Pasaban pocos minutos de las 15 horas del pasado lunes cuando dos hermanos que se encontraban jugando al fútbol en la localidad de Segorbe se vieron sorprendidos por dos perros peligrosos, según señalan los denunciantes.
María, la madre de los pequeños, relata a EL ESPAÑOL el infierno que vivieron sus dos hijos de 10 y 14 años. "Mi hijo pudo morir en brazos de su hermano", lamenta.
Tal y como aparece escrito en la denuncia a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, en un momento dado el balón con el que jugaban salió de la pista y el hermano menor se acercó a recogerlo. En ese instante, dos perros se le escaparon a una mujer y atacaron al pequeño.
La denuncia especifica que "ninguno de los canes llevaba bozal" y al menos uno de ellos, de raza American Stanford, atacó al menor "mordiéndole fuertemente".
La profundidad de las heridas llegaba a los ocho centímetros, "hasta las fascias musculares". Así lo señala la madre, que entró en "estado de shock" cuando vio a sus hijos en el hospital.
"Mi hijo mayor tuvo que auxiliar al pequeño. Me rompí. No entiendo cómo la dueña de los perros se marchó y abandonó a dos niños que estaban en riesgo, no lo concibo. No tiene perdón", expresa.
María estaba trabajando cuando los perros atacaron a sus hijos. Cuando llegó al hospital vio sentado "roto de dolor" y con las manos "llenas de sangre" al mayor, que socorrió a su hermano como pudo.
El adolescente de 14 años golpeó a los animales para defender a su prójimo y consiguió quitarse de encima a uno de ellos, hasta que el American Stanford desistió.
"Está muy afectado psicológicamente, recae sobre él mucha culpa", afirma la madre sobre su hijo mayor. Esto fue lo que le dijo en el momento en el que la vio: "Ha sido culpa mía. Le insistí a la dueña que no se fuera, que mi hermano estaba sangrando".
Sin embargo, el más afectado de los dos, de diez años, la tranquilizó: "Mamá, no te asustes. Estoy bien, aunque creía que estaba soñando cuando el perro me mordió".
EL ESPAÑOL también ha podido corroborar las lesiones que sufrió el menor y este es el diagnóstico del parte médico: una contusión en la cara externa del muslo derecho.
A pesar de la indignación que siente María al enterarse de que la dueña de los animales "se dio a la fuga", agradece el gesto de dos hombres que vieron a sus dos niños heridos. Estos los socorrieron y los llevaron a urgencias. Dos días después, los menores se recuperan, aunque con "grandes secuelas" físicas y psicológicas.