La Audiencia de Valencia retoma el próximo martes 9 de enero el juicio contra José Antonio Alapont, el hombre acusado de asestar hasta 24 cuchilladas a su hijo de 11 años el 3 de abril de 2022 en su casa del municipio valenciano de Sueca con el propósito de "causar el mayor daño posible" a la madre.
El juicio por el asesinato de Jordi tendría que haber comenzado el pasado 18 de diciembre con la selección de los miembros del jurado popular y la declaración del acusado.
En un principio, el parricida de Sueca se había mostrado partidario de reconocer los hechos, pues se trata de un crimen que no admite discusión y admitió la autoría. Pero en el último momento, el hombre rompió el acuerdo unilateralmente y trasladó al tribunal que no se iba a conformar con la pena de prisión permanente revisable.
Como el juicio se podía alargar más de lo previsto, la magistrada que preside este juicio con jurado decidió aplazarlo hasta después de Navidad para que los miembros del tribunal popular no permanecieran incomunicados el fin de semana previo a Nochebuena.
Además, la magistrada trasladó a las partes que tomó la decisión para no añadir más sufrimiento a los familiares de Jordi durante unas fiestas tan señaladas.
La defensa del acusado tratará de introducir a partir del próximo el 9 de enero algún tipo de circunstancia atenuante para lograr una condena menor. Así, la vista empezará el martes con la formación del jurado, la declaración del acusado y de la madre de Jordi, aunque esta última será a puerta cerrada y detrás de parabán.
El crimen
El homicidio tuvo lugar el 3 de abril del año pasado en el domicilio de José Antonio, cuando la madre dejó a Jordi con su padre para celebrar su cumpleaños. Había una orden de alejamiento, pero el juzgado de Familia había acordado la custodia compartida.
Según ha concluido la Fiscalía de Valencia, Alapont comunicó a su hijo la agresión que estaba a punto de hacer y, a continuación, le clavó una veintena de cuchilladas que le causaron la muerte.
Por las heridas que presentaba Jordi en las manos, el informe forense que se expondrá en el juicio recoge que el niño intentaba protegerse. Pero no pudo defenderse por la fuerza del padre.
El acusado, además, dejó que Jordi llamara a su madre por teléfono, mientras se producía la agresión, y que por lo tanto la mujer fuera testigo de los gritos de auxilio del hijo.
El asesinato se produjo cuando el niño estaba viendo la televisión en el domicilio.
En un momento dado, el menor, sobre las 14.04 horas, mandó un mensaje de WhatsApp a su madre diciéndole que si podía ir a por él.
Según ha desvelado la investigación, la madre intentó ponerse en contacto telefónico con él sin obtener respuesta hasta que a las 14.14 horas el acusado permitió que su hijo cogiese el móvil.
Su madre solo pudo oír cómo su hijo la llamaba con un grito: "mamááááá" y a continuación se cortó la comunicación. Jordi era el único hijo de la pareja.
El hombre realizó esta acción, según mantienen la Fiscalía y el resto de acusaciones del caso, para causar a la madre el niño el mayor dolor de todos los imaginables, como colofón de toda una vida de agresiones y malos tratos tanto psíquicos como físicos.
Tal y como mantienen las mismas partes, el hombre menospreció a su mujer a lo largo del matrimonio delante de amigos, familia y compañeros de trabajo. Cuando ella decidió separarse, comenzaron los golpes y los malos tratos físicos.
Tras ello, la mujer cogió a su hijo y se marchó a vivir con sus padres a la localidad vecina de Cullera. El acusado siguió llamándola y con amenazas y en agosto de 2021 se presentó en la casa de sus suegros para exigir que le entregaran al niño.
Inmediatamente después, la mujer presentó una denuncia contra él y se dictó sentencia condenatoria contra el hombre, en la que se le imponía una medida de alejamiento por ocho meses.
En septiembre se dictó la sentencia de divorcio, de mutuo acuerdo, con custodia compartida, tras la cual el acusado mantuvo con su hijo las visitas que le correspondían y cesó en todo acto hostil respecto de su exexposa. Hasta los días inminentemente anteriores al domingo 3 de abril de 2022, en que comenzó de nuevo a llamarla pidiéndole que le llevara al menor, que cumplió los 11 años el día 1.
Tras el crimen, el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del CGPJ propuso que se establezca un sistema de alertas en los sistemas procesales para que todos los Juzgados de Familia conozcan si una mujer ha denunciado y tiene una sentencia condenatoria, porque en estos casos están obligados a suspender el régimen de visitas a los menores.
El episodio lo descubrieron la abuela paterna y la madre del menor. La abuela había acudido a recoger el niño en el domicilio del padre y unos minutos después también se presentó la madre, que, alertada por la llamada de su hijo, había avisado el servicio de emergencias 112 y a la Policía Local, que movilizaron varios efectivos al lugar de los hechos.
La violencia vicaria es aquella que tiene como objetivo final hacer daño a la mujer a través de la violencia extrema contra sus seres queridos, en la mayoría de casos llegando al asesinato de sus hijos.
Se llama violencia vicaria porque sustituye, en este caso, a la mujer por sus hijos para destruir la vida de la madre y causarle un dolor incurable, que en algunos casos ha llegado hasta el suicidio de esta.
Desde que se empezaron a contabilizar los casos de violencia vicaria en España, en 2013, cincuenta niños y niñas han sido víctimas del padre biológico o de la pareja o expareja de la madre al conjunto del Estado español.