Valencia

Hay 100 pueblos en España que National Geographic destaca por ser de los "más bonitos". Algunos reciben a viajeros de todas las partes del mundo, mientras que otros mantienen secretos muy bien guardados. Aun así, todos ellos tienen en común dos características: su pequeño tamaño y su riqueza cultural y paisajística.

Según esta publicación, la España menos poblada tiene "maravillas en miniatura", que conviene marcar en el plano de las escapadas por su patrimonio, urbanismo o por su relación con el entorno. 

Es el caso de un rincón de Castellón, al que hizo honor el escritor Vicent Andrés Estellés. Se trata de Morella y hace mención especial en los versos de Document de Morella. En ellos resalta "su ubicación a los pies del Parque Natural dels Ports, al promontorio en el cual reposa, a su castillo y a sus impresionantes murallas". 

Con diez torres y seis portales, este pueblo del Maestrazgo es un enclave especial. Ya lo fue para los primeros pobladores. En sus faldas pintaron escenas de caza en las que rendían culto a la vida y lo que hoy se conocen como las pinturas rupestres de Morella La Vella.

La historia ha construido la Morella actual, en la que junto al castillo se encuentra el centro histórico donde varias iglesias abren sus puertas al visitante. Por sus estrechas callejuelas se suceden casas solariegas y palacios entre restaurantes, bares y tiendas antes de alcanzar las murallas, las torres y los portales.

El acceso principal al pueblo se hace por las Torres de San Miguel desde el siglo XIV, donde se encuentra una exposición de juegos tradicionales, aunque también se puede entrar por el Portal de San Mateo, el del rey y el del Consell.

Cerca de esta última torre se halla uno de los tesoros mejor guardados de Morella: el Jardín de los Poetas, que homenajea a grandes figuras de la poesía como Vicent Andrés Estellés.

Desde 2013 Morella forma parte de la Asociación de los Pueblos más Bonitos de España. Su ubicación inexpugnable ha atraído a lo largo de la historia a íberos, celtas, griegos, romanos y árabes.

De ahí que su castillo, una fortaleza militar situada en lo alto de la montaña sobre la propia roca, haya sido testigo de numerosas contiendas y paso de personajes históricos como la Guerra de Sucesión, las Guerras Carlistas o Abderramán III, El Cid o san Vicente Ferrer.

Entre los muros de Morella destaca también la Basílica Arciprestal Santa María la Mayor, una de las mejores demostraciones del gótico religioso en nuestro país mandado construir por Jaume I en el siglo XII, cuando Morella se convirtió en villa real.

Gastronomía

La gastronomía morellana destaca por su tradición, con recetas que han ido pasando de generación en generación. Los platos combinan materia prima de primer grado (carnes, setas, trufa o quesos) con las elaboraciones más caseras. Así se obtienen sabores intensos propios de los lugares de montaña.

Si hay un producto típico español, ese es la croqueta. Sin embargo, en Morella destaca una versión diferente: las croquellanas. Son croquetas con forma de media luna y su relleno, unido a la textura crujiente de su fina capa exterior, las convierten en un producto gurmé exquisito.

Para la elaboración de la croqueta morellana es necesario preparar un caldo a base de diferentes carnes. Como ocurre con las clásicas, se trata de una receta de aprovechamiento que le da una segunda vida a la carne de cerdo, ternera y pavo.

Interior de las croquellanas de Morella. EE

Después, consiste en acompañar a la carne con una besamel más ligera de lo habitual, y con una oblea humedecida, ya sea con agua o con huevo. Luego esta oblea se dobla y crea una forma triangular o de media luna, y se reboza en huevo y pan rallado. Finalmente, se fríen en aceite como una croqueta normal.

Este alimento desvela una "explosión de sensaciones" que surgen desde el mordisco crujiente y ligero hasta la degustación del relleno, que transporta a un viaje de tradición, sabor, cultura y montaña, según indica la marca Croquellanas, que nació para rendir homenaje a Morella y este producto.