Feafes es la federación que agrupa a las asociaciones de salud mental. Sin ánimo de lucro, cuenta con sede en las principales ciudades gallegas y es una entidad que ofrece servicios gratuitos de apoyo, información y colaboración a las personas con problemas de salud mental y sus familias.
La psicóloga Alicia Parra, psicóloga y técnica de atención integral en la delegación de Vigo, matiza que, esencialmente, el trabajo de su equipo es "mejorar la calidad de vida" de los usuarios del centro. Además de desarrollar distintos programas específicos gracias a la colaboración de organismos como la Consellería de Sanidade, Feafes dispone de un servicio de atención sociosanitaria que permite dar apoyo emocional.
El equipo de Vigo está integrado por diez profesionales de distintos ámbitos: Psicólogos, educadores, trabajadores sociales o integradores, entre otros.
"Conecta coa vida"
Precisamente, una de las últimas líneas de trabajo se enmarca dentro del programa "Conecta coa vida" -de prevención del suicidio- y consiste en la generación de grupos de apoyo mutuo -posvención- para enfrentarse a pérdidas de personas que han decidido quitarse la vida. Este plan más amplio también incluye programas de sensibilización y de análisis de factores de riesgo, así como trabajo con personas con ideación suicida.
En lo tocante a los grupos de ayuda mutua, éstos arrancaron el pasado mes de diciembre y "todas las personas que participan tienen un nexo común, que es que han perdido a alguien por suicidio".
Es Feafes quien valora, una vez recibe la petición de entrar en el grupo, la idoneidad de facilitarlo o no. Se trata, además, de grupos pequeños de unas seis personas con el objetivo de favorecer la participación de los integrantes. Las sesiones, de entorno a dos horas, son mensuales y se prolongarán, en principio, hasta el mes de septiembre.
¿Hasta qué punto afecta a la salud emocional de una persona la pérdida de un ser querido por suicidio?
La psicóloga explica que depende, en todo caso, de la persona. El duelo que sufren presenta unas características que lo complican todavía más y que tienen que ver con emociones difíciles como la culpa o la vergüenza. "Al final hay mucho estigma alrededor del suicidio y esto dificulta mucho la petición de ayuda", remarca Alicia Parra. "Hay también mucho aislamiento porque la persona, muchas veces, no es capaz de reconocer que ha sufrido esto. Y a quien tiene alrededor tampoco sabe cómo acercarse a ella, por lo que ésta da un paso atrás", anota.
Imagen de una sesión de terapia grupal.
Hay que hablar del suicidio, pero con responsabilidad
"A nivel cultural hay mucho miedo a la hora de hablar del suicidio, precisamente, por ese 'a ver qué van a pensar de mí'", cuenta la psicóloga. "Yo tengo claro que es necesario hablar del suicidio, pero también es importante cómo se habla. Cuando se hace de una manera responsable, sí que tiene unos efectos preventivos. No se debe nunca, por ejemplo, hacer mención a la metodología, porque puede darse un proceso de identificación. No es malo que se hable en las noticias y se dé cobertura a una realidad que está ahí, pero, especialmente, pensando en que la gente pida ayuda", añade.
Sobre la forma en la que estos grupos pueden ayudar a los familiares que atraviesan este tipo de duelos, la psicóloga explica que el mayor beneficio es encontrar a otras personas que entienden lo que ellos están pasando. "En este caso, todavía más, por el estigma que hay. Encontrar un espacio en el que hay otras personas que comparten la misma situación que tú, el mismo dolor, y que van a empatizar contigo es muy potente a nivel de beneficio terapéutico", remarca Parra.
¿Por qué lo hizo?
Es, sin lugar a dudas, la pregunta que más se formulan los familiares que han perdido a un ser querido por suicidio. También la de ¿por qué no me di cuenta?: "Todo esto está vinculado a ese no entender por qué sucedió", sugiere la psicóloga.
Sobre si es posible dejar de hacerse estas preguntas en algún momento, Parra responde que la culpa es "una emoción que está ahí y que es complicada de trabajar, pero es fundamental hacerlo a lo largo de todo ese proceso para que, de alguna manera, la persona pueda vivir adaptándose a un entorno sin el ser querido".
¿Qué pasa por la cabeza de una persona que sufre?
Las preguntas en torno al suicidio son muchas y dolorosas, pero es importante, como sociedad, hacérselas. ¿Qué pasa por la cabeza de una persona que sufre hasta tal extremo que decide dejar de vivir?
Los psicólogos recuerdan que hay dos tipos de suicidios: Los planificados y los impulsivos. "Lo que hay detrás, en todo caso, es una situación multiproblemática que lleva a la persona a recurrir a esta alternativa como la única", cuenta la psicóloga viguesa. "Hay muchísimo sufrimiento y muchísima desesperanza, y la persona percibe que esto va a ser así toda la vida, que no hay alternativa o una solución", añade.
Todo lo anterior está agravado por una desconexión social, el sentir que no tiene una red de apoyo. "Es una percepción más subjetiva de la persona", profundiza Alicia Parra.
Para concluir, cabe subrayar que, según datos de la Fundación Española de Prevención del Suicidio, la tendencia suicida se ha incrementado. "Está habiendo un repunte o, por lo menos, sí que estamos viendo que hay más demanda de ayuda en este sentido", concluye la psicóloga.