Este es el bonito refrán que usan en Valencia durante los días de invierno y que no se conoce en el resto de España
- Esta conocida frase en valenciano aventura la llegada de la primavera según el frío del invierno.
- Más información: Si tienes estos apellidos y eres de Valencia, desciendes de la nobleza española: esta es la lista completa
La Comunitat Valenciana cuenta con un repertorio de expresiones muy amplio y rico propio de la diversidad cultural y lingüística que caracteriza a la población de la autonomía.
Son muchos los refranes y palabras características del valenciano que tienen una gran incidencia social y que se han convertido en expresiones muy populares en los pueblos, municipios y ciudades de las tres provincias. Sin embargo, es habitual que muchas de ellas, al salir a otros lugares del país, no se entiendan y sea necesario explicarlas.
Los valencianos se caracterizan por usar en el día a día expresiones como Xé, Nano o Tete, que son las más conocidas. Sin embargo, para esta época del año en la que llega el invierno y trae consigo el frío, las lluvias y la nieve, el refranero valenciano también ofrece opciones para hablar de todo ello.
En esa riqueza del refranero valenciano, la expresión ideal para el invierno también tiene una estrecha relación con otra época del año: Si la Candelaria plora, l'hiver és fora, si la Candelaria riu, el fred és viu. Un refrán que aunque pueda parecer enrevesado, es realmente fácil de comprender.
En castellano, significa que "si la Candelaria llora, el invierno está fuera; si la Candelaria ríe, el invierno está vivo". Este refrán hace referencia a la celebración de la Candelaria, la cual tiene lugar el 2 de febrero de cada año y que es considerada como la fecha idónea para pronosticar la meteorología y los días de frío que quedan.
La tradición acerca de la celebración explica que si el día de la Candelaria, el 2 de febrero, llueve, el invierno está a punto de acabar, y, si hay un cielo claro, aún quedan días de frío.
Sin embargo, junto con esta interpretación, existe otra vinculada con el calendario lunar. En este sentido, se afirma que si hay luna nueva, no se ve y la Candelaria "llora"; si esto sucede, la primavera se adelantará. Y, por otro lado, si la Candelaria "ríe", el invierno durará más en el tiempo.
Su origen se sitúa en una antigua tradición europea cuya base se encuentra en el día de la Candelaria. Además, para la tradición católica, esta celebración, que tiene lugar en pleno invierno, cierra el ciclo navideño. Se hace cuarenta días después de Navidad y conmemora la presentación de Jesús en el templo de Jerusalén.
Creencia popular en las montañas
Vinculado con el refrán de la Candelaria, en épocas anteriores, en la montaña, también existía la creencia popular de que alrededor de la Candelaria era cuando los osos empezaban a despertarse de la hibernación: Per la Candelera, l’ós surt de l’ossera (por la Candelaria, el oso sale de la osera).
En los Pirineos, se cree que ese día el oso se despierta y sale de la cueva y que, según el tiempo que haga, se despertará del todo o volverá a dormirse. La explicación dice que el oso sale y mira el cielo nocturno: si hay luna llena, vuelve a su refugio y prolonga su letargo cuarenta días más y, si hay luna nueva, sale de su guarida, sabiendo que el invierno se ha acabado.
Día de la Marmota
Muy relacionado con la hibernación de los osos para conocer cómo será la meteorología de los próximos meses, el mismo día de la Candelaria, el 2 de febrero, se celebra una de las fiestas más conocidas a nivel internacional: el Día de la Marmota.
Esta fiesta estadounidense consiste en adivinar el fin del invierno por los movimientos del animal: si la marmota no ve su propia sombra porque el día está nublado, dejará su madriguera y, por lo tanto, la primavera se acerca.
Pero, si el día es soleado y ve su sombra, volverá a la madriguera, lo que significa que el invierno durará seis semanas más. Es una costumbre folclórica de origen bastante incierto que seguían muchos granjeros de los Estados Unidos y del Canadá y que, en algunos lugares, se ha acabado convirtiendo en una gran fiesta.