En pleno centro de Valencia se halla el Palacio de los Condes de Cervelló, un edificio desconocido para muchos, pero que ha sido el escenario de episodios fundamentales en la historia contemporánea de nuestro país.
Este palacio, hoy convertido en museo, se convirtió en residencial oficial de los monarcas en sus visitas a la ciudad cuando fue derribado el Palacio Real en 1810.
De esta manera, en el siglo XIX alojó a reyes y a personajes ilustres que protagonizaron momentos de gran valor histórico y que hoy en día pueden verse representados en los cuadros de la planta baja.
Tras sus paredes, por ejemplo, en el año 1814 el rey Fernando VII firmó el decreto que disolvía las Cortes y derogaba la Constitución de 1812, conocida como la Pepa, e implantó así un férreo absolutismo durante seis años.
En 1840, en este mismo Palacio su esposa María Cristina abdicó de la regencia.
El edificio, situado frente al Convento de Santo Domingo y que forma parte de la histórica plaza de Tetuán, fue construido en el siglo XVIII por los condes de Cervelló, señores de Oropesa. Ahora es propiedad del Ayuntamiento de Valencia y fue rehabilitado e inaugurado en 2003.
De su aspecto original solo se conserva la fachada, de estilo neoclásico. Está flanqueada por dos torres y tiene con dos pisos de balcones.
Tras su rehabilitación, el histórico inmueble recuperó el ambiente palaciego en sus famosos salones de la planta noble, que se han convertido en un museo y donde puede contemplarse la galería borbónica.
Los salones decimonónicos conservan su decoración original donde se encuentra mobiliario y enseres de uso tapizados en seda.
El museo
Su exposición bautizada como El Palacio de Cervelló, sede de personajes ilustres durante el siglo XIX rememora los momentos históricos ocurridos en el palacio.
Destaca la reproducción del cuadro de Galvién titulado Besamanos de Isabel II en el Palacio de Cervelló en el año 1858 (óleo sobre lienzo de mitad de siglo XIX) con motivo de la presentación de Fernando VII. En la pintura puede verse a un grupo de mujeres valencianas con trajes típicos y cestas con madejas de seda.
En la exposición El Tesoro de la Memoria se muestra una parte de los ricos fondos del Archivo Municipal.
Algunas de las salas del palacio tienen un recubrimiento en tela ignífuga realizado por Garín que reproducen los antiguos diseños de tejidos de seda.
El museo está abierto al público de martes a sábados de diez a dos de la tarde y de tres a siete. La entrada cuesta 2 euros. Los domingos y festivos abre de diez a dos, día de entrada gratuita.
El palacio también alberga el Archivo Municipal de Valencia y la Biblioteca Municipal Serrano Morales.
El Archivo Municipal, que está en la segunda planta, fue creado en 1238 y es uno de los más antiguos, completos y mejor conservados de Europa.
El Archivo Municipal
El Archivo Municipal de Valencia remonta su antigüedad al siglo XIII, con la conquista de Valencia por el rey Jaume I en el año 1238, y a la creación de las primeras instituciones locales.
Se trata de un legado que ha ido incrementándose con el paso del tiempo y que ha exigido numerosos cambios de emplazamiento, debido principalmente a las necesidades de espacio.
Su primera ubicación fue una casa habilitada para el establecimiento de la Curia y su corte en la plaza de la Almoina, junto a la Catedral de Valencia. Tras muchos cambios, los documentos se guardan en el Palacio de Cervelló, en un espacio funcional y práctico adaptado a las necesidades de un archivo del siglo XXI.
Los expertos señalan que el archivo "es uno de los más importantes de su ámbito, tanto en España como en Europa", ya que los documentos custodiados suponen un testimonio histórico de las distintas manifestaciones históricas, sociales, religiosas, económicas, literarias y culturales valencianas.
Forma un rico patrimonio escrito que, mediante el archivado, tiene garantizada su conservación para generaciones futuras.
El fondo documental que custodia el Archivo Histórico Municipal lo constituye básicamente la documentación generada por el Gobierno de la Ciudad desde 1239 hasta aproximadamente los años 70 del siglo XX. El documento más antiguo es un privilegio del rey Jaume de 1226.