Carlos Mazón se ha marcado un tanto deseado. Tras meses de negociaciones (que se han intensificado las últimas semanas), y tal como avanzó este lunes EL ESPAÑOL, ha atado un acuerdo con Vox para presentar los Presupuestos de la Generalitat de 2025.
Un logro, a cambio de asumir públicamente los postulados de sus exsocios en inmigración o políticas verdes, que supone un balón de oxígeno para él en su momento de mayor debilidad y que también se enmarca en una estrategia nacional del PP.
El presidente del Gobierno valenciano ha sido el primer líder autonómico en cerrar un pacto de estas características. Algo que él buscaba. Es probable que le sigan otros ejecutivos populares como los de Murcia y Aragón.
Las conversaciones durante este tiempo no han sido fáciles e iban a días. En ciertos momentos se pensaba en ambos partidos que prosperaban y en otros que encallaban.
De hecho, desde la Generalitat ya trabajaban en la opción de ir recurriendo durante este año a los créditos extraordinarios como solución y la semana pasada el Gobierno valenciano aprobaba la partida de 2.364.280.000 euros para hacer frente a gastos de la dana.
Fue el pasado viernes cuando, según fuentes de las dos formaciones, todo se desbloqueó. El momento resulta relevante porque la intención es aprobarlos en el actual periodo de sesiones (concretamente en mayo) y que fuera posible se jugaba estos días debido al apretado calendario parlamentario.
Mazón quería negociarlo todo antes de presentar las cuentas para asegurarse de que salieran adelante. Él mismo ha pilotado la interlocución con Vox y se ha implicado en primera persona con reuniones con dirigentes nacionales del partido con el que compartió gobierno hasta el verano pasado.
Fuentes populares admiten que dentro del propio PP ha costado. "Como ocurre en cualquier partido, hay que convencer a los tuyos primero", señalan.
Pero Génova estaba al tanto de todo y se puede comprobar en la reacción. La dirección nacional del PP ha apoyado el pacto y espera que le sigan otros en más autonomías.
La diferencia es fundamental respecto al acuerdo al que llegó Mazón para gobernar la Generalitat con Vox en su momento. La rapidez y algunos puntos del contenido no agradaron en Génova, que salió a manifestar su descontento.
De hecho, en aquel momento incluso se llegó a culpar a Mazón de que Feijóo no ganara las elecciones generales por su pacto con los voxistas.
Pero este caso ha sido diferente. El discurso es unánime y aparecen dos argumentos. De un lado, el PP alardea de tener presupuestos en autonomías como contraposición a la "incapacidad" de Pedro Sánchez de sacar adelante los suyos.
De otro, sacan a colación el pacto alcanzado entre PSOE y Junts para delegar a Cataluña las competencias de inmigración después de que el partido de Carles Puigdemont asegurase que el catalán será "requisito" para obtener permisos de residencia.
Si los socialistas llegan a ese acuerdo con Junts, el cual los populares califican de "xenófobo", ¿por qué el PP ha de tener complejos en pactar presupuestos con Vox en los territorios?, vienen a razonar en el partido.
Mazón, acompañado de las conselleras Susana Camarero y Ruth Merino. Rober Solsona / Europa Press
Como informó EL ESPAÑOL, los puntos en los que habían encallado las negociaciones de los exsocios de la Generalitat eran inmigración, las políticas inspiradas en el Pacto Verde Europeo y la lengua.
Especialmente las dos primeras cuestiones, aunque el recorte de presupuesto de la Acadèmia Valenciana de la Lengua (AVL) y de la promoción del valenciano también le costaba al PP.
Discurso y medidas
Vox pedía no sólo medidas concretas, sino que Mazón las asumiera a nivel discursivo. Algo que evidenció este lunes en la comparecencia institucional al endurecer su posición, prácticamente calcada a la de Vox y que la oposición ve como "ultra".
Así, se mostró muy crítico con el Pacto Verde Europeo y denunció su "implantación extremista". También llegó a llamar a "la acción" contra él por sus medidas porque, en su opinión, se sacrifican "intereses de los productores en aras de una agenda ambientalista".
Del mismo modo, consideró que la Comunitat Valenciana tiene "un problema" con la inmigración ilegal y se comprometió a agilizar expulsiones de inmigrantes ilegales.
En este mismo sentido, denunció la saturación de los centros de menores y señaló que no aceptarán el reparto de Pedro Sánchez entre autonomías.
También solicitó a la Delegación del Gobierno que haga públicas las listas de los detenidos por pillaje relacionados con robos en domicilios durante los días posteriores a la dana y que se conozca su nacionalidad.
Desde Génova niegan que el PP haya cambiado su postura en todos estos asuntos, aunque lo cierto es que sí se trataba de la condición que había puesto Vox. De hecho, su líder, Santiago Abascal, se felicitó por las palabras de Mazón, a quien agradeció "el valor de denunciarlo públicamente".
