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"Todos pensamos que es algo que le pasa a los demás, hasta que te llega a ti", dice Mari Carmen Bérmudez, pontevedresa de 63 años de edad que fue diagnosticada, en junio de 2021, de un tumor de mama de grado tres. 

Apenas cuatro meses antes, Mari Carmen había cumplido con su revisión rutinaria y la mamografía no arrojara ninguna mala noticia. Sin embargo, tras un paseo, notó una pequeña mancha de sangre en su sujetador que hizo que saltaran todas las alarmas. En el Hospital Montecelo de Pontevedra confirmaron el pronóstico y pronto fijaron fecha para la operación de su carcinoma. Ahí comenzó su propia batalla. 

Hoy se celebra el Día Mundial del Cáncer de Mama, y esta pontevedresa, que ha superado la enfermedad, afirma que lo logró gracias al apoyo de su familia y a la inestimable labor que se lleva a cabo desde la Asociación Española Contra el Cáncer de Pontevedra, a la que sigue perteneciendo. 

¿Qué sintió cuando escuchó la palabra cáncer?

Madre mía, ¡entré en shock! La palabra asusta mucho. 

¿Pudo operarse directamente, sin necesidad de tratamiento?

Primero me operaron, y después recibí tratamiento. Aunque me intervinieron dos veces. A mí en el tejido mamario me detectaron, mediante un pet, varios focos de carcinomas. Inicialmente me hicieron una cirugía conservadora, es decir, me quitaron el tumor, pero luego, tras los análisis, se me detectó una célula en el tejido sano y me terminaron practicando una mastectomía. Después me pusieron quimio y anticuerpos monoclonales. Fue un proceso de unos nueve meses. 

¿Fue duro a nivel físico ese proceso?

Yo tenía otras patologías también. Bueno, tuve mareos, algún vómito... Pero no me afectó mucho. Me hicieron muchos electrocardiogramas porque al parecer, el tratamiento, podía afectar al corazón, pero todo fue bien. Ocurrió hace tres años y ahora estoy bien. Pero tengo que decir que pasé mis miedos, aunque mi nieto me los quitó. 

¿Tenía en su familia antecedentes de cáncer?

Sí, una tía mía tuvo cáncer de pecho y mi madre se murió con 36 años de cáncer de útero. Pero a mí me habían hecho las pruebas y determinaron que, en mi caso, no era hereditario.

¿Qué fue lo primero que pensó tras el diagnóstico?

Recuerdo que, en unos escasos segundos, se me pasó toda mi vida por delante. Pensé, "me muero". Luego miré a mi marido, que me sujetaba la mano con lágrimas en los ojos, pero era capaz de hacerle preguntas a la médico. Yo no lo era. Después saqué fuerzas para consolar a mi marido, le dije que no pasaba nada y que estuviera tranquilo. 

¿Y en quién pensó para no dejarse vencer?

En mis hijos, en mi marido y en ese nieto maravilloso que tengo. A mi familia, en general, tengo que agradecerle todo lo que hicieron por mí. Me ayudaron mucho a nivel emocional, aunque todos dicen que fue al revés, que me veían mucha actitud y que yo les ayudé a ellos.

¿Le ayudó apoyarse en otras personas que estuvieran pasando por lo mismo que usted?

¿Sabes qué hacía? Yo los miedos que iba teniendo y lo que sentía lo iba escribiendo. También me ayudaron mucho unos libros que leí: "Mis ganas ganan", de Elena Huelva, y "Te invito a un mojito", de Mabel Lozano y Paka Díaz. También intentaba animar a algunas personas que acudían a la asociación -se refiere a la Asociación Española Contra el Cáncer de Pontevedra-. Por cierto, lo mejor que hice fue acudir a la AECC, todo el mundo te ayuda, te apoya... No tengo palabras y, de hecho, ahora soy voluntaria. Nadie sabe, hasta que te metes allí, la gente maravillosa que hay. Hay que valorarlo mucho. Pues allí hice amigas e, incluso, nos íbamos a tomar un cafecito al salir. ¿Sabes qué pasa? Conocí muchos casos y, algunos, mucho peores que el mío. Pues estas eran las personas que me llamaban a mí para animarme. 

¿Le dio miedo alguna vez hablar del cáncer? 

A mí, no. No me da miedo hablar del cáncer, para nada. Comprendo que hay gente a la que sí, pero yo lo llevo como algo más de mi vida. A ver, no estoy hablando de ello todo el rato, pero si sale en conversación no me importa. 

Una paciente curada, ¿se libera en algún momento del miedo?

En mi caso todavía lo tengo ahí en la sombra. Hace poco fui a la revisión y la oncóloga me dijo que estaba todo bien, pero siempre preguntas si algo puede ir mal... Te aferras a lo bueno que te dicen los médicos y es importante quedarse con eso. 

¿Qué no puede pensar o hacer un paciente con cáncer?

Nunca puede pensar en negativo. Debe ser consciente de que los médicos están para ayudarnos y ahora en medicina han salido muchos tratamientos y deberían salir muchos más. Y, si en algún momento tienen algún bajón, deben hablarlo con su familia o su gente de confianza. Si se coge a tiempo no hay problema y, si no, pero está controlado y se lucha, tampoco. Siempre hay que pensar en positivo, siempre.