vía de escape y una solución a todos estos problemas. "A día de hoy hay mucha gente que no nos conoce, y cuando lo hace nos manifiesta ese alivio que tiene al saber que hay un sitio donde puede dejar a su perro en el caso de que pase algo", asegura. Para todos ellos, el complejo se mantiene abierto de lunes a domingo, y ofrece alojamiento por semanas, días e incluso estancias de horas contratando el servicio de guardería.
Centro Kennels: todo lo que debes saber
Más allá del servicio de alojamiento para perros, el Centro Kennels pone a disposición de sus clientes una amplia lista de prestaciones y espacios para hacer que la estancia de los peludos sea lo más confortable y completa posible. Habitaciones con camas individuales, transporte desde y hasta el domicilio, servicio veterinario, limpieza, comida y dietas específicas, grandes parcelas para disfrutar con toda la libertad e incluso sesiones de etología para tratar los comportamientos más rebeldes de las mascotas. En definitiva, un lugar de "diversión y bienestar sin límites".
El adiestramiento positivo, por ejemplo, incluye evaluaciones y sesiones de modificación de conducta para tratar problemas como la ansiedad o agresividad. "El centro cuenta con una compañera que es veterinaria etóloga, muy experta en la materia", aclara Melanie. Para contratar este tipo de servicio, los perros no solamente no tienen que estar alojados, sino que la mayoría de las veces tampoco es recomendable. "Nosotros no creemos en lo que yo llamó <, explica la propietaria. Por ello, en función de la necesidad de cada mascota, estas sesiones suelen tener lugar dentro o fuera de las instalaciones, en los domicilios o lugares de conflicto para los mismos.
En cualquier caso, para formar parte del Centro Kennels, los perros deben cumplir primero una serie de condiciones básicas, como el estar "identificados con microchip" y tener "todos los requisitos sanitarios" al día. "Pedimos incluso alguna vacuna más, como es la de la tos de las perreras. No es obligatorio pero lo preferimos por prevención", explica la empresaria. Además, cada vez que acogen a una nueva mascota, los trabajadores mantienen una entrevista con sus dueños para poder conocer información básica en cuanto a sus gustos y comportamientos, y así asegurar un trato más personalizado. "Siempre digo que es muy importante que el perro esté bien cuidado, pero también que la familia esté tranquila", asegura Standing. Por eso ― y sobre todo cuando llegan primerizos― desde el centro suelen enviar vídeos y hablar a menudo con los dueños para que puedan comprobar cómo está siendo la estancia de sus mascotas.
Más de un lustro siendo referentes
A pesar de llevar ya unos seis años en activo, Melanie Standing lo tiene claro: "siempre se puede mejorar". La impulsora de este hotel-guardería en Combarro admite que todo el tiempo está pensando en alguna manera de mejorar o cambiar las cosas para que las mascotas a su cargo puedan tener unos servicios de calidad garantizados. "Me he dado cuenta de que la gente no es consciente de lo durísimo que es este trabajo tanto a nivel físico como psicológico. Es una responsabilidad enorme el estar cuidando de perros que no son tus perros", admite la propietaria.
Y es que aunque la mentalidad respecto a los animales de compañía y su bienestar está cambiando ―sólo hay que fijarse en el auge de negocios dirigidos a mascotas, como peluquerías, spas, tiendas o residencias―, en nuestro país todavía sigue habiendo muchos prejuicios y desconocimiento hacia el sector. "No somos un gremio muy reconocido. Tú ves los precios que hay en el extranjero y son muy superiores a los nuestros, pero aquí falta esa conciencia y al final te tienes que adaptar", explica Melanie. Aún con todas las dificultades, Standing reconoce que para el Centro Kennels siempre estará por delante la calidad de atención antes que la cantidad, por mucho que económicamente lo segundo sea más rentable para la empresa. "No me planteo para nada ampliar la capacidad para acoger más perros (…) Nos gusta conocer a cada mascota, estudiar cada caso para poder organizar el día y que todos puedan tener la atención que deben tener. El poder crear un vínculo con ellos para nosotros es importante", añade.
Un modus operandi que tanto sus clientes peludos como las familias de los mismos agradecen a diario. A veces encontrar un espacio en el que poder dejar a tu mascota con toda la tranquilidad del mundo no es una tarea fácil, y con el tiempo, el Centro Kennels ha demostrado ser como una segunda casa para todos estos canes. La mayor prueba de ello son los muchos habituales con los que la residencia lleva compartiendo cuidados durante años. "Tenemos clientes que llevan hasta seis años con nosotros, prácticamente desde que abrimos", admite su propietaria orgullosa. "Esos clientes al final son la mejor publicidad que podemos tener. Sin ellos el centro no sería lo mismo".