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Las enfermedades urológicas afectan a hombres y mujeres y aumentan considerablemente con la edad. Así lo sostienen los médicos especialistas del Servicio de Urología del Hospital Quirónsalud Miguel Domínguez de Pontevedra. La Urología trata enfermedades tan comunes en nuestro país como los cálculos renales, las infecciones urinarias, la incontinencia urinaria o el cáncer de próstata.
A pesar de que actualmente los avances en el tratamiento de estas enfermedades y las intervenciones mínimamente invasivas proporcionan un mejor diagnóstico y múltiples beneficios para el paciente, la prevención sigue siendo la clave para una detección precoz, un mejor diagnóstico y el aumento de esperanza de vida en el caso de las patologías más graves.
Por ello, desde el Quirónsalud explican cuáles son las patologías más frecuentes en este ámbito, así como los consejos para su tratamiento e insisten sobre todo en su prevención. Una práctica que puede salvar vidas.
Cáncer de próstata
El cáncer de próstata es el tumor más frecuente en los varones adultos, de la misma forma que el cáncer de mama es el más común en las mujeres. En nuestro país se diagnostican un total de 33.000 nuevos casos de cáncer de próstata cada año. Los expertos señalan a la edad y los antecedentes familiares como los factores de riesgo más importantes.
La prevención es esencial en este tipo de cáncer. Un 80% de los hombres diagnosticados de esta enfermedad siguen vivos a los 10 años del diagnóstico. Mediante un análisis de sangre y un tacto rectal, un 90% de los casos son diagnosticados en nuestro país en fase localizada de la enfermedad.
Prevención, diagnóstico y tratamiento
El doctor Aaron Barreiro, médico urólogo del Hospital Quirónsalud Miguel Domínguez, afirma que "la mejor forma de combatir el cáncer de próstata es la prevención y un control a tiempo. Se recomienda realizar un primer control a los varones mayores de 50 años y a los mayores 45 años que tengan antecedentes familiares".
El tratamiento varía según el grado de agresividad y las condiciones de cada paciente. Las opciones pueden ser desde la Vigilancia Activa (control estrecho de tumores poco agresivos para demorar el tratamiento y sus efectos secundarios), la cirugía laparoscópica (extirpación de la glándula prostática mediante pequeños orificios en el abdomen), la radioterapia o el tratamiento hormonal.
Piedras en la vía urinaria
El número de casos de Litiasis Urinaria o piedras en la vía urinaria ha aumentado significativamente en los últimos años. En España, el aumento de casos ha pasado de un 5% en 2005 hasta el 14,6% en 2016.
El cólico renal o cólico nefrítico es una urgencia frecuente y supone el 3,5% de todas las urgencias hospitalarias. Se trata de una patología muy dolorosa, descrita como una de las formas más angustiantes de dolor en el ser humano, comparable al dolor de parto.
Prevención, diagnóstico y tratamiento
El doctor Barreiro indica que "la aparición de cólicos es más frecuente en pacientes varones, en torno a los 40-60 años y que el 25% de ellos cuentan con historia familiar de litiasis urinaria".
Gran parte de los cólicos renales se resuelven espontáneamente con la expulsión de los cálculos en el transcurso de días o pocas semanas. Sin embargo, en determinados casos se aplica un tratamiento activo para aliviar el dolor y la obstrucción de la vía urinaria y para fragmentar y extraer los cálculos.
En la formación de un cálculo urinario, influyen los genes pero también factores como el estrés, el sedentarismo, la escasa ingesta de agua o la dieta. Por ello, para su prevención, el doctor Barreiro recomienda "modificar la dieta y hábitos de vida siguiendo una serie de recomendaciones básicas como ingerir más líquidos, reducir la ingesta de sal y las proteínas de origen animal, ingerir alimentos ricos en fibra y evitar el estrés y el sedentarismo".
Infecciones urinarias
Las infecciones urinarias de repetición son infecciones del tracto urinario que se repiten más de 3 veces al año o dos en los últimos 6 meses. Afecta en mayor medida a mujeres y se trata de una condición que puede llegar a ser limitante y producir un importante deterioro en la calidad de vida.
Prevención, diagnóstico y tratamiento
El urólogo Aaron Barreiro señala que es importante estar alerta de los factores de riesgo para sufrir este tipo de infecciones. Entre ellos se encuentran las relaciones sexuales recientes, el uso de espermicidas y diafragma, una infección de orina previa, antecedentes familiares de
infecciones urinarias de repetición, uso reciente de antibióticos o estar embarazada.
Las medidas que ayudan al tratamiento de las infecciones de orina son la ingesta de agua, no demorar el ir al baño de forma habitual ni después de las relaciones sexuales, limpiar la zona vaginal de adelante hacia atrás, ducharse en vez de bañarse o no llevar ropa apretada
El tratamiento y prevención de la infección puede tratarse con complementos de Arándanos, D-manosa o lactobacilos probióticos, suplementos de estrógenos vaginales, dosis bajas de antibióticos durante varios meses o vacunas bacterianas.
Hiperplasia benigna de próstata
Esta patología supone el crecimiento benigno y obstructivo de la próstata y se trata de una de las enfermedades más frecuentes entre los varones a partir de los 50 años.
Prevención, diagnóstico y tratamiento
La hiperplasia aumenta de manera progresiva con la edad, ya que el envejecimiento es el factor fundamental en su desarrollo. El doctor Barreiro destaca la importancia de las revisiones periódicas ya que "la sintomatología que produce puede ser tan lenta que a veces no se reconoce".
Sobre su tratamiento, no siempre es necesario tratar el crecimiento prostático benigno. En el caso de que presente síntomas leves y que no interfieran significativamente en su calidad de vida, puede únicamente hacerse seguimiento con controles anuales.
Los síntomas pueden controlarse con una serie de normas higiénicas como reducir la ingesta de líquidos en determinados momentos del día para reducir la frecuencia de las micciones (últimas horas del día, por ejemplo), reducir el consumo de cafeína o alcohol, evitar el estreñimiento, intentar aumentar el tiempo entre micciones o realizar actividad física y evitar el sobrepeso.
En el caso de ser necesario un tratamiento, éste puede ser médico- farmacológico o quirúrgico. En los últimos años, las técnicas quirúrgicas han evolucionado hacia la mínima invasión realizándose los procedimientos por vía endoscópica (a través del conducto urinario) o laparoscópica (a través de pequeños orificios en la pared abdominal). La cirugía mínimamente invasiva permite una recuperación más rápida y con menos complicaciones postoperatorias.