El alcalde de Valencia, Joan Ribó, vuelve a sembrar la polémica por Navidad, y de nuevo con la cabalgata de Reyes como protagonista. Tras hacerle sombra con el evento paralelo de las Magas Republicanas, celebrar en 2021 una edición con aglomeraciones en lo peor de la pandemia, y adjudicar a dedo contratos de la misma a empresarios afines, en 2023 llega una nueva excentricidad. Esta vez, el Ayuntamiento que lidera Compromís ha decidido prohibir la participación de empresas como El Corte Inglés, que amenizan la cabalgata con sus carrozas desde hace décadas.
El veto, que se produce en la última Navidad antes de las elecciones locales que se producirán en mayo de 2023, queda recogido en las bases para la participación en la cabalgata de la próxima edición. Las carrozas "no podrán incluir publicidad ni cualquier otro tipo de promoción de empresas comerciales", recoge el texto, del que se hicieron eco este miércoles los diarios Las Provincias y Valencia Plaza.
Ya hubo un amago sacar a las marcas del desfile en la pasada edición, cuando se justificó para acortar la cabalgata por el impacto de la Covid-19, que todavía sacudía la ciudad en enero de 2022. Tanto que, finalmente, no hubo cabalgata por el elevado índice de contagios. Solo se realizó una exhibición estática.
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Lo llamativo es que el consistorio, ya sin la excusa de la pandemia, ha decidido mantener la prohibición para la presente edición de 2023, en la que solo aceptará que se exhiban marcas de "entidades ciudadanas o personas jurídicas que tengan la condición de asociaciones cívicas, culturales o festivas, clubes deportivos (con independencia de su naturaleza jurídica), organizaciones humanitarias o instituciones".
Clubes, sí; empresas, no
Sí estarán, en consecuencia, las carrozas del Valencia CF o el Levante UD -si ambos clubes deciden volver a aparecer-. Pero no las tradicionales carrozas de El Corte Inglés, los comerciantes del centro comercial Nuevo Centro o la de Milar, entre muchas otras que han amenizado tradicionalmente el desfile de Sus Majestades de Oriente.
La decisión supone varias contradicciones. Por un lado, impide la promoción de empresas de fuerte implantación local, todas ellas motores de empleo durante todo el año y, particularmente, en Navidad. Por otro, cabe subrayar que todas las firmas participaban en el desfile previo pago. Es decir: patrocinaban la cabalgata para reducir su coste.
Pero desde la Concejalía de Cultura Festiva, dirigida por el edil de Compromís Carlos Galiana, defienden el cambio con el argumento de que "el público objetivo son los niños". Buscan que el desfile "no sea de marcas, sino de personajes de Navidad", e insisten en la idea de "modernizar y agilizar el acto".
La oposición, en cambio, advierte en la decisión "una nueva provocación" y "un nuevo ataque a la empresa privada". "El sectarismo de Ribó llega ahora a prohibiciones en la Cabalgata de Reyes. Es una noche donde todos los que quieran participar llenando de ilusión Valencia deben ser bienvenidos", reprochó al respecto la portavoz del PP, María José Catalá.