Hace cinco años, Ale Rodríguez nunca había tenido una mascota. Trabajaba en la papelería de sus padres y pintaba por encargo retratos a carboncillo, pero aquello no terminaba de entusiasmarla. Su vida cambió por completo cuando decidió adoptar un perro que vio anunciado en Facebook. Lo habían abandonado junto a otros dos dentro de una bolsa y los habían tirado al río.
En cuanto leyó aquella publicación, Ale se trasladó a Ourense a conocer a los animales, que no tenían ni siquiera nombre. El que ahora es su fiel compañero, Sköll, se lanzó a lamerle toda la cara en cuanto la vio. Ahí fue cuando esta joven viguesa supo con certeza que desde aquel momento aquel sería su perro.
Si no fuera por Sköll, Ale no se dedicaría ahora a un especial oficio: la fotografía de mascotas. Empezó en casa retratando a su querido amigo peludo y progresivamente estas imágenes ganaron popularidad. La gente comenzó a interesarse por su peculiar visión y surgieron las primeras sesiones de fotos, al principio gratuitas. "Tenía mi otro trabajo, lo compaginaba con la fotografía, hasta que no pude y aposté por esto", resume con simpleza.
Fotografiar las mascotas de los demás
En estos cuatro años ejerciendo como fotógrafa especializada en mascotas, Ale Rodríguez ha aprendido mucho sobre ellos. "Sköll era el primer perro que tengo, no tenía ni idea de cómo tratarlos, pero ahora me llevo muy bien con los animales", explica.
Por supuesto, el cambio entre fotografiar a su propio perro y a los perros de desconocidos fue grande. Con todo, no recuerda haber tenido que finalizar nunca una sesión con un cliente sin llegar a sacar las fotos por que el animal no se comportara adecuadamente. Uno de los momentos más difíciles que vivió trabajando sucedió en el parque de Castrelos, cuando el can al que estaba retratando pisó un avispero. La sesión terminó con la dueña en el hospital.
"A los clientes les suelo decir que prefiero los collares a los arneses, por ejemplo. Para las fotos si pueden estar sueltos mejor si no, no pasa nada porque se borra la correa con PhotoShop", detalla la fotógrafa, "También les doy consejos, les digo que traigan sus chuches y juguetes favoritos".
Las sesiones de fotos de Skölldog son habitualmente en exteriores, pero desde hace un año cuenta con su propio estudio. Este espacio es el más adecuado, por ejemplo, para fotografiar a los felinos: "Los gatos suponen una sesión completamente diferente a los perros. Al gato es intentar pillarlo y ya". Por ello, los dueños llevan a su minino al estudio de Ale, donde curioseando por el espacio y, con suerte, se dejan capturar por la cámara.
"Las mascotas son los nuevos hijos"
La clientela de Skölldog está compuesta, sobre todo, por personas jóvenes. A veces el motivo de la sesión es porque el animal está ya muy mayor o porque los dueños se van durante un tiempo, pero Ale explica que normalmente "vienen porque sí, porque les apetece tener un recuerdo con su mascota". Gran parte de los clientes además, repiten la experiencia.
En base a los perfiles de quienes acuden al estudio y sus propias vivencias, la fotógrafa afirma que su negocio sí tiene un componente generacional: "Hay muchísima gente que no lo entiende, sobre todo gente mayor". Lo cierto es que hace unos años sería prácticamente impensable un negocio como el suyo, pero en 2022 la agenda de Skölldog está casi siempre completa.
Ale Rodríguez tiene 29 años y confiesa que se incluye en el grupo de los que prefieren tener perros antes que hijos. "Las mascotas son los nuevos hijos y las plantas las nuevas mascotas", dice entre risas. Como recogía El Español en un reportaje, en España hay 6.265.153 niños menores de 14 años (INE), mientras que el número de mascotas registradas asciende a los 13 millones, de los cuales algo más de siete son perros, según la Red Española de Identificación de Animales de Compañía (REIAC).
"A las personas mayores que tienen perro les comentas el tema y les resulta raro un estudio de fotografía animal. Pero luego conozco gente que me dice ‘le regalé las fotos a mi madre que me decía que por qué le iba a sacar fotos a la perra y al final las tiene en el salón colgadas, le dicen a los invitados Mira a mi nieta, refiriéndose a la perrita", relata la fotógrafa.
Una labor solidaria
Con todo, las sesiones favoritas de Ale Rodríguez son las que realiza en las protectoras de animales. Este pasado fin de semana estuvo en el bar Tinta Negra de Vigo en un photocall solidario de mascotas para recaudar fondos para Os Biosbardos, Proyecto Gato y La Isla de Tali. Según cuenta la fotógrafa, 300 peludos pasaron por el objetivo.
También es habitual que SköllDog realice el calendario de Rescue Galicia, otra perrera ubicada en Vigo, y solía colaborar a menudo con asociaciones de A Coruña. "Hice una sesión allí a un pastor alemán que estaba recién operado, lo habían atropellado y estaba en los huesos y fue muy duro. Por suerte, después de aquellas fotos lo adoptaron", relata.
"Al final, los perros entran por los ojos. Si tienen una buena foto eso ayuda a su adopción", explica Rodríguez; por eso son sus sesiones favoritas. "Es el trabajo de mi vida, ojalá pueda estar dedicándome a esto mucho tiempo".