Es un restaurante inédito. Situado en el centro de Valencia destaca por su oferta gastronómica, con productos de proximidad y recetas tradicionales valencianas, pero si algo lo hace realmente especial es que esconde el recinto deportivo más antiguo de Europa.
Se trata del Trinquet de Pelayo, conocido como la catedral de la pilota valenciana, un deporte tradicional de la Comunitat Valenciana.
Este estadio fue inaugurado el 20 de agosto de 1868 y desde el principio se convirtió en un referente del de este deporte.
En sus 156 años de historia, el Trinquet ha pasado por muchos altibajos, pero en 2015, después de unos meses de incertidumbre en el que se temió por su supervivencia, fue adquirido y restaurado por un empresario valenciano.
Actualmente es el único espacio para jugar la pilota en toda la ciudad de Valencia.
Dos años después, el 9 de octubre de 2017 se inauguró su espacio gastronómico, bautizado como Pelayo Gastro Trinquet. Está situado en la antesala del recinto deportivo y desde su puesta en marcha despertó el interés de los vecinos de la ciudad.
Primero por su diseño, ya que un conjunto escultórico de madera de vareta creado por el artista fallero Manolo García preside el salón. De hecho, el local acaba de ser reconocido por los Premios de Hostelería de Valencia de 2024, por su diseño.
Y segundo, por sus platos de cocina tradicional valenciana del chef ejecutivo Pablo Margós y del jefe de cocina, Chimo Faubell.
Para vivir la experiencia completa, la gastronómica y la deportiva, los jueves y los sábados por la tarde se disputan partidos de pilota valenciana.
"Nuestra carta está basada en la gastronomía valenciana, productos de proximidad y el toque de las brasas, sin olvidar los arroces tanto secos como melosos", señalan desde el restaurante.
Disponen de un menú del día con dos entrantes y un plato principal que puede ser arroz o fideuá y todo por un precio de 21,90 euros.
En carta pueden encontrarse tanto recetas tradicionales de la cocina valenciana como platos más vanguardistas.
Destacan los arroces como la paella valenciana clásica, el arroz al horno o el arroz del senyoret. De hecho, el chef ejecutivo, Pablo Margós, tiene otro establecimiento hostelero, el Restaurante Las Bairetas de Chiva, especializado en paellas a leñas y que es una parada obligatoria para los que viajan por carretera de Madrid a Valencia.
En Pelayo preparan otros platos más modernos, como sepia bruta a la brasa con allipebre de curri rojo y leche de coco, steak tartar sobre berenjena a la llama y nieve de parmesano o sepia de callo con mahonesa. La recomendación del chef es la titaina marinera, el plato más popular del barrio del Cabanyal de Valencia.
Como toque dulce, preparan, entre otros, una panna cota de horchata o un tiramisú valenciano, con fartons y galleta de cacao.
Además, son famosos por sus almuerzos típicos valencianos, con un precio de 8,5 euros de lunes a viernes y de 9,50 los sábados y domingos. No reservan, por lo que es aconsejable llegar pronto para tener mesa.
El jefe de cocina, Chimo Faubell, destacan desde el establecimiento, es un joven "creativo, perfeccionista y trabajador incansable". Hizo prácticas con Vicente Patiño y Luis Asensio en Saiti, que supusieron "un punto de inflexión" en su manera de enfocar su trabajo en cocina.
En 2017 empezó como cocinero en Pelayo Gastro Trinquet. Tras un año como jefe de cocina de Vaqueta Gastro Mercat, volvió a Pelayo Gastro Trinquet, pero esta vez ya como jefe de cocina.
El restaurante situado en la calle Pelayo, número 6, junto a la Estación del Norte de Valencia, abre de domingo a jueves.
La historia
El Trinquet de Pelayo fue inaugurado el jueves 20 de agosto de 1868. Se convirtió en referente y adquirió el nombre de La Catedral de l’escala i corda.
Ningún pilotari era considerado primera figura sin haber ganado antes en él. Entre las grandes figuras que han triunfado en La Catedral están Nel de Murla, Alberto Arnal "Quart", Juliet d’Alginet, Antoni Reig Ventura "Rovellet", Paco Cabanes "Genovés" y, más recientemente, Francesc Xavier Puchol i Catalunya "Puchol II".
En 1976 se realizó una gran reforma en el estadio, que pasó a ser un espacio cubierto, con luz artificial, marcadores electrónicos y gradas más cómodas.
En 2015, después de unos meses en los que se temió por su futuro, fue adquirido y restaurado nuevamente. Finalmente, el 7 de octubre reabrió sus puertas.
Poco después se restauró el espacio gastronómico, que pasó de ser el típico bar donde tomar algo antes de ver la partida a un restaurante con una gran oferta de calidad.