El dolor de Yolanda: hallan a su hermano Jorge muerto, pero su cuñada Raquel y su sobrino Neizan siguen sin aparecer
- Nueve días después, la familia no sabe dónde podrían estar y critican la actuación de las administraciones: "Nos sentimos humillados y abandonados, en la mierda".
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Cuando se cumplen nueve días de la peor DANA del siglo, que se ha cobrado la vida de 211 personas sólo en la provincia de Valencia, según el último dato oficial de la Generalitat, todavía hay decenas y decenas de desaparecidos.
Los equipos de rescate destinados al área más castigada siguen trabajando intensamente en cauces de barrancos y en la Albufera de Valencia en busca de personas. No existe ninguna lista oficial de desaparecidos y desde el puesto de mando de la Generalitat Valenciana no se ha dado en esta semana ninguna estimación.
Solo se conoce la cifra facilitada por los juzgados valencianos con la información que obtiene de la Guardia Civil y la Policía Nacional. Oficialmente, son más de 90 las personas que siguen en paradero desconocido, pero se cree que podrían ser mucho más.
Detrás de estas cifras hay decenas de familias desesperadas, que lo han perdido todo, y que buscan incansablemente a sus amigos o familiares. Se sienten abandonadas y humilladas por las administraciones y son los propios amigos de las víctimas los que se están organizando en grupos para localizar a sus seres queridos en medio de tanta destrucción.
Es el caso de Yolanda, una mujer valenciana que ha perdido a su hermano Jorge, su cuñada Raquel y su sobrino Neizan, de 5 años de edad.
El día 29 de octubre por la tarde, Jorge y su mujer se desplazaron al municipio de Aldaia, uno de los más castigados por la riada que provocó la DANA, para recoger a su hijo del colegio.
"No había ningún tipo de aviso ni de información. No llovía y hacía calor. La única alarma que recibimos fue la de las ocho de la tarde en el móvil", recuerda ahora Yolanda en una conversación con EL ESPAÑOL.
Al parecer, cuando regresaban a su casa en la zona de la urbanización Calicanto de Torrent, fueron arrastrados por la fuerza del agua y el barro.
"Subían a casa y nunca llegaron. Una tromba de agua se llevó el coche por delante y acabaron en el barranco, como a muchas otras personas que están todavía sin aparecer".
Según detalla su hermana, "sobre las ocho de la tarde, nos sonó la alarma y nos preocupamos. Pero no le dimos importancia, pensábamos que no había ningún peligro para ellos".
"Además, como las comunicaciones se cortaron en Torrent y todo fue un desastre, nos autoconsolábamos y pensábamos que no tenían cobertura", añade.
Jorge tenía otra hija de cerca de 18 años que se quedó sola en casa esa noche y sin poder contactar con sus familiares. "Yo me fui a Aldaia a ayudar a una amiga que lo ha perdido todo. En un momento dado, empezó a sonar mucho mi teléfono y de repente vi el cartel de desaparecidos con la foto de mi hermano y su familia. Me desmayé".
"Me sacaron fuera y desde ese día vivo en una pesadilla. Me cogieron muestras genéticas y me dijeron que había más de 1.000 desaparecidos, que no podían hacer nada", apunta Yolanda.
Los días pasaban hasta que los amigos de Jorge no pudieron soportar tanta impotencia porque "nadie rastreaba".
"Sus amigos hicieron una batida, desobedeciendo todas las órdenes, y encontraron el coche en un barranco. Estaba vacío y entre unos matojos vieron el brazo de mi hermano y lo identificaron por su tatuaje. Lo encontraron sus amigos. Nadie podía tocarlo, solo lo cubrieron con una manta y esperaron a que llegara la Policía". Pero no había rastro ni de su mujer ni de si niño pequeño.
A partir de ese momento, comienza un cruce de idas y venidas a la Ciudad de la Justicia de Valencia y Feria Valencia, la morgue habilitada por la Generalitat para acoger a los cuerpos.
"Mi cuñada y mi sobrino deben de estar en el mismo barranco. Ya hemos enterrado a mi hermano y, aunque nos denuncien, vamos a volver a salir a buscar a Raquel y a Neizan".
Yolanda asegura que las familias se sienten "humilladas, abandonadas, en la mierda". Dice que no conocen todavía el resultado de la autopsia y que ele entregaron al cuerpo de su hermano "precintado".
"Si pudiese dirigirme a las administraciones la primera cosa que les diría es dónde está la organización y las alarmas. Por qué dejaron que fuera tanta a gente a trabajar y no sonaron antes las alarmas", lamenta.
Gestión de desaparecidos
La asociación SOS Desaparecidos sigue gestionando denuncias que les llegan. Sus redes sociales están llenas de fotos de personas de todas las edades de las que no se sabe nada. Y son solo una "gota en el océano", en palabras de Joaquín Amills, presidente de la asociación.
Amills explicó a EL ESPAÑOL que desde el martes de la semana pasada han recibido 3.000 avisos, entre llamadas telefónicas, correos electrónicos, mensajes de WhatsApp o comentarios en redes sociales.
Tras una labor de comprobación y de filtrar para evitar la información duplicada, mantienen 50 ó 60 alertas activas. Algunas han sido desactivadas porque se ha hallado a estas personas fallecidas.
"Ante la desesperación de las familias, muchas llamadas eran para decirnos que los primeros días era imposible contactar con los teléfonos oficiales", relata.
Tras la incertidumbre de las primeras horas, la Generalitat Valenciana puso en marcha un teléfono de atención a familiares, el 900 365 112.
Sin embargo, en opinión de Amills, la gestión de los desaparecidos "ha sido un caos". Denuncia, en este sentido, que no haya una cifra oficial de desaparecidos porque "lo que alarma a la población es la desinformación".