
El líder de Vox, Santiago Abascal, y el exvicepresidente de la Generalitat Vicente Barrera, en Les Corts. Rober Solsona / Europa Press
La evolución de Vox en la Comunitat Valenciana: de aliado de Mazón a socio externo que condiciona la gestión
La formación de Santiago Abascal brinda al presidente de la Generalitat un logro de gestión como los presupuestos, aunque con exigencias más marcadas tras su salida del Gobierno.
Más información: Lo que gana Mazón con el pacto de presupuestos con Vox: estabilidad, tiempo y blindaje parlamentario
Vox ha brindado a Carlos Mazón un logro de gestión especialmente relevante como es comenzar a tramitar los presupuestos de la Generalitat de 2025. Las llamadas cuentas de la reconstrucción tras la dana, fundamentales en el actual contexto político.
Los voxistas han decidido acercarse de nuevo al PP ante un retroceso en las encuestas por el 'efecto Trump'. Aunque han jugado su baza y han puesto condiciones. La principal, en realidad, ha sido la retórica a la espera de las medidas dentro de los presupuestos.
Mazón tenía que asumir a nivel discursivo los postulados de Vox en los tres puntos de fricción en las negociaciones: inmigración, Pacto Verde Europeo y lengua. Los más polémicos eran los dos primeros, si bien el recorte a promoción del valenciano y a la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) es algo que al PP le cuesta.
El presidente de la Generalitat endureció, pues, su posición en la comparecencia institucional del lunes. Rara es la vez que Mazón se dedica a leer de manera constante un discurso escrito, pero así sucedió.
Sobre el Pacto Verde Europeo, denunció su "implantación extremista". También llegó a llamar a "la acción" contra él por sus medidas porque, en su opinión, se sacrifican "intereses de los productores en aras de una agenda ambientalista".
En cuanto a inmigración, cabe recordar que fue precisamente el motivo que Vox adujo para romper su pacto en la Generalitat con el PP el pasado verano. En aquel momento, argumentó que no podía seguir en gobiernos que acogieran a menores migrantes no acompañados dentro del reparto establecido por el Gobierno.

Carlos Mazón y José María Llanos, en Les Corts. Eduardo Manzana / Europa Press
Génova se negó al rechazo y destacó que no aceptaba chantajes mientras Mazón intentaba modular su discurso en la Comunitat. Pero Vox cumplió su amenaza y se fue de los gobiernos.
El ritmo de cambio constante de la política ha hecho que, nueve meses después, el asunto del reparto de los menores migrantes vuelva a estar encima de la mesa. Y esta vez, para sellar un pacto entre el PP y Vox.
Mazón denunció este lunes la saturación de los centros de menores y señaló que no aceptarán el reparto de Pedro Sánchez entre autonomías. El discurso ha sido apoyado por Génova, que ha dejado claro que las autonomías en las que gobiernan se negarán a acoger a los menas si el Ejecutivo central no garantiza la "capacidad para alojarlos".
La razón que existe ahora y no existía el pasado julio es el pacto entre Sánchez y Junts para el reparto de 4.400 menores no acompañados, por el que Cataluña sólo asumirá entre 20 y 30.
Ante esta circunstancia, el PP ha decidido marcar su posición ya más clara y en mitad, precisamente, del pacto de presupuestos de la Comunitat Valenciana con Vox -al cual seguirán posiblemente otras autonomías-.
En la dirección nacional defienden, por tanto, el discurso de Mazón aunque resulte incómodo en otros aspectos, como el compromiso de agilizar la expulsión de inmigrantes ilegales o la petición de hacer pública la nacionalidad de las personas detenidas por pillaje en los municipios de la dana.
Y es precisamente la cesión pese a la incomodidad lo que ha logrado arrancar Vox en su papel de socio externo de Mazón. Un partido que ha pasado a condicionar en mayor medida la política en la Comunitat desde fuera del Gobierno que desde dentro.

Carlos Mazón, en Les Corts. Eduardo Manzana / Europa Press
El año en el que permanecieron en la Generalitat fue bastante apacible salvo algunos sobresaltos controlados con temas como la igualdad o el Medio Ambiente. Se trataba de polémicas discursivas que derivaban en fuegos que se conseguían desactivar por parte del PP.
La convivencia de los consellers populares con los voxistas no era en absoluto mala, e incluso el vicepresidente de la Generalitat Vicente Barrera tenía una sintonía y amistad sincera con Mazón.
Al marcharse del Gobierno la cosa cambió y empezaron a ser más molestos, como parecía lógico. Ocurrió, por ejemplo, una de las leyes estrella del presidente de la Generalitat: la de Simplificación Administrativa. Obligaron a que se tramitara en Les Corts con el recorrido habitual de una norma (y las consiguientes enmiendas y debate).
Sin embargo, con los presupuestos su papel ha ido mucho más allá y han decidido condicionar la ley más importante de cualquier gobierno. Máxime en la situación en la que se encuentra la Comunitat Valenciana por la dana.
Mazón necesitaba anotarse este tanto, con el que gana en varios aspectos, y Vox ceder con un acercamiento al PP. Además, estos últimos tenían que evidencian su posición de fuerza y lo han logrado con la retórica.
El siguiente paso será comprobar las medidas concretas durante la presentación de los presupuestos y su tramitación en Les Corts, donde las negociaciones seguirán con toda probabilidad en la fase de enmiendas.
Vox, como Podemos
El papel de Vox recuerda al de Podemos en la primera legislatura del Gobierno de izquierdas conformado por el PSPV y Compromís. En aquel momento daban su apoyo desde fuera al Gobierno y Les Corts se convirtieron en escenario de constantes tiras y afloja.
Sobre todo, precisamente, en la negociación de los presupuestos, a los que los morados ponían sus condiciones y dieron recordados sustos a los socialistas. Posteriormente, acabaron entrando en el Ejecutivo.
Los voxistas han recorrido el camino inverso y de manera mucho más rápida al permanecer sólo un año en la Generalitat. El Parlamento autonómico se convierte nuevamente en escenario de negociaciones y en un contexto político mucho más difícil por la dana.
Vox, al salirse del Gobierno, no ha sufrido el desgaste en la gestión de este asunto, por lo que se puede permitir jugar. Además, la situación del PP le es indiferente e, incluso, le conviene que Mazón permanezca en su puesto mientras los populares caen en las encuestas.