Caótico, llamativo, espontáneo; así define su estilo Pablo Bosch, el diseñador emergente valenciano que intenta hacerse un hueco en la moda con una innovadora y arriesgada colección. Sus ideas parten de una base muy sencilla, pero su creatividad le impulsa a realizar creaciones jamás vistas anteriormente.
Pablo Bosch participó en la quinta temporada del programa televisivo Maestros de la Costura, formato que le dio visibilidad para llegar a dedicarse exclusivamente a su marca sostenible y genderless: Keperezaxiko
También ha sido recientemente finalista de la sexta edición del premio Allianz EGO Confidence in Fashion, y llegó a la MBFWMadrid con una apuesta singular: prendas hechas con bufandas de equipo de fútbol.
"Más que vivo, sobrevivo, pero como muchos creativos en el mundo del arte", confiesa a EL ESPAÑOL. Aun así, se mantiene optimista, a pesar de haber tenido que compaginar la moda con otros trabajos anteriormente.
De hecho, este marzo pasado vistió a Naiara Moreno, ganadora de Operación Triunfo 2023, en su visita al estadio de La Romareda de Zaragoza. Llevaba un conjunto de corsé y falda confeccionado con bufandas del Real Zaragoza.
"Fue muy guay para mí poder hacer este proyecto, ya que soy un fiel seguidor de OT. El proceso fue algo muy espontáneo y rápido. De lunes a viernes, prácticamente, me dijeron que iba a abrir el partido del Zaragoza y que habían pensado en mí. Creo que hicimos un combo superbueno; se transmitía al 100% la esencia Keperezaxiko", relata entusiasmado el joven.
Una de las señas de identidad de Keperezaxiko es realizar, a partir de la propia bufanda deportiva, piezas nuevas como vestidos largos o conjuntos más cortos. Esta técnica recibe el nombre de upcycling y se basa en el aprovechamiento de la ropa, materiales de desecho o residuos para fabricar nuevos atuendos.
"El upcycling es algo que me encanta y, por el momento, es algo que siempre uso en mis creaciones. Las ideas me surgen un poco dependiendo de la prenda, me gusta ponerla en el maniquí e imaginarme cómo le podría dar una vuelta totalmente diferente (o no)", cuenta el joven.
De hecho, el método de Bosch es mucho más ecológico y mucho más económico que crear una pieza desde cero. Además, le gusta "ir creando sobre la marcha", pues dice diseñar conforme cose, añade o quita piezas y así ver el resultado final. Crear bocetos no es lo suyo.
Keperezaxiko FC es una colección inspirada en el fútbol mediante el uso de bufandas de distintas aficiones. La idea nace de manera espontánea; un día en el que Pablo Bosch estaba mirando ropa en Humana, una tienda de segunda mano.
Encontró en oferta seis bufandas de fútbol y pensó: "¿y si hago un vestido?". Recuerda que después de vérselo puesto a una amiga creyó poder sacar una colección entera. "Me puse manos a la obra y comencé a comprar bufandas de segunda mano a diestro y siniestro", asevera.
El concepto es la descontextualización de lo que engloba en general el fútbol, como lo es la masculinidad. Pablo lo lleva a un terreno más queer y moderno.
El valenciano adelantó a EL ESPAÑOL que, en cuanto a la siguiente colección, tiene en mente hacer una segunda parte en colaboración con una marca deportiva, aunque no hay nada cerrado de momento. "Aún no puedo nombrar por si se gafa" afirma, -y ríe-.
Aparte de vestir a cantantes como Naiara, ha podido componer un outfit a mucha gente que admira, como Lola Índigo, la Zowi, Karol G o Samantha Hudson. A día de hoy, hay mucha gente que le queda pendiente, como Albany o Amaia; aunque su sueño sería que Miley Cyrus vistiera uno de sus diseños.
Inicios
Ser diseñador fue para Pablo -o Keperezaxiko- "una sucesión de casualidades". "Primero, por no haber entrado en las otras dos carreras que tenía pensadas y, después, porque estudiando la carrera quería, en un principio, trabajar en un taller para alguien y no tener mi marca", lamenta.
A raíz del programa de televisión, tomó la decisión de apostar por Kepereza: "Y no ha ido nada mal". "Si no hubiera acabado siendo diseñador, tampoco sé cómo habría terminado, sólo sé que tenía que ser algo relacionado con el mundo del arte", asegura el joven.
Otra de las cosas que aprendió en Maestros fue a trabajar "bajo unos criterios, bajo presión y bajo unos tiempos", pues considera que es algo "muy importante" en este sector.
La vida de Pablo
El día a día de Pablo Bosch "es bastante normalito". Aunque es valenciano, originario de Torás, vive en Madrid. Entra al taller por la mañana hasta las seis de la tarde y, al salir, le gusta quedar con sus amigos a tomar algo, dar un paseo o ir al gimnasio.
"Si hay mucho trabajo, sí que nos quedamos la jornada en el taller currando. Los fines de semana me gusta salir de fiesta porque, como buen valenciano, me gusta una fiesta más que nada", admite.
Sobre lo de volver a Valencia, comenta que "es una ciudad preciosa" y sabe que su paso por la capital española es "temporal". "Como en muchas carreras, todos huimos para venirnos a la capital como la ciudad de las oportunidades, algo que tampoco es totalmente cierto porque no hay trabajo para todas", expresa.
Aun así, cree que a Valencia le faltan oportunidades y eventos de moda, pero es consciente de que si todos se van fuera y hacen tierra en Madrid, "es muy difícil que eso cambie".
En palabras del joven diseñador, "me gustaría volverme cuando esté un poco mejor posicionado. Pero sí que estoy seguro de que Valencia pegará un pequeño "punx" o empujón en cuanto a moda y arte".
Con su peculiar nombre, el mismo que el de su firma, es tal y como se identifica, aunque depende de la persona y el ámbito en el que los haya conocido. "Mis amigos más directos me llaman Pablo desde siempre, pero si es alguien que conozco en algún evento o fiesta, siempre me pregunta: "tú eres el kepereza, ¿verdad?", dice.
El nombre "no tiene mucho trasfondo". Cuenta que un día en la cafetería de la universidad, se abrió una cuenta de Instagram nueva y se puso ese nombre porque era "el mood" que le rondaba en ese momento, la pereza. Luego, al salir del programa, decidió bautizar a su marca con el mismo nombre.
Futuro incierto
A corto plazo, el joven valenciano se ve haciendo "customs" y moviendo sus prendas por pop ups y páginas web como ahora. Por otro lado, a largo plazo espera poder trasladar su taller a su tierra y estar con los suyos.
"Me encantaría poder tenerlo en Torás. Mi pueblo para mí es mi vida, aunque hay mucha gente que no lo entiende. Sí que es verdad que es un objetivo muy a largo plazo y si todo fuera muy, muy muy bien, pero creo que se queda un poco más en sueño", manifiesta.
Aun así, le da una vuelta y lo mira con una perspectiva positiva: "Torás es un pueblo muy pequeño, con muy poca población -unos 200 habitantes- y muy poca oferta laboral, por lo que es algo muy difícil, pero nunca imposible".