Valencia

Las cabinas telefónicas han sido, desde antaño, un elemento vertebrador de la sociedad española. Han estado presentes en pueblos y ciudades durante décadas, pero la irrupción de la telefonía móvil fue la causa principal de la caída en desuso de estas estructuras. 

A pocos años de que cumplan un centenario de vida, se las considera "un servicio obsoleto de uso anecdótico" que ha sido totalmente reemplazado por otras alternativas de comunicación, según fuentes de Telefónica. De hecho, en 2006 se registraron más líneas de teléfonos móviles que habitantes.

Las que aún funcionaban y se encontraban repartidas por la ciudad de Valencia, también las de localidades colindantes, desaparecieron del mapa hace apenas unos meses. Sin embargo, este miércoles se ha completado la retirada de las últimas que resistían abandonadas en las aceras. 

[Adiós a la mítica cabina de Telefónica: qué pasó y por qué desaparecieron 200 de ellas en Valencia hace unos meses]

Formaban parte del entorno, como un componente más del paisaje urbano, y se echarán en falta allí donde se alzaban.

La retirada, realizada por parte de los operarios de Telefónica, ha sido una prioridad para la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, que trasladó la decisión a los directivos de la entidad "porque ensuciaba las calles y se encontraban abandonadas y en mal estado".

Imagen de la retirada de una de las cabinas de Telefónica que resistían en las calles de Valencia. EE

El concejal de Movilidad, Jesús Carbonell, ha asegurado que "el anterior equipo de gobierno no hizo nada durante ocho años". "Nosotros lo hemos solucionado en muy pocos meses", ha puntualizado el edil.

"El motivo es evitar la dejadez que ha sufrido este mobiliario urbano durante años y dejar más limpias y aseadas las calles de la ciudad", ha explicado Carbonell.

Servicio universal

Telefónica era la compañía encargada, por obligación del Gobierno, del mantenimiento de las cabinas. El contrato venció el 31 de diciembre de 2020 y el Ejecutivo decidió no prorrogarlo ante la inminente eliminación de este servicio de la categoría de "servicio universal".

El considerar a las cabinas telefónicas como parte de este servicio suponía que las poblaciones con más de 1.000 habitantes debían tener al menos una instalada, y otra adicional por cada 3.000 habitantes.

Cabina telefónica en el barrio de Ruzafa de Valencia, imagen de archivo. Raquel Granell

El servicio universal de telecomunicaciones establece que todos los ciudadanos deben tener "acceso a una serie de servicios básicos con independencia de su localización geográfica, con una calidad determinada y a un precio asequible".

La nueva Ley general de Telecomunicaciones las dejó de valorar como "servicio esencial". Mantenerlas tuvo un coste de 4,68 millones de euros en 2018 para Telefónica, tal y como recoge un informe de la CNMC. La empresa decidió, finalmente, desinstalarlas.

Las cabinas se llevan "a desguace" y se desmontan. Fuentes de Telefónica aseguran que, en algunos casos, se aprovechan los componentes modulares del teléfono como unidades electrónicas y validadores y parte de los cristales del mueble.

Aquellas que poseían un buen aspecto se guardaban en los almacenes de Cabitel, filial de Telefónica, donde se almacenaban decenas de ejemplares para posibles usos relacionados con el cine o para decorados de época, aunque no se tiene constancia de esto a día de hoy en Valencia.

Respecto a las cabinas destinadas a otros usos, actualmente tampoco hay ningún proyecto general. Pero existe algún caso particular en el que se ha solicitado la cesión de las cabinas existentes a determinados municipios: han pasado a ser de la titularidad del ayuntamiento y, por lo tanto, se ha dejado a su criterio dedicarla al uso que precisen.

Aun así, las míticas cabinas telefónicas no cumplirán su centenario en Valencia; tampoco su transformación en un nuevo elemento comunicativo, si es que en algún momento la compañía lo planteó.