El Casco Vello de Vigo, en pleno corazón de la urbe olívica, es mucho más que un barrio histórico. Hoy en día es punto de encuentro para la vida social, de ocio y cultural de vigueses y visitantes, que, especialmente en los últimos tiempos, han vuelto a dar vida a sus calles.

La ciudad olívica no se entendería sin las calles empedradas y laberínticas de su zona más vieja, conectada naturalmente con O Berbés, el barrio marinero de un municipio que atesora un gran pasado y cuyos rincones tienen, todavía, mucho por descubrir. Y es que calle arriba y calle abajo -tampoco se comprendería Vigo sin sus famosos desniveles- todavía hay parajes recónditos que sorprenden y que son desconocidos para muchos vigueses, algunos de ellos, localizados en el casco histórico.

Hay otro Vigo más allá de la Plaza de América, Plaza de España, Plaza de la Constitución o Porta do Sol -recientemente reconvertida a la "Plaza Mayor" de la que carecía la ciudad olívica-. Y es aquel que se descubre apeándose del Mirador de Alfonso en dirección hacia abajo y camino al Berbés.

Uno de los puntos sorprendentes que de pueden descubrir en dicha bajada es la Praza do Peñasco, un enclave que el Concello de Vigo recoge en la ruta denominada "Rosalía de Castro-Paseos Literarios", en recuerdo de los tiempos en los que la ilustre escritora residió en la ciudad, cuyo anclaje se encuentra en los soportales y las antiguas casas marineras del Berbés. Además de destacar la Rúa Real como "arteria" de unión entre el citado barrio y el Arenal Industrial, el Consistorio invita a redescubrir la Praza do Peñasco, paralela a la Rúa dos Poboadores, y un enclave con gran encanto.

La Praza do Peñasco es uno de los rincones que sorprende y en el que es posible desconectar del bullicio de la ciudad más grande de Galicia trasladándose, a pocos metros de la mismísima Porta do Sol -centro neurálgico del municipio- al origen de Vigo como villa.