Mar Galcerán fue la imagen de portada de numerosos periódicos este jueves. Es la primera persona con síndrome de Down que ha llegado a ser diputada, y Alberto Núñez Feijóo, presidente de su partido, la invitó para que presenciara la corrección de la Constitución Española.

Su rostro de satisfacción, con los rasgos propios de la afección que padece, reflejó mejor que ningún titular el avance que ha experimentado España. Por acuerdo de todos los partidos del Congreso -menos Vox-, ya no constará el término "disminuidos" en la Carta Magna. Será sustituido por "personas con discapacidad".

La semana previa tuve la ocasión de entrevistar a Mar junto a mi compañera Raquel Granell. Fue una de esas conversaciones que iluminan.

En las redes sociales se ha puesto en duda la capacidad mental de Galcerán para representar a los valencianos. Han sido ataques cobardes desde el anonimato, aunque encierran un debate interesante. ¿Debe tener límites la inclusión en los cargos de representación pública?

La propia Galcerán replicó a estas dudas de forma brillante en nuestra entrevista. "Tenemos más capacidades que discapacidades. No todos tenemos capacidades en todos los ámbitos. Hay quien, por ejemplo, entiende de informática y hay quien no, y a las personas que no entienden no se las define por su discapacidad para la informática", manifestó. 

Mar es mucho más que una cuota de inclusión. Tiene una discapacidad, pero no hay diputada más capacitada que ella para defender los intereses de sus semejantes. En España hay más de 4,3 millones de mujeres y hombres con algún tipo de discapacidad, y 283.256 con una discapacidad intelectual reconocida. No son pocos.

No olvidemos que la diputada es también la defensora anticipada de quien pueda formar parte mañana de este colectivo. Como escribió en este periódico recientemente Lucía Moreno Roncero, "la sociedad discrimina, pero la discapacidad no". "Puede afectar a cualquiera, y no siempre es desde nacimiento. Nadie está exento de encontrarse con ella en cualquier momento".

Son muchas, en definitiva, las facetas en las que Mar Galcerán aportará más que otros representantes. No hay diputada más capacitada que ella para reivindicar el "derecho a nacer" de las personas con discapacidad, por ejemplo.

Tampoco hay nadie más capacitado para desgarrarnos con su relato sobre la amistad. "Es una de las limitaciones que tenemos las personas con capacidades diferentes: encontrar amigos. A mí me utilizaban para conseguir mis apuntes, pero a la hora de llamarme a salir a tomar algo, no contaban conmigo. A veces necesitaban mis apuntes al no venir a clase por una fiesta a la que no me habían invitado", explicó a este periódico.

No hay diputada más capacitada que Mar Galcerán para explicar las dificultades que sufren para encontrar empleo e impulsar cambios para reducirlas. "Al verte, solo por la superficialidad, te rechazan de entrada, sin conocerte realmente. Eso sí que es una limitación", criticó sobre los empresarios.

No hay diputada más capacitada para motivar a las personas discapacitadas y a sus familias: "Mi consejo es que cada uno tiene que llegar hasta donde quiera y pueda, pero que no se ponga límites. Yo aspiro a que cada persona sea la mejor versión de sí misma y que sea feliz con lo que se encuentre por el camino. Si alguno logra su objetivo, estará perfecto, pero si no, no pasa nada. El mensaje que pretendo trasladar es que las familias crean en sus hijos y apuesten por ellos", relató.

Mar Galcerán es clarividente, un regalo para los valencianos. Dejémonos iluminar por ella, porque en todas estas cuestiones es la diputada más capacitada de nuestro parlamento.