84 años es el tiempo que ha pasado para que José Costa Bayona pueda descansar en el cementerio junto a su esposa y sus familiares. Su hija Mercedes, de 93 años, y su nieta Fabiola llevaban casi 8 años luchando para recuperar sus restos de la fosa común 114 de Paterna donde yacían hasta hace una semana.
"Ha sido un proceso muy largo, pero fue muy emotivo poder recuperar el cuerpo de mi abuelo", explica Fabiola a EL ESPAÑOL. Para su madre -hija de la víctima- ha sido "como quitarse un peso de encima". "Ya está tranquila. A pesar de la edad que tiene, es consciente de todo lo que pasa", añade Fabiola.
La historia de su abuelo es la historia de muchas personas de la España de esa época. Nació y vivió siempre en Cullera (Valencia). Era huérfano y se crio en un orfanato, en el que las monjas le enseñaron a leer y a escribir y también un poco de cultura general, según relata su nieta.
Después se casó y tuvo tres hijos. Para mantener a la familia, tenía dos trabajos: por la mañana en el campo y por las noches, acomodador del cine del pueblo.
"Era una persona muy normal y corriente, sin ideologías políticas", describe Fabiola. Durante la guerra, siguió con su rutina en Cullera. "No había tocado un arma en su vida". De hecho, según explica su nieta, durante la mili José tocaba la corneta.
Su gran pasión, además de la música, era leer. Era uno de los pocos habitantes del pueblo en esos años que sabía leer y escribir. Por las tardes, bajaba a la plaza y los vecinos se reunían a su alrededor para que les leyera la prensa y les explicara las noticias. Este hábito se volvió en su contra, según creen sus familiares.
En el pueblo, empezó a ser considerado como "el rojo" y las autoridades, cuando acabó el conflicto, acabaron arrestándolo. Su familia defiende que para su detención se alegaron crímenes que José no cometió.
El 1 abril de 1939 finalizó la Guerra Civil española, con el último parte firmado por Franco, declarando su victoria. Unos días después, los agentes tocaron a la puerta de José. Él sabía que iban a por él. Un amigo le había dado el aviso, pero rechazó marcharse. ¿Dónde iba a ir sin su mujer y sus tres hijos?
Decidió no huir y esperar en su casa. Estaba convencido de que no podrían acusarle. No tenían ningún motivo para ir a por él. Así lo explican sus familiares.
Últimas palabras
Tras la detención, lo destinaron a la cárcel de modelo de Valencia, donde estuvo retenido durante un año. Un jueves de mayo de 1940 fue fusilado en el campo de tiro de Paterna, minutos antes de poder encontrarse con su esposa, que como cada jueves acudía a la cárcel de visita.
Dejó una nota a Mercedes, su mujer, cosida entre la ropa. Escueta y directa, tan solo 12 palabras. "Mercedes hoy día 20 de mayo me sacan a fusilar. Tuyo, José". El certificado médico confirma sus palabras. Murió a las 20 horas de ese día de primavera.
"En esa época de celos y envidias, pensaban que era un rojo. Lo denunciaron, lo encarcelaron y para poderlo fusilar le culparon por una serie de delitos que no había cometido. Ese fue su final", comenta Fabiola.
¿Cómo pudo salir adelante su esposa con tres hijos? "Fue muy duro, mi madre se tuvo que poner a trabajar con diez años, limpiando casas, y mi tío con 14 años también", cuenta Fabiola, que lamenta que el fusilamiento de su abuelo "les truncó el futuro" a todos.
Entierro digno
El pasado 31 de mayo en Paterna, su hija Mercedes y su nieta Fabiola pudieron recoger los restos de José, en un emotivo acto en el que ninguna pudo contener las lágrimas.
"Pobre mi madre, con todo lo que ha sufrido", fueron las únicas palabras que pudo pronunciar en ese momento la hija de la víctima, de 93 años.
Para Fabiola y su madre, cerrar esta etapa pendiente ha sido muy importante, aunque los sentimientos ahora sean agridulces.
"Me siento vacía porque ya ha terminado todo, pero al mismo tiempo contenta porque queríamos que mi abuelo descansara junto a su mujer", explica Fabiola.
Y es que después de 84 años pudieron darle un entierro digno en el cementerio municipal de Cullera, con la ayuda del Ayuntamiento, que organizó un acto institucional en su memoria.
Durante el homenaje, el alcalde de Cullera, Jordi Mayor, reivindicó la figura de José Costa, "una persona que lo único que hizo mal fue saber escribir, leer y ser un individuo culto y bondadoso que ayudaba a la gente".
Al respecto, lamentó que haya personas que "pretendan equiparar a las víctimas con los verdugos". "Somos muchos los que combatimos porque la memoria de José de muchos otros no se queden al mismo nivel que la de los franquistas que asesinaron y fusilaron vilmente sin dignidad", defendió durante el acto.
"Ha sido un proceso largo, con mucho trabajo, que hoy concluye con el final digno y necesario que se merece tanto mi abuelo como todas las personas que continúan luchando para dar a sus seres queridos el homenaje y respeto que se merecen", aseguró la nieta de la víctima.