Si usted ha empezado a leer este artículo atraído por el título, una cosa es casi segura, es usted madre/padre. Los que tenemos hijos sabemos la logística y planificación que comporta la crianza durante el curso normal lectivo y el especial esfuerzo que suponen las vacaciones escolares en verano.

Son muchas las familias de nuestra ciudad que, por diferentes circunstancias, especialmente laborales o económicas, pasan el verano en València. Y ocurre que, cuando las cosas en casa no están bien económicamente el verano se nos puede presentar como una cuesta arriba de frustración que no acababa nunca.

Por un lado, la frustración de nuestros hijos, por tener que quedarse en València y no poder hacer cosas más guais, esas cosas que se supone que deben hacer los niños en verano.

Por otro lado, la frustración de los padres y madres por no poder darles a sus hijos las vacaciones que les gustaría y por esa sensación de "¿qué estoy haciendo mal?" que surge inevitablemente cuando comparas las vacaciones de tus hijos con las de Fulanito, que tiene un apartamento en la playa o las de Zutanito, que se va al chalet con piscina de sus yayos.

¿Saben? Me metí en política por cosas como esta. Por cosas como la lucha por una mejor conciliación del tiempo que permita a la gente pasar más tiempo con su familia y amigos; por cosas como que los niños -todos los niños- puedan tener unas vacaciones adecuadas para un niño; por cosas como que si no tienes más remedio que poner a un familiar mayor en una residencia, sea una pública y a cinco minutos de casa.

Sí, no les negaré que también me mueven temas como la lucha contra la ampliación del Puerto de València, o qué hacemos con el Nou Mestalla. Pero a veces tengo la sensación de que los que estamos en política y en los medios de comunicación hablamos mucho de esto último y muy poco de lo primero.

Tener que pasar el verano en una gran ciudad siendo un niño puede ser un infierno. Y más ahora que ya sabemos que cada verano hará más y más calor. Desde mi punto de vista, la política ha de servir, sobre todo, para este tipo de cosas.

Desde Compromís València nos habíamos propuesto ampliar el número de piscinas de verano en los barrios. En concreto, anunciamos dos para esta legislatura si hubiésemos continuado en la alcaldía: una en la Avenida de la Plata y otra en Torrefiel.

También anunciamos más fuentes de agua fresca en los barrios, refugios climáticos para afrontar mejor el calor y zonas de paelleros en los principales parques de la ciudad. Todo para hacer la estancia en València en verano más llevadera para los niños y mayores que pasan aquí los meses de julio y agosto.

Lamentablemente hubo cambio de gobierno. Aun así, me siento orgullosa de que mi partido considere importantes las necesidades de los niños y niñas, padres y madres, y valencianos y valencianas en general, que no se van de vacaciones fuera, por el motivo que sea, y pasan aquí los meses más calurosos del año. Y creo que, cuando recuperemos la alcaldía, las políticas enfocadas a mejorar la vida de la gente en lo cotidiano deberán situarse en el centro de nuestra gestión.

Dicen que València es la mejor ciudad del mundo para vivir, y yo estoy convencida de ello. Y creo además que sería maravilloso que lo fuese también para los niños de sus barrios y los padres y madres de éstos, que se tienen que quedar a vivirla también en verano.

Papi Robles es la portavoz de Compromís en el Ayuntamiento de Valencia