Efectivos de las Fuerzas Armadas han encontrado este jueves el cadáver de una persona en la localidad valenciana de Paiporta, epicentro de la DANA, mes y medio después de la catástrofe, según confirman a Efe fuentes de Defensa.
El hallazgo por parte de efectivos de la Unidad Militar de Emergencia (UME) ha tenido lugar cerca de un vertedero creado para acumular los bienes extraídos de las calles en las afueras del municipio.
La delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Pilar Bernabé, ha afirmado que el cadáver hallado esta mañana en Paiporta podría coincidir con una de las cuatro personas que permanecen desaparecidas.
La delegada del Ejecutivo ha señalado que por la ubicación y por las búsquedas que se están realizando, el cuerpo sin vida encontrado este jueves podría tratarse de una de las cuatro personas contabilizadas como desaparecidas.
"Pero vamos a dejar que se produzcan las identificaciones por parte del organismo competente y les daremos la información", ha señalado.
Bernabé, preguntada por este asunto, ha indicado en declaraciones a los medios de comunicación que hasta la zona se ha trasladado la Unidad de la Policía Judicial de la Guardia Civil.
222 víctimas
El 29 de octubre, la riada en Valencia concluyó en una de las peores catástrofes naturales de la historia de España. Entre los cauces desbordados que se llevaron coches y casas, desaparecieron cientos de personas.
Muchos de ellos fueron encontrados sin vida -222, según la última cifra oficial-. Hasta el momento, cuatro personas siguen desaparecidas.
Entre las ruinas, el dolor compartido de tres familias -las de Javier Sánchez Rocafull, Francisco Ruiz Martínez y Elisabet Gil Martínez-. Aún hoy, mes y medio después, siguen en paradero desconocido.
Son tres varones de 56, 59, 64 años, y una mujer de 38 años. La cuarta identidad es la de Mohamed Belhadi. A este hombre se le perdió la pista en Paiporta, 'zona 0' de la DANA, donde residía en una chabola que arrastró el agua. Vivía con otras dos personas, que lograron salvarse al refugiarse en un árbol, según contó 7televalencia.
Todo apunta a que el hallazgo del cuerpo sin vida en los alrededores de un espacio creado para acumular los enseres extraídos de las calles de Paiporta sea el de Mohamed. Es la única persona que vivía en este municipio.
Tres vidas
Elisabet Gil Martínez, de 38 años, viajaba con su madre, Elvira, en un Ford negro por Cheste cuando les sorprendió la riada. Según relató su tía en La Hora de TVE, ambas se dirigían al hotel La Carreta, pero nunca llegaron. Días después, el cuerpo sin vida de Elvira fue hallado, pero no hay rastro de Elisabet.
Cámaras de vigilancia, datos de rastreo y batidas organizadas han extendido el área de búsqueda hasta Quart de Poblet, a 24 kilómetros de Cheste.
Cada día que pasa parece añadir más peso al dolor de su familia. "Es desesperante", dijo un primo de Elisabet. "No puedes dejar de buscar, pero tampoco puedes seguir viviendo normalmente. Todo se detiene hasta que sabes algo".
La historia de Francisco Ruiz Martínez, de 64 años, ha sido contada varias veces en medios de comunicación por lo deslumbrante del suceso: Ruiz estaba en el polígono de Montserrat con sus dos nietos cuando la DANA los alcanzó.
La riada, provocada por el desbordamiento del río Magro, arrastró su coche. Con rapidez, rompió las ventanas para salvar a los pequeños y los subió al techo del vehículo. Su acto heroico salvó sus vidas, pero él no tuvo tiempo de ponerse a salvo y fue arrastrado ante la mirada de los menores.
Samuel, su hijo, recuerda la llamada angustiante que recibió ese día: "Mi padre siempre ponía a los demás antes que a él. Es lo que hizo con mis sobrinos. Pero no puedo evitar preguntarme si hubo un momento, un solo instante, en que supo que no iba a salir de allí".
En Sot de Chera, un pueblo pequeño rodeado de montañas, Javier Sánchez Rocafull vivía con su esposa Ana y sus dos hijos, Javi y Ainhoa. Esa noche fatídica, la crecida del río Sot, exacerbada por las lluvias torrenciales, arrasó su casa de tres plantas.
Javi, de cuatro años, murió al instante cuando el edificio colapsó. Su padre Javier desapareció en las aguas, arrastrado por una ola mientras intentaba evaluar la situación desde una ventana.
Ana y Ainhoa sobrevivieron de una manera que muchos consideran milagrosa: tras caer desde el tercer piso, se aferraron a los escombros y resistieron toda la noche bajo la lluvia.
Cuando las encontraron, al amanecer, estaban de pie, agarradas de la mano, con la mirada perdida en un paisaje que apenas podían reconocer. Para Ana, el duelo es doble: la pérdida de un hijo y la incertidumbre sobre su esposo. "Quiero creer que lo encontrarán, pero ya no sé qué esperar", dijo entre lágrimas.