Valencia

Hay un conjunto de piscinas naturales rodeadas de montañas en el interior de la provincia de Valencia que son perfectas para desconectar de la rutina, un paraje ideal para una escapada de verano. Zambullirte en sus aguas es una experiencia que llena de paz y tranquilidad.

En el término municipal de la población valenciana Quesa, a unos 7 kilómetros de la localidad, se encuentran los conocidos Charcos de Quesa. Se trata de un paraje natural en el que bañarse, disfrutar del entorno y pasar un día agradable rodeado de ancestrales montañas y senderos. El municipio forma parte de la comarca de La Canal de Navarrés y se encuentra a una hora en coche del centro de Valencia.

"Lo más característico de los charcos de Quesa son sus cuatro piscinas naturales, excavadas por el agua en el lecho del río Grande", según informan desde el área de Turismo de la Generalitat Valenciana.

Por una parte, se encuentra el Charco de la Horteta, el de las Fuentes, la Bañera y el Charco del Chorro de Corbera. Este último tiene una espectacular cascada de agua que se ha convertido en una de las imágenes icónicas y más difundidas en redes sociales del territorio valenciano.

Cascada de Quesa (Valencia). GVA

La vegetación que rodea estas piscinas naturales es mediterránea, de pinos y monte bajo. Además, la zona se ha adaptado para los visitantes y ofrece muchos servicios a las familias: aparcamientos, zona accesible para personas con dicapacidad, fuentes, zonas de pícnic, zona de juegos infantiles, aseos y vía ferrata.

A este paraje se puede llegar a pie por una ruta lineal y fácil desde Quesa, atravesando el barranco del río y siguiendo su curso natural. En coche, la opción más sencilla es aparcar en el Área Recreativa de los Charcos, en la que hay espacios con sombra, fuente, mesas y aseos, según el ayuntamiento.

Quesa forma parte de la Red Natura 2000, una red europea destinada a garantizar la conservación de la biodiversidad.

Para proteger el entorno y cuidar su mantenimiento se cobra 1 euro por persona y 2 euros por vehículo durante la época de mayor afluencia de visitantes. 

Los charcos

Los cuatro charcos son aptos para el baño y presentan diferentes tamaños y profundidades. "Aguas arriba encontramos el Charco del Chorro de Corbera, uno de los más fotogénicos y conocidos, por su espectacular cascada de agua. Deja una cueva visitable detrás de su lámina de agua y una pequeña playa de cantos rodados blancos en su contorno", según explica el ayuntamiento.

Mientras, aguas abajo se sitúa el Charco de la Perola o de la Bañera, enclavado entre una frondosa vegetación mediterránea de pinos y monte bajo. Se trata de la poza de mayor tamaño y profundidad. Sus aguas son frías y cristalinas. A continuación, las vierte al Charco de las Fuentes, "que se alimenta también de los sugerencias naturales y fuentes canalizadas, a las cuales debe su nombre", según informa el municipio.

A partir de este punto, el lecho del río Grande sigue su curso aguas abajo, pasando junto a las zonas de acceso peatonal y de aparcamiento, hasta verter sus aguas en el Charco de la Horteta, piscina natural de acceso difícil. El baño en esta zona requiere de mayor precaución para evitar incidentes.

La Canal de Navarrés es un destino ideal para toda la familia, para descubrir con tus amigos e incluso para visitar en pareja. La comarca esta compuesta de ocho municipios rurales que destacan por sus paisajes, el entorno, la cultura y las tradiciones. 

La gastronomía ocupa un lugar muy importante en el estilo de vida de la zona y los municipios cuentan con una "amplia y variada oferta culinaria". En los últimos años, la oferta se ha visto incrementada con la aparición de restaurantes que cuentan con cocineros de gran prestigio a nivel nacional e internacional.

Los restaurantes de la zona ofrecen desde los platos más innovadores y de mayor prestigio en la nueva cocina, a los típicos de la localidad, como la gachamiga, el gazpacho manchego, el arroz al horno, las gachas o el mojete arriero.