El trágico incendio de un complejo residencial en el barrio valenciano de Campanar ha acabado con la vida de diez personas. Entre las víctimas hay un joven matrimonio y sus dos hijos pequeños (uno recién nacido), que esperaron encerrados en su cuarto de baño a ser rescatados por los bomberos, pero la violencia de las llamas les impidió acceder al edificio y fallecieron intoxicados.
El drama de la tragedia es innegable, pero todos coinciden en que podría haber sido mucho peor. En cuestión de pocos minutos, el fuego se propagó de un piso a otro hasta calcinar por completo los dos edificios, como si de una falla se tratara. Un complejo de 138 viviendas en los que se estima que vivían 450 personas.
Y si no hay que lamentar muchas más perdidas humanas es gracias, sin ningún tipo de duda, a Julián. De carácter afable y querido por todos, según cuentan los que le conocen, el conserje del edificio actuó como un verdadero héroe.
Desde el año 2009, Julián trabaja en el edificio, al que acude andando o en bicicleta desde su casa en Mislata todos los días. Pero el jueves 22 de febrero no fue una jornada más. Entre las cinco y las seis de la tarde, se originó un incendio en la planta octava, en la puerta 86. Desde ese momento, todo sucedió demasiado rápido.
La orden era desalojar y ponerse a salvo. Pero él no lo hizo. Conoce a sus vecinos desde siempre. Y aunque ahora cree que actuó como lo hubiera hecho cualquiera, lo cierto es que su determinación fue clave para salvar muchas vidas.
Sin dudar ni un segundo, avisó puerta por puerta a todos los vecinos que pudo, subiendo y bajando pisos hasta que el humo se lo impidió.
Julián, que este sábado participó en el minuto de silencio convocado por el Ayuntamiento de Valencia en señal de duelo y de respeto a las víctimas, no es capaz de recodar cuántas veces subió las escaleras ni a cuántas puertas pudo tocar.
Sí le vienen a la cabeza algunas de las escenas que vivió aquella fatídica tarde. Las más impactantes. Como cuando tocó el timbre de la puerta 72, donde vive una mujer mayor. "Abrí la puerta y vino una llamarada, la cogí y la saqué", explica.
También recuerda cómo ayudaron a un hombre con silla de ruedas, que pudo ser rescatado.
Sabe que accedió a los pisos más altos del edificio, aunque no puede precisar si llegó hasta el 10 o el 12. Lo hizo por una escalera paralela que llega hasta la planta número 14. Por ella, iban bajando los vecinos, que, con lo puesto y sin poder asimilar lo que estaba ocurriendo, trataban de ponerse a salvo.
"Hice lo que pude"
Julián, que se resta protagonismo, asegura que hizo todo lo que pudo, hasta que el humo ya le impedía seguir bajando por las escaleras y los bomberos le ordenaron que se quedara en el patio del edificio, por si necesitaban algo más de él.
Según recuerda, colocaron unos ventiladores para sacar el humo, pero "la cosa se puso peor". "Caían las planchas ardiendo y me refugié en un rincón de la entrada hasta que crucé y salí", explica. Fue en ese momento cuando Julián reconoce que tuvo miedo, que "lo pasó mal".
Este conserje valenciano es consciente de que gracias a él, muchos de sus vecinos se han salvado. También tiene palabras de recuerdo para los fallecidos, a los que conocía desde siempre. "Fue todo muy rápido", lamenta.
Después, estuvo hasta las dos de la madrugada con la policía en la comisaría, ayudando en las labores de localización de los vecinos, llamándoles a todos por teléfono para confirmar su estado.
Es para ellos su ángel de la guarda. Uno de los vecinos afectados, Manuel, lo tiene claro: "sin su ayuda, mucha gente no habría podido escapar".
"Es el típico trabajador atento y eficaz, pero ha demostrado además tener un gran coraje y ser una gran persona", subraya otro de los residentes.
Este sábado recibió un aplauso de reconocimiento tras el minuto de silencio en la plaza del Ayuntamiento. Además, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, y la alcaldesa de la ciudad, María José Catalá, le agradecieron personalmente su acto de valentía.
Ahora, según ha confesado, se cogerá unos días de descanso. Todavía no tenido tiempo de pensar en cuál será su futuro. Julián, que todavía sigue abrumado por la tragedia, se ha convertido en el héroe de todos.