Rafael Guastavino Moreno. Es el nombre de uno de los arquitectos valencianos más importantes de la historia. Su aportación a la arquitectura es indiscutible, tanto que los expertos afirman que sentó las bases del modernismo y revolucionó la construcción de los Estados Unidos.
De hecho, fue reconocido por el New York Times tras su muerte como el "arquitecto de Nueva York", ya que después de los grandes incendios que asolaron las ciudades americanas a finales del siglo XIX promovió el uso del ladrillo cerámico por su resistencia frente al fuego.
Patentó sus innovaciones y construyó más de mil edificios en multitud de países. Muchos de ellos, siguen siendo admirados por miles de turistas todos los años. Sin embargo, en su ciudad natal su legado ha sido prácticamente olvidado
La historia todavía no le ha otorgado el lugar que merece y por ello, hay un grupo de personas en Valencia, arquitectos, historiadores e incluso descendientes, que luchan para que su figura y su trayectoria profesional sea reconocida.
"Si preguntas en la calle de Valencia por Santiago Calatrava todo el mundo sabe quién es, pero eso no ocurre con Guastavino, pese a ser una figura muy importante porque supuso un cambio de paradigma de la figura del arquitecto de esa época".
Quien hace esta reflexión es Víctor Cantero Solís. Es historiador del arte, pero también descendiente de la familia de Guastavino.
Defiende que su figura está estudiada, pero falta difusión. Reclama más apoyo por parte de las Administraciones públicas y aprovecha para hacer un llamamiento a centros culturales, bibliotecas o entidades para colaborar y organizar actividades divulgativas sobre el arquitecto.
Él llegó a Guastavino casi por casualidad. Explica a EL ESPAÑOL que encontró ese apellido de origen italiano en unos documentos familiares de su tía. Les llamó la atención y empezaron la búsqueda en 2008.
Según realta, en internet apenas había información, pero gracias al archivo municipal de Valencia pudieron establecer la conexión de su familia con Rafael Guastavino. A partir de ahí, se topó con un artículo científico de Fernando Vegas y desde entonces se han dedicado a investigar sobre su historia familiar y sobre su importancia en el mundo de la arquitectura.
¿Quién era?
Rafael Guastavino Moreno nació en Valencia en 1842, pero en la capital del Turia no construyó ningún edificio. Se mudó por cuestiones familiares a Barcelona en el año 1861 y es ahí donde empieza su carrera profesional como arquitecto.
Estudió en la Escuela Especial de Maestro de Obras y Arquitecto, y fue discípulo de Elies Rogent y Joan Torras i Guardiola en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Barcelona entre 1870 y 1871, según recoge la Academia de la Historia.
En 1868 realizó uno de sus primeros grandes proyectos, la construcción de la Fábrica Textil Batlló en Barcelona, de la que sobresale "la espectacularidad" de la sala de telares con sus bóvedas tabicadas, que se acabarán convirtiendo en la base de la construcción cohesiva Guastavino, según recoge la entidad.
Esta técnica supone la colocación sucesiva de varias capas de ladrillos, que Guastavino llevó hasta su máximo desarrollo gracias a la incorporación de nuevos materiales, innovaciones estructurales y nuevas técnicas de construcción.
Tras el éxito obtenido con esta fábrica, construyó en Cataluña otros edificios industriales y residenciales. "Su trabajo es el preludio del modernismo", defiende Cantero.
En 1881 su mujer se fue a Argentina con sus hijos y la herencia, con lo que Guastavino se quedó sin nada y perseguido por la justicia, decidió marcharse con su otro hijo a Nueva York.
Trayectoria en EE. UU.
Allí su éxito fue prácticamente inmediato. Tras los incendios que devastaban ciudades enteras puesto que las casas de entonces eran de madera, su técnica constructiva con ladrillos resistentes al fuego fue recibida con los abrazos abiertos.
Para llamar la atención de la prensa y de sus nuevos vecinos, congregó en un acto público a las autoridades de la ciudad y prendió fuego a una de sus construcciones de ladrillo, que pese a arder durante cuatro horas, permaneció en pie. "Fue algo revolucionario", destaca el historiador.
Su despegue definitivo vino con la construcción de la Biblioteca Pública de Boston en 1889. Ese mismo año constituyó su compañía, con oficinas en Nueva York y Boston.
Junto a su hijo, Rafael Guastavino Expósito, supervisó la construcción de más de mil edificios de Estados Unidos y otros países como Canadá, América Central, América del Sur o India.
En Nueva York destacan la estación Grand Central, la cúpula de la catedral de Saint John the Divine, la estación de metro de City Hall (1900), y la bóveda de la Union Station en Pittburgh.
También participó en la construcción de universidades como Harvard, MIT, Berkeley, Yale o Columbia, y en la construcción de museos y archivos nacionales.
Quizás uno de sus proyectos más especiales fue el del pabellón de España en la Expo universal de Chicago de 1893, cuando reprodujo la Lonja de Valencia.
Rafael Guastavino falleció en febrero de 1908 en Ashville (Carolina del Norte).
"Su vida personal le perjudicó"
¿Por qué si fue una figura tan destacada en cuanto a sus aportaciones a la arquitectura mundial muchas personas todavía no lo conocen?
Cantero cree que es por su trayectoria peculiar y por el puritanismo de la sociedad española, que o bien ha silenciado su historia o la ha reducido a los aspectos más morbosos. "Su vida le perjudicó ya en su época y hoy en cierto modo también", añade.
Se fue de Valencia con apenas 17 años, porque había dejado embarazada a su prima (era hija adoptada de sus tíos). Se casó con ella y tuvo tres hijos más. De una relación con una de sus sirvientas, nació su cuarto hijo. A él y a su madre les construyó una casa y comenzó a tener una doble vida, según explica el historiador.
Cuando su mujer se entera y se va con el dinero a Argentina, Guastavino "se queda con una mano delante y otra detrás y decide irse a Estados Unidos", donde sí le reconocieron y todavía le reconocen su aportación.
Además de arquitecto, Cantero destaca que fue una persona con "muchas inquietudes e iniciativas". Han descubierto recientemente que compró una colonia rural en Huesca y fue productor de vino.
Escultura en Valencia
Si bien es cierto que la de Guastavino todavía es una figura poco reconocida, se han dado los primeros pasos.
En 2017, gracias a la iniciativa de este grupo, se inauguró una escultura en su honor en la plaza de la Virgen de Valencia, en el punto exacto donde vivió junto a su familia.
Cantero lamenta que tardaron cinco años en que el Ayuntamiento hiciera realidad este proyecto y que su inauguración fue antes de concluir las obras de la plaza, sin un gran acto público con los vecinos de la ciudad.
"No somos una asociación ni nada, somos unos cuantos particulares que hemos llegado por distintas vías a su figura. Estamos solos", lamenta.
En cualquier caso, subraya otra de las iniciativas más importantes para dar a conocer el nombre de Guastavino. Junto con César Guardeño de CaminArts organizan una ruta de dos horas que pasa por los puntos representativos de él y de su familia.