Este lunes 15 de abril, dos días antes de lo previsto, Ford Almussafes ensambló su última furgoneta Connect. Dice adiós, doce años después, a un exitoso modelo que llegó en 2013 y rebasó las 100.000 unidades anuales el grueso de los ejercicios. También supuso el hito de producir en Valencia los taxis de Nueva York, de la variante Transit.
La despedida, más allá de la melancolía, sume a la planta en una gran incertidumbre, al quedar solo el Ford Kuga en la línea de montaje. Tanto es así que la dirección de la planta convocó este lunes a los representantes de los trabajadores a una reunión este martes a las 14.00 para abordar el "programa de producción".
Todo apunta a la necesidad de un nuevo expediente de regulación temporal de empleo (ERTE), que podría afectar a más de mil empleados al día. El ahora vigente es de 700. Se trataría de más del 20% de la plantilla de 4.800 trabajadores. Es la cifra del nuevo excedente de personal de la factoría, cuya solución de futuro no llegará a corto plazo.
Recibió en 2022 la adjudicación de dos nuevos coches eléctricos para relanzar la industria, pero la marca ha postergado esta promesa al detectar una demanda menor de la esperada en este producto.
La multinacional ha puesto sobre la mesa una solución intermedia: la producción de un nuevo modelo híbrido. Pero el mismo está todavía por concretar y no se espera hasta el ejercicio 2026.
Esto se debe a que se trata de un coche "completamente nuevo", como precisó la multinacional. Es, en consecuencia, un coche que requiere todavía de un análisis de mercado para determinar qué demandan los consumidores, la elección, el diseño y la adecuación de las instalaciones valencianas para su producción.
En consecuencia, la factoría afronta dos ejercicios con un excedente de alrededor de mil trabajadores, a los que no quiere renunciar porque sabe que los necesitará en 2026. El problema es que la herramienta del ERTE no será suficiente hasta la llegada del híbrido. Los empleados consumirían antes su paro por completo.
Mecanismo RED
Por ello, UGT, el sindicato mayoritario del comité de empresa, ha solicitado al Gobierno de España que active su denominado Mecanismo RED de Flexibilidad y Estabilización del Empleo.
Se trata de un instrumento excepcional, que debe ser aprobado por el Consejo de Ministros. Ya fue habilitado para auxiliar al sector de las agencias de viaje durante la pandemia, pero no ha sido desplegado hasta la fecha para sostener a ninguna industria. Además, no se dirige de forma expresa a compañías concretas, sino a sectores.
Es una suerte de expediente de regulación de empleo con ventajas añadidas para empresa y empleados. La fundamental, que no se consumen días de desempleo, como sí ocurre con los ERTE convencionales. Por ello representa un coste adicional para el Estado.
"El desarrollo reglamentario del Mecanismo RED contempla los beneficios en la cotización a la Seguridad Social para las empresas, así como las acciones formativas y el compromiso del mantenimiento del empleo al que van vinculadas dichas exenciones en la cotización", explicó el pasado verano el Ministerio de Inclusión y Seguridad Social al aprobar su regulación vía decreto ley.
Existen dos modalidades. La primera, denominada 'cíclica' para "proporcionar a las empresas un marco estable ante una caída transitoria o cíclica de su demanda por causas macroeconómicas, para evitar despidos inmediatos al shock". Este no parece ser el contexto en el que encaje la situación de Ford, cuyo contratiempo tiene que ver con la organización productiva de la propia empresa.
La segunda modalidad es la 'sectorial', "mediante la cual las organizaciones sindicales y empresariales más representativas podrán solicitar la convocatoria", según agrega. En este caso, el escollo parece estar en que, al menos hasta la fecha, Ford Almussafes sería la única empresa del sector del automóvil que reclama la aplicación de este mecanismo.
Cuatro décadas después
La producción de un único vehículo en Almussafes retrotrae a la fábrica a un escenario pretérito tras años de producción prolífica. Si en 2025 solo se ensambla el Kuga, será el primer año en que esto ocurra desde 1980.
Aquel fue el último ejercicio en el que la producción la concentraba el icónico Ford Fiesta. En 1981 se empezó a fabricar el Ford Escort. Los inicios de la planta fueron así, acordes con unos tiempos en los que había muchos menos modelos y eran más duraderos. Entre 1976 y 1980 solo se produjo el vehículo primigenio de Almussafes.
Desde entonces, el fin de cada coche siempre se ha solapado con la llegada de nuevos y la factoría ha llegado a ensamblar hasta seis distintos a la vez. Era la que más opciones distintas producía de todas las fábricas de Ford en Europa.