En febrero de 2004, Vigo conoció a un artista portugués con una larga carrera musical a sus espaldas, que había grabado con los mejores de la historia del rock pero que, desencantado con la industria musical, se había retirado de los focos. Casi como un Rodríguez, de Searching for Sugar Man, pero cuya historia veía la luz ocho años antes del premiado documental.
"Conocer" es mucho decir; Rai Doriva se anunciaba en el antiguo El Ensanche, local donde ahora se encuentra la sala Molotov, pero nunca aparecía. Sí lo hacían sus acompañantes, Ivonne y Tamara, "as Ferreiro", dos amas de casa que se subían al escenario para pedir disculpas por la no presencia del ínclito artista y ofrecer ellas un concierto con un repertorio de versiones de canciones de todo tipo de estilos y épocas.
Detrás de Rai Doriva y de estas hermanas se encontraban Iván y Amaro Ferreiro. El primero, tras la disolución de Los Piratas, el grupo de toda su vida, a finales de 2003; el segundo, con la carrera finalizada y en la disyuntiva de ponerse a trabajar como abogado o dedicarse a la música. Una etapa extraña para ambos hermanos que se encontraron en el momento justo y en la que iniciaron este proyecto, animados a subirse a tocar al escenario de El Ensanche por David Quintanilla, que lo regentaba en aquella época, una vez por semana.
Un "espectáculo de humor"
En un principio, pocos sabían que detrás de esa cita anunciada en los periódicos como un espectáculo de humor se encontraban el ex cantante de Los Piratas y su hermano, como cuenta Miguel Amorín, uno de los asiduos a aquellos conciertos y que también es cantante de varias bandas viguesas, bajo el nombre de Mick Günner, como The Liar Papers, Onasis Tributo a Oasis y 2 Finestra.
"Recuerdo que alguien me comentó que el cantante de Los Piratas estaba haciendo conciertos en un local de Vigo. Un miércoles al leer la prensa en la sección de espectáculos me encontré con un "espectáculo de humor" de un tal Rai Doriva e As Ferreiro en un local llamado El Ensanche; allí me fui esa noche sin saber si lo que iba a ver era un concierto o un monólogo". Lo que se encontró fue unos flyers en las mesas donde contaban la historia de Rai Doriva, pero los que salieron al escenario fueron "Iván y Amaro, vestidos de ‘señoras de la limpieza’ y llamándose Ivonne y Tamara".
Aquel era el segundo concierto: "al principio", recuerda Miguel, "éramos poquísimos en El Ensanche, sin embargo al pasar las semanas se fue corriendo la voz y el boca a boca hizo que cada vez hubiera más gente, llegando a tener que llegar con dos horas de antelación para coger buen sitio en el local". Sobre aquella primera vez, reconoce que les "encantó", pero también les sorprendió "lo mal que tocaban".
El repertorio: versiones para todos los gustos
Y es que, como explica Amaro Ferreiro a Treintayseis, "ensayábamos bastante poco, nunca nos ha gustado ensayar", así que la práctica la cogían durante la propia actuación: de una primera estrofa "bastante desastrosa" y un estribillo "no demasiado perfecto", cogían carrerilla y, con lo que recordaban de la primera, la siguiente estrofa mejoraba para terminar con un estribillo genial. De hecho, las quedadas previas entre los hermanos Ferreiro era para sacar las canciones de páginas web donde los acordes no siempre están bien, para corregirlos y elegir, donde procediese, otro que estuviese "mejor". Porque una de las premisas era la de tocar versiones, no temas propios.
De aquel repertorio, formado por las mismas hojas impresas y corregidas, algunas canciones no se volvían a tocar; otras, en cambio, se instalaban como parte de las actuaciones, como Ladies & gentlemen, we are floating in space, de Spiritualized; Love song for a vampire, de Annie Lennox; The Blower’s daughter, de Damian Rice; More than a woman, de los Bee Gees; Ni tú ni nadie, de Alaska y Dinarama; o la versión de Andrés Calamaro de Algo contigo.
Poco a poco, los fans de Los Piratas se comenzaban a acercar a las actuaciones, aunque, como recuerda Miguel, "había muchos ‘despistados’, algunos además no dejaban de hablar durante el bolo". Lo que sí que ocurría durante los conciertos era que muchos descubrían que Iván, a pesar de su larga trayectoria, era un gran cantante, especialmente la gente de la propia ciudad: "Iván amoldaba su voz a aquellas versiones haciéndolas completamente suyas", subraya Miguel, "eso fue lo que más nos sorprendió, que Iván demostró que podía con su voz llevar a su terreno canciones tan diferentes entre sí sin despeinarse".
Los conciertos fueron creciendo en magnitud y en acompañantes, desde poder ver a Los Piratas casi al completo sobre el escenario a tener invitados del calibre de David De María, "que en esa época lo petaba bastante y chocaba verlo en un local casi vacío cantando con Iván".
El Siroco y una gira por Nigrán
Pero Vigo no fue el final de aquellas actuaciones para "as Ferreiro". El boca a boca se había disparado y las canciones de las actuaciones en directo de As Ferreiro se podían encontrar en las páginas de descarga de internet, como los antiguos casetes con maquetas de grupos que empezaban a sonar en la ciudad.
La sala Siroco de Madrid también vivió la no presencia de Rai Doriva y el concierto de sus dos acompañantes, que estuvieron rodeados de artistas como Coque Malla, Sidonie, Pereza o Xoel López. Y de la capital al Val Miñor; el Concello de Nigrán les ofreció hacer un concierto, pero Iván contraofertó: por ese dinero, harían uno a la semana en diferentes rincones de la zona: Area Fofa, la iglesia de las Angustias, el Estuario da Foz o las playas de Patos y Playa América.
La gira veraniega finalizó en agosto y, una semana después, Iván y Amaro entraban en un estudio en la Costa da Morte para grabar el que sería el primer disco en solitario del ex cantante de Los Piratas, "Canciones para el tiempo y la distancia", que saldría a la venta en abril de 2005. Amaro tardaría un poco más para lanzar su primer trabajo: "LaCiudadDeLasAgujas", en 2007. Ivonne y Tamara todavía siguieron dando conciertos durante algunos años más a lo largo de toda España, con algún integrante más para el dueto, de los que queda Youtube como testigo, pero Rai Doriva nunca apareció.
Las carreras musicales de los hermanos Ferreiro encontraron en la figura de Rai Doriva el impulso necesario, el tiempo para hacer lo que mejor sabían hacer, escribir canciones, y "hacer oficio", el de subirse al escenario cada noche como una cita sin excusa. 18 años después de Ivonne y Tamara, el tiempo y la distancia guardan en el recuerdo al artista portugués que nunca apareció pero al que nunca nadie llegó a echar de menos.