Un peatón tarda 54 minutos en recorrer de principio a fin la travesía más larga que cruza Valencia. El trayecto se inicia desde las afueras y termina en el centro histórico de la ciudad.
De hecho, conserva el mismo trazado desde hace 17 siglos y formó parte de una calzada kilométrica del Imperio romano en Hispania: la vía Augusta.
El tramo corresponde a la calle San Vicente Mártir de Valencia y coge su nombre en recuerdo del mártir cristiano. Tiene una longitud de 3.790 metros, desde la plaza de la Reina hasta la cruz cubierta, término del barrio de San Marcelino.
[Multas de hasta 300 euros por aparcar o circular por el carril bus en Valencia]
A esta cruz gótica del siglo XV, protegida por un templete de la misma época, se le considera una "frontera psicológica", la entrada o el fin a la ciudad, y es obra de Juan Lobet.
En época árabe, esta travesía era el camino natural entre la medina -centro de la ciudad- y el monasterio de San Vicente de la Roqueta, el único templo mozárabe que se alzaba en la ciudad de Balansiya.
Durante la Guerra Civil la calle pasó a denominarse Largo Caballero por el dirigente socialista apodado el "Lenin español". Y con el paso del tiempo fue considerada como la "calle mayor" de la capital valenciana.
De entre sus edificaciones importantes destacaron las siguientes:
La Iglesia de San Martín Obispo y San Antonio Abad.
La antigüedad de la parroquia se remonta a la época de la conquista de la ciudad de Valencia por las tropas de Jaime I.
Fue construida en el siglo XIV, pero se reformó los siglos posteriores XV, XVI y XVII, lo que provocó un cambio en la fisonomía de la construcción primitiva. Los estilos por los que pasó fueron el gótico y el barroco.
Convento de San Gregorio.
En el lugar que ocupa actualmente el Teatro Olympia existió el Convento de San Gregorio, que fue erigido por el hermano fray Francisco del Niño Jesús, un religioso carmelita descalzo.
Esta institución acogía a las mujeres que, habiendo tenido un pasado relacionado con la prostitución, se encomendaban a ella para encontrar el sentido de una nueva vida.
Iglesia parroquial de San Agustín.
La iglesia perteneció a un primitivo convento fundado a finales del siglo XIII. Enfrente de él se hallaba la puerta de San Vicente de la muralla cristiana.
Además, este monasterio había sido considerado como uno de los más grandes de Valencia y perduró hasta el año 1902, momento en que fue derribado.
El antiguo claustro del convento pervive en la actualidad como un "tímido recuerdo" de lo que fue en el pasado. Queda patente en el pequeño jardín anexo al templo. Pero fue en la Guerra Civil cuando sufrió grandes daños, por lo que tuvo que ser profundamente restaurada.