Ahora habrán de concretarse los puntos tanto en el proyecto de ley de Presupuestos como en la ley de Medidas Fiscales -la conocida como ley de Acompañamiento-. Ambas iniciarán en breve el trámite parlamentario con presentación de enmiendas, debate y aprobación.
Vox avanzó este lunes sus exigencias: desde recorte en las partidas de Cooperación al Desarrollo o en Memoria Histórica a destinar dinero al retorno de inmigrantes ilegales, entre otras.
Un pacto de legislatura
Pero parece claro que el pacto con los voxistas no es sólo de presupuestos sino que se trata también de un pacto de legislatura. O, al menos, lo que reste de ella.
Mazón se encuentra en un momento extremadamente complicado por la gestión de la dana con un cuestionamiento constante. Y el acuerdo de presupuestos trae consigo cierta estabilidad para el dirigente ante la complejidad que tiene el PP para apartarlo.
Por un lado, le blinda parlamentariamente: desactiva cualquier hipotética moción de censura o cuestión de confianza en Las Cortes gracias al apoyo de Vox.
Por otro, el respaldo de los voxistas le otorga margen. Tanto temporal como de maniobra.
Temporal porque puede alargar la legislatura con bastante holgura. Los presupuestos en vigor se encuentran prorrogados y unos nuevos salvan la gestión de este año y parte del siguiente, con la estabilidad que ello supone.
Y de maniobra porque le concede una posición de mayor fuerza. Primero porque es un logro en la gobernabillidad. Pero sobre todo por si la cosa se complica.
Carlos Mazón, a su entrada a la declaración institucional. Rober Solsona / Europa Press
No se trata de que Vox le deje caer o no. A este partido la situación de Mazón y del PP ni le va ni le viene y, de hecho, el desgaste del presidente de la Generalitat le conviene.
Pero supone que el dirigente popular pueda tener unos aliados en un escenario en el que aparezca su salida. Por ejemplo, en el caso de que Génova quiera apartar a Mazón sin pactar los términos de una transición, todo pasa por Vox, que tendría que dar su apoyo a un presidente interino.
El logro del presidente de la Generalitat se produce en una etapa extremadamente complicada para él tras la revelación de que llegó al Cecopi (el órgano que coordina las emergencias de la Generalitat) cuando ya se había enviado la alerta a los móviles la tarde de la dana y tras la imputación de la exconsellera Salomé Pradas y su número dos.
Hasta la fecha, Alberto Núñez Feijóo ha dejado claro que no contempla -en este momento- un escenario de salida de Mazón. La dificultad de la operación provoca que no haya movido ficha.
Sin embargo, el líder del PP (que no ha acudido a las Fallas) también toma distancia y evidencia la incomodidad con todo este asunto. En sus últimas palabras fue un poco más allá y ligó la continuidad de Mazón a la investigación judicial.
Lo más cercano a la realidad de lo que sucede en Génova se podría resumir en que cualquier escenario está abierto ahora mismo. Hay sectores que desearían una salida inmediata de Mazón porque creen que el desgaste ya toca al PP de toda España. Estudian las soluciones, pero ninguna convence.
La posibilidad de unas elecciones anticipadas en la Comunitat Valenciana es la menos deseable para todos. Las encuestas que se manejan en la derecha dibujan una caída considerable de apoyos al PP y un ascenso de Vox.
La clave sigue siendo que los bloques podrían mantenerse y la derecha aún tendría opciones de retener la Generalitat, pero no beneficia en absoluto a los populares. Quieren que haya comicios cuando recuperen algo de fuerza.
Por eso se analizan alternativas. Entre ellas, una nueva investidura, o bien con un presidente interino o bien con un perfil definitivo ya encarado a ser cartel electoral. El problema es que tampoco hay tantas opciones.
En este último caso, siempre ha surgido la opción de la alcaldesa de Valencia, María José Catalá. Pero si la operación a corto plazo ya no era fácil de por sí, ahora parece de una tremenda complejidad con la situación actual en el Ayuntamiento de Valencia.
La crisis de Vox puede acabar provocando una ruptura y un gobierno en solitario de los populares, como ha venido informando este periódico. Así que resulta muy difícil moverla del consistorio. Además, no cuenta con simpatías entre los voxistas.
De ahí que en las quinielas hayan surgido otros nombres como el del número dos del PP valenciano, Juanfran Pérez Llorca, cercano a Mazón y con buenas relaciones con Vox.
En todo caso, se trata de futuribles y no de una hoja de ruta asegurada. De hecho, otras fuentes del partido apuntan es a una transición más apaciguada y pactada con el suficiente margen como para que las encuestas dibujen un mejor escenario.