Valencia

Hay un precioso y antiguo templo de origen románico, con una fisonomía muy particular, escondido en el interior de la provincia de Valencia.

El rincón de Ademuz es un exclave valenciano entre las provincias de Cuenca y Teruel. Esta misteriosa iglesia se encuentra en su término municipal.

Es pequeña, su portada es románica y consta de una arquivolta de dovelas sin decoración y una línea de imposta con motivos vegetales de tradición islámica. En su interior se encuentra una de las pocas imágenes que representa a María Magdalena con un frasco de perfume y una calavera.

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Se trata de la ermita de la Virgen de la Huerta en Ademuz, en la particular comarca del Rincón de Ademuz.

La devoción de este pueblo valenciano a la Virgen de la Huerta se remonta a los tiempos del Jaume I que, según la tradición, la mandó edificar. La cofradía correspondiente sería fundad por su hijo Pere, según la información que ofrece el portal de Las Rutas de Jaume I.

Interior de la iglesia. TURISMO GVA

La ermita está ubicada en la parte baja de la población, junto a la carretera nacional que conduce a Ademuz.

Es un precioso templo románico, una joya que lleva muchos siglos siendo uno de los lugares más reconocibles de la localidad.

La información que ofrece el municipio sitúa sus orígenes entre los siglos XII y XIII, y con el paso del tiempo ha ido sumando detalles y toques de otros artes arquitectónicos.

Así, su extensa historia se refleja en la variedad de estilos arquitectónicos, ya que integra elementos románicos, góticos, renacentistas, barrocos y neoclásicos. Se trata de la construcción más antigua de la villa.

El Ayuntamiento de Ademuz destaca su porche exterior sostenido por dos columnas toscanas y la singular inscripción en hebreo sobre el arco de piedra de su portada, otro de los elementos que convierten al templo en un espacio único.

El edificio está compuesto por tres naves, con dos series de arcos románicos que configuran una planta rectangular.

Detalle de la inscripción. TURISMO GVA

Además, en el interior se halla la pintura mural gótica de María Magdalena, situada en uno de los arcos centrales y recientemente restaurada, cuyo origen data de los primeros tiempos de existencia de la ermita.

Se trata de una obra que llama mucho la atención de historiadores y visitantes por su excepcionalidad.

Es de las pocas imágenes que representa a la Magdalena, con muchos devotos en esta comarca, con un frasco de perfume y una calavera.

En el pilar de la izquierda, el mural de María Magdalena. TURISMO GVA

Las transformaciones

La ermita de la Virgen de la Huerta tiene una fachada muy característica porque se conservan algunas policromías en el arco que rodea su puerta.

Se trata de la inscripción en lengua hebrea, de origen más reciente, algo muy poco habitual. 

A lo largo de su prolongada historia el edificio sufrió algunas transformaciones, unos cambios que han sido estudiados y divulgados por el autor de Ademuz y su patrimonio histórico-artísticoRaúl Eslava Blasco.

Así, la cabecera se vio ampliada en el siglo XVI con la adición de dos capillas laterales cubiertas con bóvedas góticas, que acogieron en su interior el panteón de dos familias de notables ademuceros.

De 1673 data la construcción del actual presbiterio de estilo barroco, según el autor.

Coronado por una luminosa cúpula sobre pechinas, este espacio estuvo decorado con bellos motivos en esgrafiado, de los que quedan algunos restos.

El autor también destaca en su investigación "el zócalo de azulejería dieciochesca que rodea el mismo presbiterio".

Al parecer, el desaparecido retablo mayor, también barroco, acogió la imagen de la Virgen de la Leche con donante de Bertomeu Baró, tabla valenciana del siglo XV de influencia flamenca, hoy custodiada en la sacristía de la iglesia arciprestal de San Pedro y San Pablo.

Detalle de la fachada.

La última intervención en la vieja ermita tuvo lugar en el siglo XVIII. Según Raúl Eslava, fue la construcción de la capilla de san Antonio de Padua, abierta en el muro de la epístola, también cubierta por una cúpula sobre pechinas y pinturas barrocas de tono muy popular.

La ermita fue sede de una de las corporaciones más antiguas y activas de la comarca, la Cofradía de Nuestra Señora, fundada en el siglo XIV, que hizo de este edificio uno de los más concurridos y estimados de Ademuz y la comarca.

La cofradía era una asociación cristiana creada en la villa para atender a la población pobre o enferma. Sus integrantes se reunían al menos una vez al año en la ermita para renovar los cargos o participar en actividades.