Valencia

No se recuerda un incendio forestal tan devastador en la Comunitat Valenciana como el que comenzó en la localidad castellonense de Bejís hace ahora ya dos años. Calcinó más de 19.000 hectáreas en varios términos municipales de la provincia a causa del avance sin control de las llamas y en un perímetro de 140 kilómetros.

La peor parte se la llevaron los pueblos a los que llegó el fuego. Afectó a Bejís, Torás, Teresa, Sacañet y el Toro, principalmente, en agosto de 2022. Fue entonces cuando algunos vecinos aunaron fuerzas en respuesta a esta crisis y se fundó Ōriwa con un compromiso: restaurar la región.

Pero dos años después denuncian la falta de recursos: "La vida no se recupera", lamenta Magda Lázaro, presidenta de la Asociación para la Reforestación y la Recuperación Socio-Ambiental, a EL ESPAÑOL.

Los municipios de la cabecera del Palancia siguen sin inversiones tanto para reactivar la economía como para intervenir en entorno forestal: "Si mañana hubiese otro incendio, volveríamos a sufrir el mismo calvario", asegura Lázaro.

La situación generalizada ofrece dos años después una fotografía desoladora, "fantasmagórica", define la representante.

La presidenta y también vecina de Bejís denuncia el mal estado de las carreteras, así como su estrechez. En caso de una futura evacuación, la falta de espacio volvería a dificultar la tarea a los bomberos.

Indica que algunas poblaciones tampoco disponen de antena de emergencia, por lo que el servicio de comunicaciones es "nefasto". "Nos volveríamos a quedar incomunicados. Con el incendio de Bejís 200 personas tuvieron que autoevacuarse", explica la responsable de la entidad.

A ello se le suma el tipo de cubierta vegetal existente, en la que ya han crecido matorrales que actualmente están secos y hay árboles caídos. Antes del incendio predominaban los carrascales, los pinares, matorrales y campos de cultivo. "Era una bomba de relojería, el combustible ideal para alimentar al fuego. Se tiene que quitar porque podría provocar otro desastre medioambiental", afirma Lázaro.

Según el Informe sobre el Impacto del Incendio Forestal de Bejís, después de la tragedia el suelo quedó "desprotegido de la cubierta vegetal y hojarasca" y presentó "riesgo de erosión y escorrentía muy alto que requería de acciones de mitigación y de restauración específicas". 

A pesar de que actualmente falta inversión en el interior de la provincia y "queda mucha extensión por intervenir", agradece las ayudas facilitadas por el Gobierno tras la catástrofe, así como la rápida intervención del Ministerio de Fomento para evitar peligros por caídas de árboles en las carreteras y las vías. 

La presidenta de la entidad también echa en falta la ramadería, que prácticamente ya no puede alimentarse debido al entorno calcinado y que, en sus palabras, es "el cortafuegos natural tan necesario". 

"Desde la asociación no paramos de trabajar para intentar darle vida al pueblo otra vez, pero hay mucho desgaste también. Ahora estamos contemplando la vía educativa, acciones con colegios e institutos, que podría servirnos de altavoz para recibir recursos económicos".

Las consecuencias

Las consecuencias del incendio han sido importantes para la economía de los cinco municipios que forman la Asociación Para la recuperación socioambiental en Bejís, El Toro, Teresa, Torás y Sacañet.

En primer lugar, señalan que el paisaje quemado disuade a los visitantes: "Representaban una gran fuente de ingresos". "Este hecho amenaza, por tanto, los escasos servicios existentes, de manera que si no se actúa de inmediato, la despoblación puede verse agravada a corto plazo".

Imagen del paisaje actual arrasado por las llamas en Bejís (Castellón). EE

Por otro lado, el efecto del incendio en los escasos cultivos que pervivieron provocó una desastrosa cosecha de olivas que en este último año se ha agravado por la sequía y la prohibición de riego por parte de la Confederación Hidrográfica del Júcar, dado el descenso de caudal del río Palancia.

"Nuestra asociación vuelve a solicitar, con más fuerza que nunca, la intervención urgente de la administración con una política clara y contundente en el aspecto forestal que demuestre un interés real por recuperar nuestros bosques de manera ordenada", reivindican.

Reconstruir su vida

La misión de Ōriwa es "restaurar la dignidad de la tierra, revitalizar la flora y las especies animales autóctonas, y reconstruir la vida social y económica de estas comunidades afectadas". Así lo especifican en su portal web:

  1. Reforestación y restauración de áreas afectadas por incendios.

    Es una tarea esencial para la recuperación de los ecosistemas afectados. El objetivo es restablecer la biodiversidad y la mejora de la calidad del suelo, mantener los suelos estables y regular los flujos de agua. De esta manera, se reducen los riesgos de inundaciones y deslizamientos de tierra.



    La restauración también ayuda a reducir las emisiones de dióxido de carbono y a combatir la pérdida de hábitats de vida silvestre. Son el primer paso para combatir el cambio climático y mantener los recursos naturales globales.



  2. Promoción de la biodiversidad y la conservación de especies autóctonas.

    Se logra a través de la implementación de políticas y estrategias que apoyen la protección de la flora y fauna nativa, así como a través de la educación y la sensibilización de la sociedad sobre la importancia de preservar y respetar la diversidad biológica.



    También se promueve la restauración de ecosistemas dañados y la reintroducción de especies en peligro de extinción a su hábitat natural.



  3. Impulso de proyectos sociales y económicos sostenibles en la región. 

    El objetivo es generar un impacto positivo en la calidad de vida de la población y fomentar el crecimiento económico a largo plazo.

    Se pretenden impulsar iniciativas que fomenten la conservación del medioambiente, la inclusión social y la generación de empleos, así como la mejora de la educación y la atención sanitaria en la zona. Todo ello a través de un enfoque sostenible y responsable con el entorno y la comunidad local.

  4. Sensibilización y educación sobre la importancia de la protección del entorno.

    Fundamental para asegurar un futuro sostenible para el planeta. A través de la educación se busca concienciar a la sociedad sobre la necesidad de cuidar y preservar los recursos naturales, reducir la huella ecológica y fomentar prácticas responsables y amigables con el medioambiente.



    Esto implica cambios en los hábitos de consumo y en la forma en que se utilizan los recursos, así como una mayor responsabilidad individual y colectiva hacia el entorno natural.