Oasis acaba de anunciar que regresará a los escenarios en 2025 para ofrecer 14 conciertos en Cardiff, Manchester, Londres, Edimburgo y Dublín. Los hermanos Gallagher se han reconcilado tras años de ni dirigirse la palabra y recuperan a la mítica banda británica 15 años después. 

Ni Galicia ni España verán a Oasis en sus escenarios, un grupo que pisó por primera vez nuestra comunidad autónoma en 2002. En una mini gira de la que Vigo era su tercera parada, después de Mallorca y Salamanca, la banda liderada por Noel y Liam no dejó muy buen sabor de boca. 

La cita en Castrelos era el 24 de julio y suponía la presentación de su quinto disco de estudio, Heathen Chemistry, lanzado el día 1 del mismo mes y que había tenido malas críticas, tras dos años sin conocer ninguna canción nueva de Oasis. 

Los dos conciertos que precedían al de la ciudad olívica ya anunciaban a los fans de la banda lo que se podrían encontrar en la esperada y ansiada actuación en Castrelos. En Mallorca, las crónicas contaron cómo Oasis actuó durante menos de una hora, con un Liam que daba constantemente la espalda al público, con un vaso en la mano y la única vez que se dirigió al público fue para decir "fucking españoles". El polémico cantante fue el único del grupo que, al menos, invirtió tiempo en lanzar algún mensaje. 

En el setlist de aquel concierto estrella del festival Isladencanta, celebrado en Magaluf antes de que la localidad ganase fama en los medios como destino turístico para británicos con ganas de camorra y fiesta desfasada, tocaron dieciocho canciones, siete de elaas del último disco, otras diez de discos anteriores y la versión de My Generation, de The Who. Wonderwall no sonó, al menos en directo.

Llegada a Vigo

Tras una noche de marcha hasta altas horas de la madrugada en Salamanca, donde actuaban un día después, Oasis tuvo que cancelar el concierto por lo que fue, oficialmente, una "faringoamigdalitis y afección del oído izquierdo". Un día entero de reposo sin hablar y un concierto menos.

En Vigo se alojaron en el NH de García Barbón. Según se pudo saber, los Gallagher pidieron para su estancia varios litros de agua mineral con gas y sin gas, cerveza de importación, zumos, leche, vodka, varias latas de bebidas energéticas y vino tinto y blanco. Además, cuatro botes de miel pura, varias bolsas de patatas fritas, chocolatinas, fruta fresca y varios paquetes de tabaco y de chicles.

Para el concierto, Oasis contó con tres camerinos y una habitación para almacenar y afinar los instrumentos, que tenían que estar a la misma temperatura que el escenario. En el camerino principal, el suelo tenía que estar enmoquetado y con un espejo de cuerpo entero, un perchero con ruedas y perchas, una lámpara de pie, un sofá, dos sillones, mesas y sillas cómodas para seis personas. También una papelera grande y ceniceros, además de contar con un acceso a un baño con ducha y veinte toallas "de buena calidad" y aire acondicionado.

Peinetas y afonías

Su llegada al recinto fue en un pequeño autobús que atravesó el parque de Castrelos hasta el escenario. Durante su recorrido, los ya presentes desde hacía horas en el recinto pudieron ver a la banda a través de los cristales. Eso sí, los de Manchester no fueron demaisado amables, dedicando peinetas a todo el que posaba sus ojos en ellos.

Con las 4.500 entradas para la platea vendidas, se calcula que asistieron unos 25.000 espectadores, que se encontraron a un Liam poco amigable, con la voz tomada sin alcanzar las notas más agudas y que desapareció tras completar las primeras 14 canciones. Para las cuatro últimas, como ya había hecho en Mallorca, se retiró del escenario dando paso a su hermano Noel, que interpretó Force of Nature, Don't Look Back in Anger, Some Might Say y la versión de My Generation.

Las luces se apagaron, los músicos se retiraron y el público se mantuvo impasible, a la espera de que sonase Wonderwall, uno de los grandes hits de la banda británica. A los pocos minutos, comenzaron a sonar los acordes de la canción, acompañados por el júbilo de los asistentes. Pero la ilusión duró poco, como tambíen ocurrió en el anterior concierto, sonaba la canción a través de los altavoces, pero directamente la que incluía en el album (What's the Story) Morning Glory?.

El sabor que dejó Oasis en aquella primera y última vez fue agridulce, el mismo que dejó en su paso por España aquel verano de 2002. Pero la banda ofrece ahora una ocasión para resarcirse dentro de un año en los 14 conciertos que dará en suelo británico.