El festival de música urbana Underfest nació hace tres años con una clara premisa: diferenciarse de otras programaciones musicales contando con artistas distintos y de gran calidad. Su idea fue tan arriesgada que desde el principio apostaron por ofrecer conciertos en multitud de recintos, no necesariamente concebidos con ese fin, que permitiesen que el público disfrutase de un festival único.
Anfiteatros, salas de conciertos, bibliotecas, mercados o tiendas de discos se convirtieron en 2018 en algunos de los lugares en los que el Underfest presentó a artistas de rock, pop, techno o incluso cantautores en acústico. "Buscábamos crear una propuesta original, que se diferenciase de los festivales veraniegos en los que solo hay un estilo musical en un recinto único".
Raquel Seijo, presidenta de Festivais de Galicia, asegura que la intención primigenia del Underfest era conseguir salirse del formato habitual: "queríamos hacer un festival urbano, en el que se mezclasen espacios y estilos en una programación variada". Así nació el primer cartel, que combinaba cantantes locales con extranjeros y el público tenía que visitar varios recintos si quería ver todos los conciertos.
"Queríamos crear un flujo de gente en la ciudad, que los vigueses conociesen artistas nuevos a los que no irían a ver adrede, que descubriesen estilos musicales y propuestas sorprendentes y de gran calidad". El formato abono, por lo tanto, prometía un enorme abanico de posibilidades a cualquiera que quisiese arriesgarse a conocer nuevas propuestas.
La vuelta a los escenarios
El mayor problema que ha tenido el Underfest durante la pandemia es, precisamente, su formato. "El año pasado tratamos de salvarlo pero nos fue casi imposible, pues toda la programación está pensada para recintos cerrados", dice Raquel. No obstante, sí pudieron ofrecer un concierto homenaje a Ennio Morricone, de la mano de la Orquesta Clásica de Vigo. Dos conciertos más completaron la tercera edición del festival, que dejó a los seguidores y a la organización con ganas de más música.
Este 2021, sin embargo, Raquel Seijo asegura que han decidido seguir adelante porque "creemos que es el momento: se ha abierto el ocio nocturno y nosotros programamos en ese tipo de espacios, vamos a traer la música de vuelta a las salas de conciertos". Con este espíritu y muchas ganas de volver, han programado más de una decena de conciertos en ocho espacios diferentes, incluidas las salas Radar, MasterClub y La Iguana.
Aunque no es el formato original y sigue habiendo restricciones (50% de aforo y uso obligatorio de mascarillas en los clubes), el Underfest vuelve con energía y una organización "un poco kamikaze: hay que ir al día porque hay miles de cosas que complican organizarnos con más previsión". La cuarta edición del festival, asegura Seijo, "es la mejor oferta que podemos presentar teniendo en cuenta las restricciones vigentes".
Pisando fuerte
Underfest, con su corta trayectoria, ya se ha convertido en una cita imprescindible para los vigueses. Tanto es así que los abonos se agotaron en dos o tres días. "De hecho, nos sorprendió porque no había cartel cuando salieron a la venta, y tampoco habíamos hecho mucha publicidad", dice Raquel Seijo: "la gente compró a ciegas, confiando en nuestro criterio para contratar artistas de calidad".
A pesar de tener todo en contra, el festival ha logrado salir adelante y presentar una programación completa, original y muy diferente a otras citas musicales. "Tenemos artistas locales porque es nuestro sello, pero también contamos con grandes nombres a nivel nacional e internacional". El concierto de Rigoberta Bandini, la apuesta más fuerte de esta edición, tuvo que cambiarse de localización para poder vender más entradas ante la creciente demanda.
Esta edición, además, es la más larga de la historia del festival, con el objetivo de ajustarse a las restricciones sanitarias. "Para garantizar la seguridad hemos dividido los conciertos, los días y los espacios, lo que también conlleva un sobreesfuerzo organizativo". Seijo reconoce que ha sido más costoso económicamente organizar de esta forma la programación, aunque este coste no se ha visto reflejado en las entradas y abonos "porque consideramos que no es el momento de transmitírselo al público".
Con este esfuerzo y muchísimo trabajo, han logrado que artistas como BFlecha traigan a Vigo propuestas inéditas, del mismo modo que lo hará Mala Rodríguez con su Lujo Ibérico o Mastodonte, que todavía no ha girado por Galicia. "Este año ha coincidido que todos los artistas traen propuestas transversales, que mezclan música con proyecciones, teatro o performances", asegura Raquel, "hemos logrado una edición diferente y de gran calidad".
Todavía queda por desvelar una sorpresa, además, que se comunicará la semana que viene y que tendrá poco que ver con la música. "Queremos poner nuestro granito de arena para concienciar sobre la necesidad de respetar y cuidar el medioambiente, por lo que estamos organizando una acción de sostenibilidad que todavía no se puede anunciar".
Casi todas las cartas están ya sobre la mesa para la celebración del festival de música más rompedor de Vigo, que el año que viene espera recuperar su formato original. "Confiamos en que podamos hacer lo mismo que en las primeras ediciones, programando a tope con conciertos en la calle y en recintos variados", dice Raquel Seijo. "Lo que más echamos de menos es el flujo de gente que se movía de un concierto a otro, eso era lo más bonito del Underfest y esperamos que vuelva en la quinta edición".