"Si somos capaces de hacer un poco visible lo invisible, esta novela habrá cumplido su objetivo". Esta fue la reflexión final del escritor Manuel Gómez Tejedor, autor de Lápidas sin nombre (Acen), en la presentación de la novela. El acto tuvo lugar este lunes en el Ateneo Mercantil de Valencia. Un centenar de personas abarrotó la Sala Sorolla.
La obra pretende que el lector "empiece a mirar a los ojos a esas personas con las que compartimos calles, cajeros, puentes" y que terminan "en una fosa común, en una lápida sin nombre".
Gómez Tejedor (1965) es licenciado en Psicología y lleva más de 30 años de ejercicio profesional en el ámbito social, así como en el educativo y en el campo de las adicciones. El grueso de su labor la ha ejercido como trabajador del Ayuntamiento de Valencia.
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"Es un buen conocedor del mundo que rodea a las personas sin hogar, la marginación y la exclusión en sus formas más crueles", subraya la editorial sobre el autor.
Su novela "logra desnudar la verdad que se esconde detrás de muchas personas que sufren exclusión, mostrando una existencia con la que convivimos a diario en nuestras calles, pero tan lejana a la vez y que tan poco conocemos", agrega.
Lápidas sin nombre muestra "la vida de un perdedor, de un hombre sin estrella, desde su nacimiento (1935) hasta su muerte (1991)". "Pero el verdadero protagonista es su hijo, que tras 25 años sin saber nada de él, lo localiza una vez ya ha fallecido", explica el autor.
El libro "retrata los años de posguerra y sus orfanatos; el mundo de los albergues en los 60 y sus vagabundos; los bajos fondos de una gran ciudad, el proxenetismo, la mendicidad y las drogas".
Los hechos transcurren en tierras de Aragón, en Sidi Ifni, en rincones diversos del país donde se puede obtener trabajo como temporero agrícola, en Granada, en Madrid y en Valencia.
La acción se desarrolla a lo largo de siete días en los que el joven descubrirá por qué fue abandonado por su progenitor a los ocho años. "Un reencuentro con el padre, ya fallecido, producirá en él una metamorfosis", anticipa Gómez Tejedor.
"Conocerá la vida que tuvo, plagada de historias crueles, y aprenderá que la verdad depende de los ojos con que se mire, y que hay tantas versiones como personas la contemplan", añade. "El propósito de la novela es conducir al lector a ver la realidad con distintas perspectivas, como le ocurre al protagonista", insiste.
Manuel Gómez Tejedor estuvo acompañado por la presidenta del Ateneo Mercantil de Valencia, Carmen de Rosa, y por el periodista y subdirector de EL ESPAÑOL, Vicente Ferrer Molina. Este último definió la novela como "una historia de amor paternofilial" en la que el hijo, en un acto de generosidad, "recupera el pasado del padre que lo abandonó en su niñez".
Es "un libro de comprensión", destacó Ferrer. "A veces los caminos que recorres no son los que habrías querido, pero son los que has encontrado", dijo, haciendo suya una reflexión textual de la novela.
El broche de la presentación lo puso un poema de Charles Bukowski: Albergue de indigentes, recitado por Manolo Escolano. Con sus amargos versos concluyó el acto. "Todos esos hombres fueron niños una vez. ¿Qué les ha pasado? ¿Y qué me ha pasado a mí? está oscuro y hace frío ahí fuera".