La Comisión Europea publicó el pasado mes de julio una serie de propuestas legislativas relacionadas con la gestión sostenible de los recursos naturales clave, derivadas de la Estrategia sobre Biodiversidad, la Estrategia de Suelos y la Estrategia de la Granja a la Mesa, entre las que se encontraba la Propuesta de Reglamento sobre nuevas técnicas genómicas en plantas, también conocidas como NGT por sus siglas en inglés.
Las NGT son técnicas que pueden ayudar a obtener nuevas variedades vegetales de manera más rápida y con mayor precisión que las técnicas clásicas de mejora genética. Estos cambios pueden ser modificaciones simples, equivalentes a las que podrían obtenerse de forma natural o con las tecnologías de mejora clásica, o modificaciones más complejas.
Las NGT incluidas en el ámbito de la citada propuesta del pasado mes de julio son tecnologías que permiten modificar el genoma de una manera precisa y eficiente, sin introducir material genético de especies no compatibles. Este factor es clave para diferenciarlas de las técnicas de transgénesis, utilizadas para obtener los conocidos como organismos modificados genéticamente.
A pesar de que hace pocos días no se logró alcanzar el acuerdo necesario en la UE para aprobar el reglamento, quedará en manos de la próxima presidencia europea (Bélgica), ya que la actual legislación no se ajusta la nueva realidad que plantean las NGT en el ámbito de la agricultura.
El potencial de las NGT y el freno regulatorio
Las NGT representan un gran potencial en la agricultura para dar lugar a cultivos eficientes y adaptados a los escenarios climáticos existentes. Actualmente, ya se cuenta con ejemplos de desarrollos en investigación con estos tipos de tecnologías y estamos ante avances científicos y tecnológicos muy prometedores para el futuro de la agricultura y la alimentación, como variedades de maíz mejor adaptadas a las sequías, patatas resistentes a patógenos que reducen la dependencia de fitosanitarios o productos como los champiñones que no pardean, de forma que se aumenta su vida útil y se reduce el desperdicio de alimentos.
En los últimos años se ha producido una revolución en el campo de la genética con la llegada de lo que la UE denomina “nuevas técnicas genómicas”. La más famosa de estas técnicas es el CRISPR, que en su forma más simple actúa como unas tijeras moleculares para cortar el ADN en lugares determinados. Estas técnicas permiten la edición precisa de genes de plantas, animales y microorganismos. Actualmente la técnica CRISPR está prohibida de facto en la UE cuando se trata de la edición del genoma de plantas y animales, resultado de una sentencia dictada por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea en 2018.
Y es que las leyes de la UE están obsoletas, especialmente el marco regulatorio de 2001 que actualmente clasifica los cultivos editados genéticamente como organismos genéticamente modificados (OGM o transgénicos). Esto irremediablemente asfixia nuevas fuentes de crecimiento económico, empleo y sostenibilidad ambiental en Europa, como las NGT, que son técnicas seguras y necesitan una regulación adecuada.
Las leyes restrictivas actuales han impedido que la UE aproveche cualquiera de estos avances, a pesar de que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y grupos científicos consultivos han declarado que las NGT no introducen nuevos riesgos para la seguridad alimentaria en comparación con la mejora convencional y las técnicas genómicas establecidas, y no deben considerarse OGM en ningún caso.
La UE se va quedando aún más atrás a medida que los países de todo el mundo continúan aprobando nuevas regulaciones que apoyan las tecnologías de edición genética, que son una parte vital del crecimiento de la bioeconomía. Tanto la sentencia del TJUE de 2018 como la legislación original de 2001 sobre OGM son internamente incoherentes en el sentido de que excluyen específicamente a los organismos alterados genéticamente mediante mutagénesis química o por radiación, basándose en que estas técnicas pueden considerarse seguras porque se han utilizado durante mucho tiempo.
Sin embargo, dado que provocan mutaciones genéticas aleatorias, la mutagénesis química y la mutagénesis por radiación tienen el potencial de inducir muchas más consecuencias no deseadas que las mutaciones específicas de secuencia creadas por las NGT.
El resultado es una situación científicamente perversa en la que se prohíben las mutaciones genéticas precisas y se permiten las imprecisas. Es la falacia naturalista llevada al extremo. Incluso la propia CE se ha visto obligada a reconocer lo absurdo de esta situación y el daño que podría causar a los alimentos y al medioambiente en Europa.
Implicaciones para los cítricos
Para el sector citrícola, las NGT pueden tener una importancia extraordinaria en la lucha contra la sequía, uno de los mayores problemas que afronta el sector en la actualidad. Aplicar las NGT al desarrollo varietal permitiría agilizar el estudio para encontrar variedades más resistentes al estrés hídrico, y más productivas, permitiendo producir más con cada gota de agua.
Además, las NGT pueden convertirse en una pieza clave en la lucha contra plagas y enfermedades, como por ejemplo el llamado Greening o HLB. Muchos somos los que creemos que la genética será la llave que abra las soluciones permanentes al HLB. Ya sea mediante la genética tradicional o con nuevas tecnologías genómicas, algún día podría y debería haber un árbol de cítricos lo bastante resistente o tolerante como para que la enfermedad del Greening deje de ser un problema. Con una probabilidad muy elevada la clave podría ser usar la tecnología CRISPR para crear un árbol resistente o tolerante al HLB.
¿Hacia una solución definitiva?
La Propuesta de Reglamento sobre nuevas técnicas genómicas en plantas, calificada por muchos expertos como insuficientemente ambiciosa, también reconocen que va en la dirección correcta. Sin embargo, muchas ONG, partidos políticos y Estados miembros (Alemania, Austria y algunos otros gobiernos) se oponen frontalmente a ellas. No podemos permitir ni el bloqueo ni las restricciones a estas técnicas en Europa. Desde el punto de vista de los intereses y necesidades actuales del sector citrícola, el factor tiempo cuando se trata de nuevas técnicas genómicas es muy importante y necesitamos avanzar con celeridad con esta propuesta.
Afrontamos retos muy cruciales como producir más alimentos con barreras tan importantes como el cambio climático. Ante este escenario, debemos disponer de todas las herramientas posibles para la obtención de nuevas variedades. Es imprescindible investigar en nuevas herramientas y en innovación, que podemos usar en beneficio de la sostenibilidad del sistema alimentario. Con esta propuesta se busca facilitar la investigación y la innovación, pero también que el resultado de estas tecnologías llegue al campo europeo. Que no nos apeen del tren.
Inmaculada Sanfeliu es la presidenta del Comité de Gestión de Cítricos