Valencia

La tienda más antigua de Valencia tiene 231 años. Su nombre: la Tienda de las Ollas de Hierro, aunque en ella los clientes no podrán comprar utensilios de cocina.

Entrar en este histórico establecimiento es como hacer un viaje al pasado, ya que conserva el mobiliario original de la época, con sus estanterías repletas de artículos y su mostrador de madera maciza. 

Es uno de esos lugares que forman parte de la historia de la ciudad y que pese a los cambios históricos, guerras, crisis económicas y pandemias sigue abriendo sus puertas cada mañana.

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En un contexto en el que cada vez son más las tiendas de toda la vida que se ven obligadas a cerrar, por el aumento de los alquileres o la falta de relevo, y son sustituidas por franquicias, la Tienda de las Ollas de Hierro de Valencia cuenta con más de dos siglos de vida. 

El truco para sobrevivir, según Jorge, el encargado de la tienda, es que "no hay ningún secreto". "Una atención lo más correcta posible", añade. En este sentido, asegura que además la gente le tiene cariño a la tienda. 

En sus armarios pese a lo engañoso de su nombre, no hay ollas ni sartenes. En este establecimiento lo que se venden son artículos de mercería, paquetería y bisutería. También aderezos de valenciana e imágenes y objetos religiosos.

El interior de la tienda Natxo Martínez Hermoso

"Actualmente tratamos de respetar la esencia del negocio y, si bien a lo largo de los años hemos intentado adaptarnos a las exigencias y necesidades del momento, la tienda mantiene la venta de artículos de paquetería, mercería y bisutería, pero nos hemos especializado en aderezos y complementos de valenciana, Nacimientos y artículos para Belén, Imágenes y objetos religiosos", señalan desde el establecimiento.

En este sentido, venden desde hilo para pasar collares, agujas especiales y un sinfín de abalorios y cuentas. También figuras de Santos y vírgenes, crucifijos y niños Jesús de varios materiales y tamaños.

Para decorar el Belén, son especialistas en artesanía de barro. Disponen hasta de figuras con movimiento y ríos con bomba de agua.

Aunque lo más importante son los complementos de falleras. "Tenemos aderezos para todas las edades y de todos los precios, desde el más sencillo hasta aderezos chapados en oro y hechos a mano. Peinetas troqueladas y cinceladas artesanalmente".

¿Por qué el nombre?

¿Por qué ese nombre si nunca se han vendido ollas? Cuando se fundó, en 1793, por parte de una familia francesa la tienda tenía un depósito de ollas de hierro fabricadas en Marsella.

Era el único almacén conocido en aquella época en Valencia y, por lo que apuntan los actuales dueños, debía de ser muy famoso y popular. 

"Era un almacén que distribuía ollas a toda España. Y nos quedamos con el nombre, aunque nunca hemos vendido ollas", explica el encargado, quien afirma que cambiarle el nombre al negocio sería algo impensable.

Estanterías de la tienda Natxo Martínez Hermoso

"La nuestra es una tienda emblemática. Hemos visto hasta la evolución de las familias. Por ejemplo, padres que vienen con sus hijos a comprar figuras para el Belén y luego son esos hijos que vienen también con los suyos", rememora.

La situación privilegiada del local también ayuda. Se trata de un comercio situado en pleno corazón de la ciudad, con una clientela fiel y con un producto de calidad.

Se encuentra en la calle Derechos de Valencia, en pleno casco histórico de la ciudad, junto a la famosa plaza Redonda. De hecho, es un punto más en las rutas turísticas de muchos visitantes.

Tienda centenaria

Después de su fundación en 1793 por parte de una familia francesa, previsiblemente huyendo de la Revolución francesa, según la información de la que disponen los dueños, el negocio pasó a Joan Esteban, que era un dependiente de la tienda.

Folleto antiguo de la tienda

En el año 1872, la propiedad pasó a manos de Miguel Gómez Prósper, como puede verse en un folleto publicitario por el centenario de la tienda. Desde la tienda señalan que en el siglo XX volvió a cambiar de dueños, a Manuel Reig Bonell, quien registró la marca de fábrica que da nombre a la tienda en 1916.

Más tarde, relatan que fue Benjamín Martín Caruana quien estuvo al frente como tienda de objetos religiosos. 

En 1944 aparece a nombre de los hermanos Virgilio y Mariano Pérez Martínez. Este último fue quien figura como único propietario en la década de los 50. Junto a su sobrino Miguel Almenara Pérez, estuvieron al frente del establecimiento.

Tras el fallecimiento de Mariano Pérez Martínez en 1992, el negocio pasó a nombre de su hermana Rosario Pérez Martínez, pero fue Miguel Almenara Pérez quien siguió encargándose del negocio hasta su jubilación en 1997.

En este ambiente de saga familiar, su hijo Jesús Almenara Márquez se hizo cargo de la tienda hasta nuestros días. Es uno de los pocos locales de Valencia que guarda la esencia de lo de toda la vida, donde parece que el tiempo se ha detenido.